Alejandro Pagés, director de Asesoría en Sustentabilidad, ASG y Economía Circular de KPMG en México
La industria inmobiliaria es una de las más grandes y valiosas a nivel mundial; sin embargo, actualmente se enfrenta a un importante reto: frenar y contener su impacto ambiental. Según el Carbon Risk Real Estate Monitor (CRREM)1 de la Unión Europea, este sector es responsable de casi 40 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Lo anterior se suma a múltiples amenazas derivadas de los efectos del cambio climático, tales como desastres naturales, escasez de recursos hídricos, altos precios de la energía, entre otros. Por lo tanto, los inversionistas deben llevar a cabo una transición hacia actividades que representen una menor emisión de carbono, así como adoptar modelos de negocio innovadores y sostenibles.
En México, una proporción cada vez mayor de los bienes raíces está integrada por administradoras de activos inmobiliarios o fideicomisos de inversión en bienes raíces (Fibras), que generan ingresos y están estructuradas como fondos de inversión. Estas operan en una amplia gama de segmentos que incluyen viviendas, comercios, oficinas, centros de salud, hoteles e industrias. A saber, estos segmentos representan alrededor de 36 por ciento del consumo mundial de energía y generan alrededor de 29 por ciento de las emisiones totales de GEI, reporta también el CRREM.
Asimismo, en nuestro país, el segmento inmobiliario industrial estimado por la Asociación Mexicana de Parques Industriales Privados (AMPIP) supera los 44 millones de metros cuadrados, es decir, la mayor proporción en los portafolios de inversión. De hecho, pese a los efectos subsecuentes de la pandemia y a la etapa inflacionaria que se vive actualmente, este se ha mantenido en auge debido a la relocalización de las cadenas de producción y suministro hacia territorio mexicano, una operación conocida como nearshoring. Este crecimiento se vio reflejado en el primer trimestre de 2023 en el índice S&P/BMV FIBRAS de la Bolsa Mexicana de Valores (BMV), el cual ganó 9.0 pro ciento; las regiones más beneficiadas corresponden a estados fronterizos y los centros logísticos como la Ciudad de México. Se prevé que esta estrategia de externalización siga aumentando su demanda de forma estable.
Retos de la transformación
El camino hacia el cero neto o net zero: es decir, la disminución de los GEI hasta dejarlos lo más cerca posible a emisiones nulas, es uno de los impulsores clave que está influyendo en la toma de decisiones de las y los líderes de la estrategia corporativa de la industria. De acuerdo con el reporte de 2022 de KPMG International, A game changer. How corporate strategy drivers are elevating the strategic importance of corporate real estate, la sostenibilidad se ha convertido en una prioridad para las empresas de todo el mundo, por lo que 93 por ciento de los corporativos inmobiliarios (CI) consideran que los factores ambientales, sociales y de gobierno corporativo (ASG) son temas críticos que están generando un nuevo panorama de crecimiento. Hoy en día, los CI están dispuestos a reducir la huella de carbono en toda su cadena de valor para lograr un menor impacto en el medio ambiente.
Así pues, el desarrollo de la construcción y remodelación en el sector inmobiliario continuará acompañado del auge de la administración inmobiliaria, en la que no habrá lugar para las edificaciones no sostenibles, las cuales se están volviendo poco rentables y difíciles de financiar. Al mismo tiempo, la demanda de edificios nuevos o modernizados aumenta, lo que favorece a los bienes raíces ecológicos que ofrecen amplias oportunidades, no solo para acelerar la sostenibilidad, sino también para reforzar la regeneración y la resiliencia que capitalizan y preparan activos para el futuro.
En este sentido, los inversionistas deberán estar preparados para cumplir con las políticas para lograr cero emisiones netas en el sector inmobiliario, así como considerar el aumento tanto de los precios del carbono como de los estándares de construcción y de eficiencia energética. Asimismo, con los altos precios del carbono habrá mayores costos de energía y gastos operativos para activos reales, por lo que será necesario más financiamiento para cumplir con los requerimientos y evitar así restricciones en el alquiler o las ventas, pues los costos adicionales pueden hacer que los activos anticuados y de alta emisión sean menos deseables.
Además, los objetivos ASG corporativos no se limitan a reducir el impacto ambiental, sino que también deben lograr el bienestar, la diversidad y la inclusión, en interacción con las partes interesadas, de las colaboradoras y colaboradores que hoy encuentran motivación en el propósito de sus trabajos y credenciales ASG, las cuales velan por el futuro de la empresa, pero también por el del planeta. Lo anterior requiere que las y los líderes e inversionistas cuenten con un plan de transformación alineado con la estrategia corporativa y de sostenibilidad que incluya una amplia visión global del potencial, los retos, riesgos y oportunidades.
1 Managing Transition Risk in Real Estate, Carbon Risk Real Estate Monitor y UN Environment Programme, 2022.