Jorge Velarde y Jair Bravo
En 2023, México ha experimentado un notable auge económico impulsado por el nearshoring principalmente en los estados del norte del país, que vislumbra incluso crecimientos cercanos a dos dígitos; fenómeno que se atribuye a factores externos de naturaleza geopolítica como lo son la guerra Rusia-Ucrania y el conflicto comercial China-Estados Unidos. Estos factores podrían beneficiar a México incluso con crecimientos de 4.0 por ciento, sin embargo, la desigualdad entre las diferentes clases sociales persiste, lo cual es un reto que se tiene como país para reenfocar la política económica.
En la escena política, existe un partido hegemónico en el Ejecutivo y Congreso Federal, en la mayoría de los congresos estatales y en las gubernaturas, contexto donde no se prevén modificaciones. Esta administración ha implementado cambios estructurales en las leyes federales sin buscar ni necesitar consensos, gracias a su mayoría calificada. En el camino ha perjudicado a organismos independientes, a la Suprema Corte de Justicia de la Nación y a la oposición.
Esta nueva forma de gobierno de no generar políticas económicas incluyentes pudiera llevar a una mayor desigualdad social en los sectores menos privilegiados, que aunque no tienen un cambio en su calidad de vida, el apoyo marginal que reciben mensualmente del Gobierno Federal es suficiente para respaldar a ese mismo Gobierno Federal (quid pro quo). En las restantes clases sociales se perciben desacuerdos en las decisiones gubernamentales y preocupación por el rumbo que lleva actualmente el país.
A pesar de la estabilidad económica que goza actualmente México, se prevé que en 2023 y 2024 se destinen menos fondos a la inversión pública, y la iniciativa privada sea cautelosa con sus inversiones durante este periodo, ya que el enfoque estará centrado en las elecciones de 2024, lo que pudiera afectar durante ese periodo la inercia del crecimiento del país y la continuidad de la política económica.
En el contexto de las elecciones, existe una oposición débil, desorganizada y con una imagen afectada por la fuerte corrupción, una problemática que aqueja a todos los gobiernos y partidos políticos sin excepción.
En conclusión, México enfrenta una serie de desafíos en diferentes ámbitos: (I) aunque la economía es fuerte, persiste la desigualdad social, (II) aunque somos una democracia, existen decisiones que pudieran afectarla en el mediano plazo, y (III) aunque existirá un desbalance presupuestal en 2024, más preocupante que la economía, será el ámbito político, en donde el hecho de que los liderazgos sean débiles, puede llevar a generar un desequilibrio de las fuerzas políticas y económicas que son la base para mantener el rumbo económico y la democracia del país.
Ante esta serie de desafíos y en ocasiones falta de solidez estratégica, en 2023 y 2024 se prevé que no existan cambios en las tendencias actuales, solo una inercia, que se podría ver afectada únicamente por factores externos o internos extraordinarios como fue la pandemia, las tensiones geopolíticas globales o al interior de México; por factores tales como una fuerte participación ciudadana que obligue a las fuerzas políticas del país a recomponerse. Sin embargo, en el ámbito político actual no existen líderes genuinos salidos de la ciudadanía con intereses apartidistas que pudieren marcar un cambio, por lo que como dijo Martin Luther King, “Puede que no seas responsable de la situación en la que estás, pero lo serás si no haces nada para cambiarla”.
Jorge Velarde es Socio y Jair Bravo es Socio director de Bravo Abogados