Colaborador Invitado

Globalización, desglobalización y ‘nearshoring’

Existen evidencias de un fenómeno desglobalizador previo a la pandemia, pero también hay tendencias que indican que el mundo se encuentra aún interconectado.

En su libro El Mito de la Globalización, Shannon O’Neil cuestiona que la globalización constituya la historia real de la economía global de las últimas cuatro décadas. En su opinión, el mundo se ha internacionalizado, regionalizado, más no globalizado. Como resultado de la regionalización, tres grandes bloques (Europa, Asia y Norteamérica –México incluido–) acaparan hoy en día el 90 por ciento de la producción mundial.

Trátese de una cuestión de carácter semántico o de diferencias conceptuales reales, la globalización ha constituido un fenómeno que algunos abrazan y otros culpan. Se encuentra, particularmente después de la pandemia, en el centro de la atención, en un escenario en el que la relocalización de cadenas de suministro (nearshoring) y algunas voces proteccionistas parecerían apuntar a un fenómeno de desglobalización de la economía.

Durante el mes de junio pasado se reunieron en la ciudad de Nueva York expertos de la academia y la industria en el Foro Anual de Negocios Globales, organizado por la Escuela de Negocios de la Universidad de Columbia para reflexionar acerca de la globalización y hacia dónde puede moverse en el futuro.

Aun cuando existen evidencias de un fenómeno desglobalizador aun antes de la pandemia (recordemos Brexit y las políticas proteccionistas del presidente Trump), también existen tendencias que indican que el mundo se encuentra aún interconectado y que los países son más interdependientes que nunca.

Las disrupciones ocasionadas por la pandemia ilustraron lo mucho que dependemos de las cadenas de suministro internacionales. El cambio climático también se cita frecuentemente como evidencia de que la globalización se encuentra viva y sana.

Con esto en mente, los participantes en el foro organizado por la Universidad de Columbia se preguntaron ¿qué tan real es la desglobalización?, ¿cuáles son los impactos que los líderes están percibiendo en sus negocios como resultado de ésta y hacia dónde nos dirigimos en el futuro próximo?

Los panelistas estuvieron de acuerdo en que la sustentabilidad es un factor clave al existir una demanda cada vez mayor de los consumidores que esperan que las empresas reduzcan su huella de carbono, destacándose también la necesidad de responder a expectativas cambiantes de los consumidores (incluyendo en este tema una cultura cada vez más demandante de la inmediatez en la entrega de productos).

Las empresas están buscando resiliencia en sus cadenas de suministro. Esta podría encuadrarse en la siguiente ecuación: Resiliencia = Visibilidad + Agilidad, en la cual los distintos eslabones de la cadena de suministro cuentan con información suficiente para responder de manera ágil ante eventos de disrupción.

En este sentido, la inteligencia artificial puede empezar a jugar un papel importante en la visibilidad y agilidad de reacción en las cadenas de suministro.

Las cadenas tradicionales de valor son lineales, largas y sumamente rígidas.

La evolución es hacia un ecosistema de redes de suministro o una cadena de suministro autónoma en el cual toda la información de los eslabones de la cadena esté disponible en la nube y la cadena entera esté en posibilidades de reaccionar, en tiempo real y en forma simultánea, ante eventos disruptivos que puedan alterar el suministro.

Bajo el esquema tradicional de cadenas de suministro lineales y rígidas, un evento disruptivo de esta naturaleza podría tomar meses enteros en resolverse al tener que comunicarse y atenderse eslabón por eslabón de la cadena.

Al final del día, todo se traduce en la calidad, puntualidad y suficiencia de la información en la llamada cadena de suministro autónoma, sostenida con inteligencia artificial: ¿qué y cuanto debo fabricar?, ¿qué y cuánto debo comprar?, ¿en qué medida debo modificar planes, programas y calendarios de fabricación?

Desde la caída de la Unión Soviética el mundo ha operado en lo que se conoce como un orden económico unipolar, bajo el cual fueron diseñadas todas las cadenas de suministro.

Una nueva forma de globalización está en el horizonte, una referida a nuevas herramientas tecnológicas, cambios demográficos, cambio climático y un billón de nuevos consumidores en línea.

Para enfrentar en forma eficiente a la competencia en este nuevo contexto, las economías lo harían de manera más eficiente aliándose con cadenas regionales y socios comerciales.

Los países que opten por dejar de lado los beneficios de la relocalización y la regionalización y desatienden sus compromisos comerciales se quedarán irremediablemente rezagados.

Enfrentamos retos enormes hacia el futuro en los que la inversión y la generación de empleos de calidad resultarán esenciales para alcanzar servicios de calidad y el bienestar que como país anhelamos para las próximas generaciones.

Juan Carlos Machorro es abogado, socio líder de la práctica transaccional de Santamarina y Steta.

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