Armando Zúñiga Salinas, Presidente Coparmex CDMX/ Fundador Grupo IPS.
El 2022 es el primer año desde que inició la pandemia por Covid 19 en la que se comienzan a sentir, levemente, algunas mejoras en diversos sectores de la economía. Y debe ser, también, un año en el que el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) para el 2023 ayude a reactivar la economía del país.
El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) define el PEF como un instrumento normativo y de política pública, del cual se sirve el Estado Mexicano para lograr los objetivos de planeación nacional.
Como marco de este ejercicio, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) entregó el pasado 1 de abril al Congreso de la Unión, los Pre-Criterios de Política Económica 2023.
En ellos, el Gobierno de México reafirmó su compromiso de mantener los equilibrios fiscales y macroeconómicos sin descuidar su responsabilidad de garantizar el bienestar de las y los mexicanos.
Así, añaden los Pre-Criterios, para 2023 el gasto programable pagado se mantendrá constante en términos reales, lo cual, aunado a la continuidad de los proyectos prioritarios que detonarán empleos de manera directa, contribuirá a cerrar las brechas sociales y regionales del país.
En los próximos días, el secretario de Hacienda presentará al Congreso de la Unión el PEF para el 2023. Sin duda, esto podría representar una oportunidad de oro para México, si se atienden con realismo los entornos nacional e internacional.
Según la Guía Ciudadana Pre-Criterios Generales de Política Económica (PCGPE) 2023, del portal Transparencia Presupuestaria (Observatorio del Gasto), los pronósticos de crecimiento económico reflejan avances en la inversión pública y privada, así como la recuperación de los sectores más rezagados por la pandemia que estarán impulsados por una mejoría de las condiciones epidemiológicas y del mercado laboral.
La Guía resalta que “en particular, con base en las actualizaciones del marco macroeconómico para 2022 y 2023, se anticipa que el PIB registrará un crecimiento real anual de 3.4% en 2022; mientras que para 2023 se estima un crecimiento puntual de 3.5% anual.
“Los pronósticos de crecimiento para 2023 incorporan un aumento en la inversión pública por el avance de diversos proyectos de infraestructura que dinamizarán la región sur-sureste del país. Asimismo, incorporan los recientes anuncios de inversiones del sector privado, los cuales buscan aprovechar las ventajas comparativas de México, la estratégica geolocalización del país y los diversos tratados comerciales con los que cuenta”, añade dicha Guía.
En tanto, la estimación del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados para las Finanzas Públicas del 2023 considera un marco macroeconómico en el que destacan un crecimiento económico puntual de 3.5% real; un tipo de cambio promedio de 20.8 pesos por dólar; una tasa de interés nominal promedio de 7.9% (Cetes a 28 días); y una plataforma de producción de petróleo promedio de mil 851 millones de barriles diarios.
Sin duda, buenos deseos, pero en un entorno mundial de bajo crecimiento y con inflación que no se ha logrado aún contener, parece oportuno moderar las expectativas planteadas para el 2023.
Qué no perder de vista
En el actual contexto nacional e internacional, hay factores que generan incertidumbre a la economía. Así se presentan la posibilidad de nuevas variantes de Covid-19, el conflicto entre Rusia y Ucrania y las cadenas de suministros que se han visto afectadas al menos en los últimos 30 meses.
En el ámbito nacional, no echemos palomas al vuelo. Es decir, requerimos que las autoridades, en este caso la Hacendaria, sea realista con sus pronósticos y proponga en base a lo que en verdad ocurre, que no perjudiquen, entorpezcan o posterguen una posible reactivación económica con números y cifras disfrazadas.
Si bien es cierto que la actual administración tiene proyectos prioritarios a los que seguramente destinará miles de millones de pesos en recursos (Tren Maya, Refinería de Dos Bocas y el Tren Transístmico), no quiere decir que se deban descuidar otros proyectos, programas o políticas que deben ser incluidas, sí o sí, en el PEF 2023: empleo y apoyo a micros, pequeñas, medianas y grandes empresas, por citar sólo dos.
Con esta perspectiva, se debe evaluar el documento de Pre-Criterios, donde dependiendo de los supuestos es el resultado que arroja el modelo para pronosticar.
Asimismo, a estas alturas, no debería de sorprendernos un sesgo positivo por parte de Hacienda, lo cual siempre ha sucedido en administraciones pasadas. Lo relevante es que estos supuestos macroeconómicos y financieros no impliquen un deterioro robusto en las finanzas públicas.
Lo que resta es esperar para que, una vez presentado, el PEF sea realista e integre proyectos con un mínimo de rentabilidad y sostenibilidad con el fin de que realmente impacte en la prosperidad y bienestar de los mexicanos.