Colaborador Invitado

Invertir con propósito y cómo aumentar las probabilidades de lograr tus objetivos

El mundo de las inversiones lleva mucho tiempo existiendo y podemos asumir que es como una ciencia que se puede estudiar y se puede entender qué es lo que funciona, lo que no y las razones de esto.

En el terreno de las inversiones existe la percepción de que un inversionista exitoso es una persona con mucho capital, que posee un amplio conocimiento de finanzas y tiene experiencia probada en los mercados bursátiles. Dicha percepción se ve reforzada por la cantidad de desinformación que abunda en algunos medios y redes sociales, la cual está plagada de mitos y, en muchas ocasiones, aleja a las personas de la posibilidad de convertirse en inversionistas.

Hoy en México se han reducido sustancialmente las barreras de acceso, por ello, hoy todos podemos ser inversionistas. Bajo esta premisa existen una serie de claves para invertir con éxito y cumplir tus objetivos sin tener que ser un experto y claramente no esperar o depender de un golpe de suerte extraordinario.

Las inversiones son más que la compra y venta de acciones o los bonos gubernamentales, lo más importante es saber que invertir se trata de ti y de tus objetivos. Es común comenzar pensando en los resultados, un 5% o 10% de rendimiento, pero lo primero es preguntarnos qué es lo que nos preocupa y qué es lo que queremos lograr con nuestras inversiones. Cuestiones como el plan de retiro, hacerle frente a una eventualidad, entre otras. Los escenarios son complejos y personales como cada inversionista y su momento particular de vida, pero es un ejercicio fundamental para definir los objetivos financieros.

Considero que hay cuatro claves que para mí son esenciales y son la base de cualquier estrategia o camino para lograrlo y que no importa lo que quieras conseguir, siempre funcionarán. La primera, es que toda inversión exitosa comienza con un plan. Es importante asegurarnos que tenemos un plan bien hecho con metas claras. La realidad es que todos, independientemente del camino recorrido en materia de inversiones, cualquiera que sea el capital del que dispongamos, podemos empezar con dos metas muy simples.

En primer lugar, es tener una meta de corto plazo a la cual vamos a llamar nuestro fondo de reserva. Algunas personas pudieran llamarle fondo de ahorro, pero me gusta más el concepto de fondo de reserva por el objetivo principal que tiene que es el de darnos tranquilidad, de generarnos un estado de confianza, y aquí buscaremos tener entre 3 y 6 meses de nuestros gastos corrientes invertidos en instrumentos de bajo riesgo que nos ayuden a preservar el valor de nuestro capital en el tiempo. La segunda, es tener una meta de largo plazo a la que podemos llamar de la misma forma, aunque hay gente que le gusta verlo como su fondo de retiro, porque les permite realmente visualizar el componente más importante para que esta meta sea exitosa que es el tiempo, es decir, el largo plazo. Este objetivo debiera de estar invertido en un portafolio diversificado de acciones, bonos, bienes raíces y algunos otros tipos de activos. Lo importante aquí es poder aprovechar el interés compuesto para verdaderamente hacer crecer nuestro dinero sabiendo que podemos vivir momentos de volatilidad. Con estas dos metas en mente, regreso a las claves para invertir.

La segunda clave es que hay que olvidarnos o no hacer caso de todos los mitos que hay allá afuera. Básicamente es enfocarnos en los hechos. El mundo de las inversiones lleva mucho tiempo existiendo y podemos asumir que es como una ciencia que se puede estudiar y se puede entender qué es lo que funciona y lo que no y las razones de esto.

La tercera clave es probablemente la más poderosa en términos de qué es lo que más aumenta tus probabilidades de éxito y radica en saber que la paciencia es la llave del éxito. Invertir requiere tiempo, no existen atajos. Las inversiones, normalmente, no se mueven en línea recta, invertir viene acompañado de momentos de volatilidad que pudieran llevarnos a tomar decisiones incorrectas si no tenemos un objetivo o un plan bien definido y una guía de cómo manejar esos momentos.

Por último, la cuarta clave está enfocada en el hecho de que nuestras vidas cambian, por ello, nuestros planes y objetivos también deben de hacerlo. No podemos predecir con total certeza qué nos espera en el futuro, pero sí podemos planear y prepararnos para aumentar las probabilidades de éxito y adaptarnos al cambio si fuese necesario. Constantemente tenemos que revaluar si tenemos que aumentar o disminuir el riesgo de nuestras inversiones con base en los objetivos que tenemos enfrente. Recomiendo evaluar el plan de inversión y objetivos al menos una vez al año.

Como podrás darte cuenta, ser exitoso a la hora de invertir está al alcance de todos teniendo presente estas cuatro claves. Lo importante es que se conviertan en un círculo virtuoso, empezar por armar un plan, hacer caso a los hechos, tener paciencia y disciplina, adaptarnos si hay cambios en nuestras vidas y volver a hacer un plan, y así sucesivamente.

Algunos de los puntos anteriores pudieran resultar complejos para algunas personas o simplemente habrá otros que querrán que alguien los ayude a lograrlos y por ello, también existe la opción de que el inversionista sea guiado y acompañado por un asesor financiero que lo ayudará a definir sus objetivos, armar un plan, escoger el mejor producto o estrategia de inversión y ayudarlo a tomar las mejores decisiones en los momentos difíciles.

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