Mexicanos Primero

Apoyo socioemocional para combatir el acoso escolar

Es urgente empezar a poner el enfoque en el desarrollo de habilidades sociales y emocionales de las y los estudiantes encaminadas a desarrollar empatía.

A través de las redes sociales conocimos una terrible historia de acoso escolar que llegó a las peores consecuencias, la muerte de una niña de 14 años. Las y los adolescentes que presenciaron el hecho, en vez de intervenir, grabaron con sus teléfonos y alentaron a la violencia. Las y los adultos estuvieron ausentes en ese instante y en todo lo que aconteció para llegar a él. Y también los adultos nos enfrascamos en discusiones virtuales sobre las consecuencias que se debían aplicar al caso y buscando culpables indirectos. Las autoridades tomaron cartas en el asunto repartiendo los castigos que parecerían apropiados, pero poco o nada se está haciendo para prevenir sistémicamente este problema.

El acoso escolar o bullying debe combatirse antes de que suceda, y todas y todos debemos de participar en la creación y ejecución de prácticas que incluyan como mínimo: concientización sobre su impacto negativo; políticas, reglas y protocolos claros que establezcan consecuencias, pero también procesos de denuncia que hagan sentir en confianza y a salvo a quienes acuden a ellos, así como los pasos a seguir y las herramientas para la intervención temprana por parte del personal escolar; fomento al respeto y la inclusión, pero también a aprender a abrazar las diferencias; e involucrar a las familias.

Es decir que, aunque son las chicas y chicos quienes lo ejercen, nos toca a los más grandes meternos y hacer algo. Es indignante que una adolescente haya golpeado a otra hasta causarle lesiones de muerte sin que ningún adulto hubiese intervenido, pero también lo sería que luego de la tragedia continuemos sin hacer nada para prevenir que esto jamás vuelva a suceder.

Es urgente empezar a poner el enfoque en el desarrollo de habilidades sociales y emocionales de las y los estudiantes encaminadas a desarrollar empatía, aprender a establecer relaciones saludables, a solucionar conflictos, comunicarse de manera asertiva y a reforzar valores y principios éticos. Además, es necesario poner este enfoque pensando en quienes ya han sido víctimas, pues necesitan contar con una red de apoyo, recuperarse del trauma, sentirse valorados y tener acceso a servicios de consejería.

Estudios como PISA: Bienestar estudiantil 2018 o el publicado por el Journal of School Violence en 2021 titulado “Maestros que dan apoyo como factor contra el acoso y el ciberacoso”, han comprobado que existe una relación de a mayor apoyo socioemocional, menor acoso. También hay evidencia de esto por buenas prácticas en países como China, Japón, España, Noruega y Australia.

El apoyo socioemocional ha sido importante y necesario siempre, pero ahora después de la pandemia en la que se agravaron los problemas de depresión, ansiedad y violencia en las niñas niños y jóvenes, debe ser una prioridad. Además, es imprescindible dar a las y los docentes formación adecuada para que cuenten con las habilidades y herramientas necesarias para la prevención del acoso y acompañamiento en caso de que suceda.

Las consecuencias legales a las personas culpables, no son suficientes. Norma Lizbeth no tendrá justicia hasta que el sistema no cambie y asegure que lo que le pasó a ella no le pasará nunca más a nadie.

Jeny Farías es directora de Proyectos en Mexicanos Primero.

COLUMNAS ANTERIORES

Presupuesto 2025, sin sorpresas en educación
Violencia, acoso escolar y menstruación digna

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.