Colaborador Invitado

El presidente está jugando con fuego y pone en riesgo su propia sucesión presidencial

La marcha en defensa de los órganos electorales y de la democracia ha despertado el ánimo y la conciencia política.

La relación de las fuerzas políticas del país empieza a cambiar. Signo de los tiempos. Un antes y un después. La voz fuerte y sonora de las y los mexicanos se dejó oír en la CDMX, en 60 ciudades de México y en varias del extranjero. «El INE no se toca», el reclamo justiciero de miles de ciudadanos. Las imágenes y testimonios gráficos dimensionaron la importancia del evento popular.

La marcha en defensa de los órganos electorales y de la democracia ha despertado el ánimo y la conciencia política. Es el inicio del recorrido para la consolidación de un movimiento opositor plural para la contienda de 2024. Es la voz de alarma y narrativa del futuro acontecer político de México.

La marcha tomó por sorpresa al presidente, alteró su estado de ánimo y su confianza. Él minimizó el movimiento, lo denostó y llenó de agravios e insultos a los marchistas.

En política, el enojo perturba el buen razonamiento y deja sueltos los sentimientos. El equilibrio y la ponderación son consustanciales al exitoso ejercicio del poder.

A toda acción corresponde una reacción. Ante los agravios presidenciales, los partidos políticos de oposición, obligados por la contundente manifestación popular, reconstruyeron su alianza legislativa y electoral para apoyar al INE, rechazar la iniciativa del presidente e ir juntos en las elecciones del Estado de México, Coahuila y, por supuesto, en las de 2024.

La marcha convocada por el Ejecutivo para el 27 de noviembre es un error de cálculo político. Carece de legitimidad y la opinión pública considera que está integrada por acarreados y es un despilfarro de recursos. «Pero qué necesidad», como cantara Juan Gabriel.

El presidente está jugando con fuego. Su actitud beligerante e irreductible genera su propia negación, pone en riesgo su sucesión y abona a la simiente germinal de violentos enfrentamientos en el país. Los ultras, de derecha y de izquierda, son fanáticos y nihilistas, capaces de ignominias inimaginables.

Por otra parte, el manejo de la selección de la candidata o candidato de Morena a la presidencia sufre un severo desgaste y corre el riesgo de colapsar por falta de credibilidad. La gente percibe que los dados están cargados y que el presidente tomó su decisión hace tiempo. Es una ficción y un ejercicio de distracción política. Sin embargo, los vientos anuncian tormentas y recrudecimiento del conflicto político nacional que impactará en la determinación final de López Obrador. En política nada está escrito, todo puede cambiar.

Monreal ya cruzó el Rubicón. No hay marcha atrás, ya inició el recorrido del futuro. El destino lo alcanzó. Vienen la ruptura y la diáspora morenista.

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