Colaborador Invitado

Del efectivo a los pagos biométricos, la innovación del sector

Así como la tarjeta ha ido desplazando al papel, hoy estamos en un momento donde poco a poco los biométricos y otras opciones aseguran su lugar en el mercado.

Jermain Sánchez, Go to Market Manager para Ingenico México

Si bien, en 1950, con la llegada del primer intento de tarjeta de crédito, la revolución se hizo presente porque tener un plástico para reemplazar grandes cantidades de dinero, y además contar con los datos del cliente, era algo simplemente perfecto, y hasta elegante. Hoy estamos en una nueva etapa: los métodos de pago que lideran la preferencia del consumidor son aquellos que ya no requieren dispositivos o, simplemente, se adaptan a otros, como a los smartphones.

Desde tener una aplicación que contenga la información de pago, un código QR o sistema contactless, cada día observamos nuevas formas de pagar. Actualmente, al pagar un café, podemos usar el celular y, a través de una billetera digital, pagar sin tarjetas, firmas o efectivo.

En el supermercado, con una tarjeta contactless, solo basta acercarse a la terminal para concretar el pago. O en una tienda de ropa, mostrar un código QR que a la vez sume puntos o información de la tienda. Todo de forma ágil y rápida.

Las criptomonedas Bitcoin y Ethereum también han cobrado popularidad. Con el crecimiento del e-commerce y las formas alternativas de pago en el mundo digital, ha surgido la necesidad de crear nuevas formas de intercambio. Si bien, en un inicio solo es para el mundo digital, el desafío es que las empresas las acepten más y se garantice la seguridad de los clientes.

Una de las tecnologías que está yendo más allá, y se posiciona como método de pago de vanguardia, son los biométricos como el uso de huellas digitales, reconocimiento de rostro, lectura de retina e incluso de venas de las manos. Solo basta un sistema que soporte la tecnología para que, en cuestión de segundos, se pueda realizar un pago.

En el caso de la lectura de las venas, considerado uno de los mayores avances en la historia, y con un nivel superior de precisión, basta con acercar la palma de la mano sin hacer contacto con el dispositivo, para que éste cifre y ‘tokenize’ las imágenes de los patrones de las venas, y así se acceda a la información bancaria para realizar el cobro. Se trata de un método menos invasivo, más práctico y con menor riesgo de vulnerar la seguridad personal.

Si bien, las soluciones pueden convertirse en los primeros pasos de transformación del sector de pagos, aún hay un desafío que vencer: la baja adopción por parte de los consumidores y, por ende, de comercios. En México, por ejemplo, solo 19 por ciento de los compradores utiliza métodos de pago diferentes al efectivo cuando realiza compras que superan los 500 pesos, según la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF) 2021. El uso de contactless es aún menor, con solo 10 por ciento y el de biométricos es prácticamente nulo.

En lugares como Londres —prácticamente en Europa y en Asia—, el uso de estos métodos tiene un mayor avance debido a la cultura, educación del tema y necesidades de los ciudadanos. En Latinoamérica aún hay mucho que trabajar, comenzando por la difusión de sus beneficios, así como los índices de seguridad que ofrecen. La realidad es que entre más rápido los adopten las personas, los comercios lo harán también, sobre todo las pequeñas y medianas empresas, que por lo regular responden rápidamente a las tendencias de los consumidores.

Entre los mayores beneficios de tener nuevos métodos, está la rapidez al realizar los cobros, sin requerir pines o artículos como tarjetas o efectivo; la practicidad de solo necesitar un dispositivo para leer los diferentes métodos; la seguridad al resguardar la información de mejor forma sin cabida a acceso de terceros; y el aumento de ventas que puede dar a los negocios al tener mayor presencia por aceptar medios alternativos.

Además de educar a los consumidores sobre el tema, otro paso para aumentar la adopción es equipar a los comercios con la tecnología. Para esto, es necesario diseñar opciones que no requieran grandes inversiones para que, desde los comercios más pequeños, puedan ser parte de la transformación. Una opción son los smartphones Android que no requieren un hardware adicional, solo un software SoftPos que utiliza el lector contactless del celular para convertirlo en una terminal de pago, tal como lo hace la solución Phos de Ingenico.

Las ventajas son infinitas, y el proceso de aceleración como de innovación en nuevas soluciones sigue avanzando. A pesar de que no tenemos la adopción esperada, la realidad es que vamos a un ritmo favorable.

Así como la tarjeta ha ido desplazando al papel, hoy estamos en un momento donde poco a poco los biométricos y otras opciones aseguran su lugar en el mercado. Vamos avanzando en la dirección correcta, tanto así que, en unos años, veremos cada vez más el uso de métodos alternativos de pago. De hecho, la tecnología será tan avanzada que los negocios que no cuenten con la infraestructura adecuada, no estén al día con las tendencias y no prioricen la seguridad de sus clientes, no podrán liderar el cambio en la era de la transformación digital. De eso estoy seguro.

COLUMNAS ANTERIORES

Destino inexorable
El presupuesto en salud: entre avances limitados y retrocesos

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.