Colaborador Invitado

Nearshoring: Una nueva fiebre del oro

La idea es recibir empresas estratégicamente interesantes, se generen empleos bien remunerados, desarrollen nuevas tecnologías y cuiden nuestro medio ambiente, entre otras cosas.

La ventaja se la lleva aquel que aprovecha el momento oportuno.

Goethe (1749-1832) Escritor y poeta alemán.

“La oportunidad es enorme”. Es una frase que se escucha frecuentemente sobre el Nearshoring en conversaciones, artículos, análisis y diversos foros. No cabe duda que así es, aunque no existe un consenso claro sobre el tamaño de la misma ni del monto potencial de atracción de inversión que puede llegar a México. Es evidente que la idea es recibir empresas estratégicamente interesantes, siempre y cuando se generen empleos bien remunerados, desarrollen nuevas tecnologías y cuiden nuestro medio ambiente, entre otras cosas.

Por dar algunas cifras, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) señala que el monto potencial es de $35,300 millones de dólares, mientras que el Grupo Financiero Banorte señala que pudiera ascender a más de $168 mil millones de dólares.

Más allá de la cantidad resultante de todo este proceso, lo importante es que a nivel federal, estatal y municipal se esté a la altura para aprovechar la oportunidad. Si bien las empresas están buscando ubicaciones estratégicas en diversos estados de la república, hay dos ingredientes principales que se necesitan para poder tomar decisiones: confianza y acompañamiento.

Es importante no confundir la estrategia de atracción de inversión. Si bien sería deseable que llegaran las grandes fábricas de microprocesadores, hay que reconocer que los Estados Unidos, derivado del Chip Act, estarán recibiendo la mayor parte de esas grandes inversiones que van de $10 mil a $20 mil millones de dólares cada una.

Con esto en mente ¿Cómo es que lograremos esas cantidades tan importantes de inversión extranjera directa? Reflexionando alrededor de este cuestionamiento me vino a la mente la Fiebre del Oro vivida entre 1847 y 1855 donde la más famosa justamente fue la que se vivió en California.

Si pensamos en aquellos tiempos; los buscadores de oro, que también fueron conocidos como forty niners, llegaron de todo el mundo aún sabiendo de los peligros y circunstancias en contra. Y a pesar que las personas buscaron desenfrenadamente oro, muy pocos fueron los que lograron en realidad enriquecerse encontrando este metal tan preciado. De hecho, quienes realmente se beneficiaron y obtuvieron ganancias considerables fueron los comerciantes que pusieron a la disposición de los “cazadores de oro” las palas, cubetas, sombreros, ropa, botas y en general todo lo que se necesitaba para poder emprender esa búsqueda del metal.

Me parece que nuestro país debe hacer lo mismo. Más que ir por las grandes fábricas, que lo más probable es que se vayan a Estados Unidos, debemos hacer 3 cosas muy concretas:

  1. Buscar a los proveedores más importantes del sector de microprocesadores que se encuentran en Asia y apoyarles para venir a México, buscando con ello aprovechar la ventaja geográfica que tiene nuestro país.
  2. Tener un mapeo del potencial de proveeduría que ya existe en nuestro país y que puede surtir de materias primas y diversos materiales a esas grandes empresas de forma que puedan acercarse y generar desarrollo económico en los distintos estados. Un caso claro es lo que hay en Jalisco que desde 1962 está recibiendo inversiones de tecnología, sin dejar de lado a Baja California, Nuevo León y Querétaro, por mencionar algunos.
  3. Desarrollar proveeduría nacional que les permita incluirse en las cadenas de suministro globales. Para hacer esto deberán generar programas de incentivos que les permita tener las certificaciones y/o condiciones adecuadas para vender sus productos.

Se me viene a la mente una empresa de Jalisco que fabrica cercas perimetrales de protección para el área de trabajo de los robots. Sus estándares de calidad, su capacidad de producción y experiencia la hacen sujeta a integrarse a las cadenas de empresas armadoras de autos y en general de las industrias automatizadas.

La labor que los distintos gobiernos pueden, y deben, hacer es generar vinculaciones más allá de las fronteras estatales e internacionales. Organizaciones como la Asociación de Secretarios de Desarrollo Económico puede ser un punto de arranque importante para hacer un mapeo y vinculación que trascienda las fronteras estatales.

En la medida que las empresas extranjeras vean que nuestro país tiene las condiciones, la oportunidad de que lleguen nuevas compañías aumentará de manera muy importante, no sólo por la cercanía con Estados Unidos, sino también por la gran cantidad de empresas que son proveedores potenciales.

De manera adicional, es necesario que nuestro país se enfoque a generar el talento suficiente para que puedan llenar las vacantes que se estarán generando. Para ello, se deberán hacer las adaptaciones necesarias a los planes de estudio de las universidades y especialmente, trabajar de la mano con las empresas para definir sus necesidades de capital humano y así alinear de mejor forma la currícula de las distintas carreras en universidades e institutos tecnológicos.

En conclusión, la oportunidad existe, pero es necesario que se den las condiciones y que en todos los niveles se generen las condiciones, se tenga la flexibilidad y la visión de largo plazo para poder ser receptores de inversiones que verdaderamente detonen el crecimiento económico de México.

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