Carlos Alberto González Tabares, director de Análisis Económico, Cambiario y Bursátil de Grupo Financiero Monex
Luego del avance observado durante el año en los mercados accionarios de más del 8.0 por ciento y 16 por ciento para el S&P 500 y el Nasdaq respectivamente, y de cerca del 13 por ciento para el IPyC, a pesar de una inflación elevada a nivel mundial, una política monetaria restrictiva en la mayoría de los países, la volatilidad que generó la “mini-crisis” financiera en días recientes, y los temores de recesión a nivel mundial, muchos participantes comienzan a preguntarse si es momento de aumentar posiciones en renta variable, o bien, si el rendimiento acumulado en el año obedece a un rebote tras la fuerte caída observada el año anterior, lo que se conoce como un “bear market rally”.
Ciertamente en los “pisos” de un mercado bajista, las noticias siguen siendo negativas y mientras los pequeños inversionistas terminan de vender sus posiciones (generalmente apanicados), los grandes inversionistas compran acciones con horizontes de inversión de largo plazo, con lo que típicamente después de un periodo de consolidación inicia un mercado alcista, justamente donde la mayoría de los inversionistas quisieran participar, aunque en realidad solo pocos lo consiguen. Sin embargo, la coyuntura actual parece estar más cerca de presentar un ajuste en los mercados que una continuidad del rally alcista.
En lo que respecta a las bolsas norteamericanas, el premio al riesgo del mercado actual, es decir, el diferencial entre el rendimiento implícito del S&P 500 respecto al bono de largo plazo, en días recientes alcanzó un mínimo de 1.3 veces, nivel no observado desde principios del 2010, y muy por debajo del promedio de los últimos 10 años de 2.8 veces. Lo anterior quiere decir que el premio por estar invertido en el mercado accionario respecto al mercado de bonos es muy bajo, lo cual, no compensa la relación riesgo-rendimiento en este momento.
Lo anterior obedece a la combinación de dos factores: 1) el incremento observado en las tasas de interés; y 2) a la menor expectativa de crecimiento en las utilidades de las empresas. En ambos factores no se percibe una mejora en el futuro cercano, las tasas de interés permanecerán elevadas por un periodo largo, y las expectativas de crecimiento de las empresas no son tan buenas para este año, pues se estima una caída en las utilidades de las empresas del S&P’s de 1.2 por ciento, e incluso, después de los reportes corporativos al 1T23 podría esperarse alguna revisión a la baja ante un escenario de mayor desaceleración económica estimada (sin considerar necesariamente una recesión). Lo que quiere decir es que la única forma de obtener un mayor premio al riesgo de mercado en este momento sería que los precios de los índices accionarios se ajustaran. Hoy las condiciones señalan que los mercados en EU están caros, el crecimiento de las empresas es limitado, la evolución de la economía es incierta y por lo tanto aún es momento de aprovechar las elevadas tasas de interés.
En el caso de nuestro mercado accionario, la prima por estar invertido en Bolsa actualmente es de 1.86 veces el rendimiento de la tasa de interés de largo plazo, lo cual, aunque se encuentra aún lejos de los mínimos de 1.3 veces observados a mediados del 2008, ciertamente se encuentran por debajo del promedio de los últimos 10 años de 2.2 veces. En conclusión, podemos decir que nuestro mercado accionario no necesariamente está caro, sin embargo, el elevado nivel de tasas de interés lo hacen menos atractivo en este momento.
De igual forma que los índices accionarios en EU, en el corto plazo no vemos un mayor abaratamiento en las valuaciones de nuestro mercado ante un escenario de crecimiento económico moderado y expectativas de crecimiento limitadas para las empresas locales, al tiempo que tampoco esperamos una reducción en las tasas de interés por lo menos durante este año, por lo anterior, para pensar en un mayor premio al riesgo de mercado será necesario observar un ajuste en los principales índices accionarios, de esta forma, consideramos que en el momento actual es mejor aprovechar los altos niveles de tasas de interés locales, las cuales por cierto ofrecen tasas reales positivas.
Por último, señalaría que hasta ahora hemos visto una disociación entre la visión de los participantes con el optimismo observado en los mercados, y la visión de los bancos centrales y analistas respecto a la economía real, que en algún momento tendrá que alinearse, y me parece que la convergencia se dará más probable en un escenario de desaceleración y ajustes en las bolsas, antes de un movimiento alcista más duradero.