Colaborador Invitado

El PIB y la calidad de la atención médica

¿Garantiza un mayor presupuesto, expresado como porcentaje del PIB, una mejora sustancial en la calidad y prestación de los servicios médicos?

Con la presentación del Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF), que como cada año se envía para su aprobación a la Cámara de Diputados, se retoma el debate sobre la insuficiencia del presupuesto en salud.

Históricamente, el debate ha girado en torno a la aspiración de aplicar el 6 por ciento del PIB al gasto en salud, conforme a las directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS), o bien, de acuerdo con el 8.8 por ciento que promedian los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). En contraste, México actualmente invierte sólo el 2.9 por ciento de su PIB en salud.

Sin embargo, el enfoque no debería limitarse a alcanzar un porcentaje específico del PIB. La cuestión fundamental es: ¿garantiza un mayor presupuesto, expresado como porcentaje del PIB, una mejora sustancial en la calidad y prestación de los servicios médicos?

Consideremos dos ejemplos contrastantes: Estados Unidos, cuyo gasto en salud como proporción del PIB es el más alto globalmente, con un 14.1 por ciento, ocupa el puesto 69 en el índice de prosperidad del Instituto Legatum en su componente de salud, el cual evalúa el acceso y calidad de servicios de salud. Por otro lado, China, con un gasto en salud del 3.1 por ciento del PIB, se ubica en el quinto lugar en el mismo índice. (Instituto Legatum 2023).

En este ranking, Singapur lidera a los países con mejores sistemas de salud, invirtiendo sólo el 2.14 por ciento de su PIB; mientras que México, con un 2.9 por ciento, se sitúa en el puesto 71, cercano a Estados Unidos.

Estos datos evidencian que un mayor presupuesto en salud no garantiza una mejor atención médica. No obstante, esto no minimiza la necesidad de incrementar los recursos en economías emergentes como México. El desafío radica en identificar métricas más precisas que el simple porcentaje del PIB destinado a salud.

Hoy, en México es más que necesario abrir el debate sobre este tema: ¿El porcentaje del PIB destinado a la salud es una medida predominante para mejorar el sistema de salud?

De acuerdo con la Asociación Médica Británica (BMA), el porcentaje del PIB destinado a salud es un indicador limitado, puesto que no considera otros factores que contribuyen a la salud de la población. El presupuesto puede aumentar, pero a menos de que el gobierno no dirija los beneficios hacia las áreas de mayor necesidad, las desigualdades en salud seguirán ampliándose (BMA 2023).

El mismo Fondo Monetario Internacional (FMI) revela ineficiencias significativas en el manejo adecuado de los recursos asignados a la salud. En un estudio global comparó el gasto en salud como porcentaje del PIB y la esperanza de vida, concluyendo en la necesidad de optimizar la eficiencia del gasto en salud, estimando un “desperdicio” de hasta 2 puntos del PIB en salud por ineficiencias en el manejo de los recursos económicos, lo que, traducido a términos de salud pública, representa hasta 10 años de vida perdidos. (García y et al.,2022).

De acuerdo con Neena Modi, presidenta de la BMA, “existe un consenso cada vez mayor sobre la necesidad de ir más allá del PIB e introducir un conjunto más equilibrado de medidas del éxito de una nación, incluida la salud”. El FMI sugiere priorizar la cobertura universal básica en salud, atenuar las desigualdades económicas y combatir la corrupción en el sector salud.

La administración actual en México ha incrementado el presupuesto en salud a niveles no vistos desde 2016 y ha fortalecido programas como el OPD IMSS Bienestar. También ha disminuido la pobreza laboral por ingresos en 18 de las 32 entidades federativas (CONEVAL 2023). A pesar de estos avances, en el tema de la corrupción en salud aún quedan asuntos por corregir.

Es imperativo trascender el enfoque tradicional y casi “dogmático” basado en el porcentaje del PIB destinado a la salud y centrarnos en la eficiencia y transparencia de los recursos financieros, así como buscar mecanismos de mejora en la calidad de la atención médica en beneficio de los más desprotegidos.

Juan Manuel Lira es médico especialista y extitular de la Unidad de Atención Médica del IMSS.

Twitter: @doclira1

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