Paola Salvador, socia líder de servicios core de Reporte y Cumplimiento, EY México
Hoy en día varias empresas buscan generar mayores ingresos con menos recursos y reducciones de costos. Esto las ha llevado a ajustar sus inversiones y estructuras internas con el fin de reevaluar sus prioridades, especialmente después de la pandemia.
Es claro que ninguna compañía formal estaría dispuesta a dejar de pagar impuestos de manera voluntaria, ya que esto podría poner en riesgo su operación. No obstante, muchas organizaciones han detenido inversiones que les permitirían reforzar sus controles en materia fiscal o beneficiarse de los últimos avances tecnológicos, bajo el argumento de que dichas tareas pudieran no ser prioritarias.
El desafío de un sistema tributario más robusto
En el caso de México, la autoridad ha venido recorriendo un largo camino desde 2004 para establecer un sistema tributario digital, siendo 2015 el año en que este objetivo se logró al 100 por ciento, incluyendo no solo una facturación completamente electrónica, sino la presentación de declaraciones digitales y obligaciones fiscales en materia de contabilidad electrónica. En 2022, este sistema fue capaz de emitir alrededor de 309 facturas por segundo y recibir más de 12.1 millones de declaraciones anuales. Es importante destacar que estos avances ubican al sistema tributario mexicano como uno de los más importantes no solo en Latinoamérica, sino a nivel mundial.
Un dato interesante es que 70 por ciento de la recaudación total proviene de personas morales, es decir que 7 de cada 10 pesos recaudados provienen de una empresa. Aunado a esta cifra, del padrón total de contribuyentes solo 4.0 por ciento corresponde a personas morales.
Es bajo este panorama que las empresas mexicanas deben evaluar si cuentan con la capacidad –tanto tecnológica como operativa y de gestión de información– para llevar a cabo un adecuado cumplimiento de los requisitos actuales.
5 acciones clave en la gestión tributaria
A través de las cartas invitación, el Servicio de Administración Tributaria (SAT) anuncia que sus sistemas identificaron discrepancias en la información presentada por los contribuyentes respecto de bases de datos obtenidas de facturas, pedimentos, pagos, retenciones, entre otras fuentes. Salvo que se tenga previamente instaurado un procedimiento que permita administrar esa misma información por parte de las compañías, es imposible dar respuesta a la autoridad en un periodo de 10 días hábiles.
No tener capacidad de respuesta ante una revisión de este tipo podría conllevar a la inhabilitación de las compañías para realizar negocios en el país, ya que quedarían imposibilitadas para emitir facturas, llevar a cabo importaciones, renovar sus certificaciones en materia de comercio exterior, entre otras consecuencias. En ese sentido, las agendas de cualquier compañía deberían contemplar estas cinco acciones para robustecer su gestión tributaria:
1. Monitorear el cumplimiento de sus obligaciones fiscales.
2. Comparar la información con la que cuenta la autoridad fiscal, contra su información financiera.
3. Identificar aquellas responsabilidades compartidas entre áreas.
4. Implementar tecnología que permita llevar a cabo todas estas acciones.
5. Evaluar si las acciones implementadas por las áreas de control interno consideran la información que el SAT ha hecho pública a través de su Plan Maestro de Fiscalización.
Dependiendo del grado de avance de cada empresa y sus necesidades específicas, algunos temas pudieran tener mayor urgencia que otros; sin embargo, es claro que la gestión tributaria debería ser un tema siempre presente en la agenda de cualquier directivo empresarial.