Carlos Villaseñor Franco, presidente de Coparmex Jalisco
“Lolita” se llama la vaca de don Chuy, una vaca lechera de buen tamaño y sobretodo gran productora; por desgracia, de un tiempo acá la hemos visto más flaca y es que el estiaje ha castigado las praderas donde pastorea ¡qué desgracia para Lolita! ¡No don Chuy no la venda! ¿qué hará sin su vaquita? ¿ya no le sale la venta de leche? ¡Aguante un poquito más! Pobre Lolita qué suerte la suya.
La historia de don Chuy me parece familiar ¿a usted también?
En los últimos dos años, la inflación se ha convertido en uno de los principales obstáculos para el desarrollo de todas y todos, consecuencia del entorno internacional como la pandemia y su efecto en las cadenas de suministro, sumado al conflicto armado entre Rusia y Ucrania, así como por temas nacionales, destacando la inseguridad, generado con ello una escalada de precios en los energéticos y distintos productos de la canasta básica.
Nos enfrentamos a un problema no visto en por lo menos 20 años, alcanzando al corte de la primera quincena de abril 7.72 por ciento, porcentaje que se encuentra por arriba del 3.0 por ciento del objetivo del Banco de México.
Es importante señalar que en el último año la inflación al productor ha estado por encima de la del consumidor, lo que muestra la presión inflacionaria que las empresas están teniendo, derivado de todos los factores ya mencionados, al final esto provoca que aquellas empresas con los márgenes más pequeños terminan por aumentar los precios o simplemente cerrar, por lo que es necesario trabajar en consensos y herramientas de control a través del Banco de México ¡No! en decisiones unilaterales y narrativas políticas, tal como lo anunció el Presidente en su conferencia mañanera del 25 de abril.
¿Cómo? ¡Control de precios!
La historia y la experiencia en otros países de esta estrategia, ha demostrado los efectos nocivos para la economía. Desincentiva la producción y generación de los productos, lo que genera más escasez y mayor presión al alza de los precios, aumenta el desempleo y el número de transacciones informales en los productos controlados; en otras palabras, abre una puerta a la generación de mercados negros.
Para dimensionar los efectos de esta propuesta, es necesario verla en una línea de tiempo; en el corto plazo suena muy atractiva, pues pareciera que minimiza el daño que la inflación le está ocasionando al sector de la población más vulnerable mediante precios más accesibles; sin embargo, en el largo plazo termina siendo una medida contraproducente.
Llevemos a la mesa del consumidor la leche de Lolita, don Chuy nos vendía dos litros de leche diarios, suficientes para el consumo familiar del hogar, luego cuando enflacó Lolita, la escasez se hizo evidente y subirle el precio a su producto no era opción, pues los precios los regulaba don Alfredo, por lo que, a la larga, la venta de leche no le generaba ganancias, aguantó hasta donde pudo, resultando imposible mantener a su vaquita.
La inflación ha mutado de un problema económico a uno social, es necesario atenderlo, no con recetas e imposiciones que no han funcionado en otros episodios históricos, sino, con comunicación, trabajo coordinado, unidad y sobre todo con los instrumentos que el Banco de México posee.
Me pregunto, qué hubiera pasado si se hubiera implementado una estrategia para regar los pastizales de Lolita… #OpiniónCoparmex