Colaborador Invitado

Un peso fuerte: hasta cuándo y para qué

Un peso fuerte dependerá de que sigan entrando dólares, pero también de que México ponga de su parte: garantizar la certeza jurídica, mejorar la seguridad y ofrecer certidumbre.

Sofía Ramírez Aguilar, Directora General de México, ¿cómo vamos?

El peso mexicano está en boca de todos. A pesar de los saltitos en el tipo de cambio tras las reiteradas quiebras de bancos en EU y Europa se ha mantenido consistentemente por debajo de los 18 pesos desde marzo. El consenso era que sobrepasaría los 20 pesos por dólar en el primer trimestre de 2023… ¿qué pasó?

El tipo de cambio está fuerte por varios factores, pero la pregunta es hasta cuándo y para qué. El enorme ingreso de dólares a la economía mexicana en los últimos años ha sido el principal factor de apreciación del peso. En medio de un conflicto comercial y geopolítico entre las dos economías más grandes del mundo, Estados Unidos y China, México se logró posicionar como el principal socio comercial de EU en el primer trimestre de este año. El dinamismo de las exportaciones manufactureras de México hacia EU y el mundo en 2022 sumó más de 508 mil millones de dólares (mdd), pero para marzo de este año ya mostraba señales de debilitamiento. Las importaciones de bienes intermedios en México y en EU se contrajeron ligeramente y los inventarios de petróleo y gas en EU aumentaron ante una menor demanda, lo cual indica que en los meses próximos no se producirá tanto. No se detendrán las exportaciones de México a EU porque las economías aún no se contraen, pero no es improbable que lo hagan hacia finales del año y, con ello, llegarán menos dólares.

En 2022, la entrada de dólares a México en se vio alimentada, además, por montos históricos en remesas (58.5 mil mdd), pero la ralentización de la economía norteamericana no garantiza esos mismos niveles en 2023. Las exportaciones petroleras por 39.2 mil mdd en 2022 fueron resultado de mejores precios que ahora, por lo que también ahí disminuirá el ingreso de dólares. ¿La caída moderada de estas tres fuentes de divisas a México en 2023 puede representar el final de un ciclo de apreciación del peso? Tal vez no.

La entrada de dólares de otras fuentes será mayor a la que tuvimos en 2022 y podría compensar la caída en exportaciones y remesas. La inversión extranjera directa (IED), que en 2022 (35.3 mil mdd) fue 12 por ciento mayor que el año previo, así como turismo (28 mil mdd en 2022) y la compra de valores gubernamentales por parte de residentes en el exterior (7.8 mil mdd en 2022, según un reporte de Monex), serán previsiblemente mayores en 2023 que en 2022 si su comportamiento se mantiene el resto del año. Si el nearshoring es tan real como parece, la inversión seguirá llegando. El saldo neto de la IED, sin embargo, dependerá también de cuánta inversión salga del país, no solo cuánta llegue. La apuesta está en poner la mesa para que la inversión llegue y, la que hay, no se vaya.

La otra apuesta para que el peso se mantenga fuerte es que la inflación siga bajando –así sea un camino lento– y no haya eventos de incertidumbre global tan profundos como para que la inversión en cartera busque refugiarse en dólares, provocando episodios de depreciación abrupta para el peso. El entorno financiero global ha tenido algunas escenas de suspenso este año, como el quiebre de bancos regionales en EU, o de bancos de mayor tamaño en Europa, o la bancarrota de cientos de empresas de tamaño considerable en el mundo, o incluso la amenaza latente de que el Congreso de EU no eleve el techo de la deuda pública antes del 1 de junio para garantizar el pago de sus obligaciones.

Entonces, un peso fuerte ¿hasta cuándo y para qué? Algunos consideran que un tipo de cambio de 17.50 pesos por dólar es una señal de buen manejo macroeconómico. ¿De verdad cambiamos tan drásticamente el curso de la recuperación económica, que ocurrió tarde en 2022 tras dos años de pandemia, dejando un PIB por habitante en niveles de 2015 y un poder adquisitivo muy deteriorado? ¿Estamos promoviendo la llegada de inversiones y el suministro de energía verde para insertarnos en las cadenas de gran valor en Norteamérica?

Con un poco de suerte, un peso fuerte dependerá de que sigan entrando dólares, pero también de que México ponga de su parte: garantizar la certeza jurídica, mejorar la seguridad carretera y ofrecer certidumbre a las inversiones. En cambio, el gobierno mexicano ha rehuido a parte de sus obligaciones de Estado y únicamente ha mantenido un manejo conservador de la deuda y de las finanzas públicas, sin cuestionar sus prioridades de gasto ni la sostenibilidad fiscal en el mediano plazo. Así, el peso fuerte no necesariamente va a durar ni nos va a beneficiar.

La fortaleza del peso tiene un límite: la pérdida de competitividad para seguir exportando manufacturas, que son nuestra principal fuente de divisas. Si nos volvemos exportadores caros, pero no incrementamos la productividad, ni garantizamos la energía limpia, el Estado de derecho, la seguridad pública y la certeza jurídica, eventualmente dejarán de llegar inversiones; irán comprándonos menos porque será caro. Dejarán de entrar dólares y eventualmente el peso se depreciará sin que hayamos promovido la exportación de valor, la inversión productiva ni el turismo para poder financiar el desarrollo de largo plazo.

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