Eduardo Reyes, socio líder de Consulting Solutions en PwC México
En los últimos dos años los criterios medioambientales, sociales y de gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés) han tomado una mayor importancia para las empresas, inversionistas, instituciones financieras y calificadoras. Su implementación se ha acelerado en los últimos tiempos, a medida que los reguladores han generado mayores requerimientos.
Estamos en un momento crucial para que los desafíos medioambientales y sociales, como la mitigación y adaptación al cambio climático, y la reducción de la desigualdad social, sean tomados en consideración en la estrategia general de negocio. ¿Cómo empezar esta transformación ESG? Un buen punto de partida es la comprensión de los marcos de referencia y estándares a nivel global y nacional. Por ejemplo, si una empresa es pública podría adoptar el marco del International Sustainability Standards Board, que emite las IFRS para la divulgación de métricas sustentables relevantes para los mercados financieros.
En México, las empresas pueden identificar qué actividades productivas, proyectos de inversión o activos son sostenibles e importantes para las instituciones financieras a través de la Taxonomía Sostenible, elaborada por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), ya que es un sistema de clasificación basado en ciencia que define las actividades consideradas como sostenibles.
El papel de los criterios ESG en la generación de valor
Los criterios ESG no es una moda pasajera ni tampoco es un nice to have para las empresas, sino la nueva forma de generar valor en un mundo cada vez más complejo, polarizado y que sufre de los efectos negativos del cambio climático.
Si bien, inicialmente la aplicación de algunos de los criterios ESG pueden implicar un costo adicional (otros criterios ya podrían estar siendo aplicados de manera implícita en la organización), los beneficios suelen ser superiores al incluirlos en la estrategia. De acuerdo con la Global CEO Survey 2023, más de la mitad de los directores generales mexicanos (57 por ciento) considera que la cadena de suministro podría sufrir un impacto significativo debido al riesgo climático. Un ejemplo tangible de esto, ocurrió en China en 2022, cuando una sequía provocó que sus centrales hidroeléctricas pararan operaciones y, con ello, la producción manufacturera de electrónicos de la región de Sichuan.
Cabe destacar que, los criterios ESG abarcan una serie de elementos que van desde la reducción de emisiones de carbono hasta asuntos de anticorrupción y/o lavado de dinero. Sí, son tres dimensiones que deben considerarse en la estrategia general de negocio, pero lo más rentable y viable para las compañías es enfocarse en las acciones que tengan mayor valor y según las capacidades de organización.
Realizar acciones tangibles y alcanzables
Los CEOs y los consejos de administración pueden construir una estrategia ESG exitosa si ésta está alineada y es coherente con sus capacidades y forma de competir. No obstante, también es fundamental una evaluación continua de nuevos elementos a futuro para que generen nuevo valor y sean beneficiosos para la organización.
Por ejemplo, si se invierte en generación eléctrica mediante fuentes renovables, podría ser económicamente rentable a corto plazo. De hecho, el costo de este tipo de energía para las empresas es más barato que cualquier nueva capacidad de electricidad basada en combustibles fósiles, de acuerdo con un informe de la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA).
Por otro lado, hay capacidades que deben tener una planificación a largo plazo. Un ejemplo es mejorar el comportamiento corporativo en los consejos de administración, que, si bien no podría generar un costo adicional per se, sí implica un cambio cultural que lleva tiempo su aplicación, ya que requiere de un análisis de mecanismos para mejorar la manera en la que se transparenta la información, aumenta la ética de los negocios o incrementa la diversidad en los consejos.
Las empresas mexicanas pueden comenzar su transformación evaluando qué capacidades pueden integrar los criterios ESG para lograr resultados tangibles y alcanzables. La generación de nuevo valor no necesariamente es invertir e innovar en nuevas áreas, sino identificar las oportunidades que pueda haber en nuestro negocio y robustecer las mismas.