Juan Carlos Machorro, abogado líder de la práctica transaccional de Santamarina y Steta
La organización más importante que agrupa a los abogados y despachos legales alrededor del mundo es sin duda la International Bar Association (IBA) fundada en el año de 1947, poco después de la Organización de las Naciones Unidas. Esta organización agrupa más de 80 mil abogados y 190 barras nacionales y subnacionales a lo largo de más de 170 países.
Recientemente la IBA publicó su documento titulado Agenda Legal 2023/2028 en la que identifica los retos y desafíos más importantes que afrontará la profesión legal en los próximos cinco años.
Esta primera versión fue preparada a partir de información proporcionada por distintos bufetes de abogados e identifica áreas de sumo interés a tomarse en cuenta por quienes ejercemos como profesionales del derecho.
En primer término, el reporte identifica a la inteligencia artificial (IA) como el reto más importante en términos de desarrollo del derecho sustantivo y como un desafío permanente para la profesión jurídica y la sociedad en su conjunto, siendo su impacto enorme, polifacético y difícil de predecir. En la Unión Europea, el AI Act se discute actualmente en el Parlamento Europeo y constituirá la primera norma integral de IA del mundo, mientras los Estados Unidos analizan y discuten un Plan para una Carta de derechos de la IA. El reto es enorme para los países que buscan encontrar un marco legal que atienda riesgos potenciales y garantice un uso responsable de la IA, pero además se requerirá de un marco de cooperación internacional adecuado y eficaz, y la creación de un mecanismo de consulta continua.
Otro desafío fundamental en la práctica de los abogados y los despachos legales será la incorporación de criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ESG) tanto al interior de las estructuras de los despachos y el comportamiento del abogado en el ejercicio propio de la profesión, como en los servicios ofrecidos a sus clientes, incluyendo temas de inclusión de la mujer en puestos directivos y la inclusión étnica, que claramente continúan como retos importantes para los despachos en todo el mundo. El carácter global ESG incluye prácticamente todas las áreas de especialización del derecho y actualmente resulta difícil de definir, medir y monetizar, y se espera que el asesoramiento regulatorio en materia de ESG sea cada vez más un aspecto fundamental del trabajo transaccional de alto valor al poder determinar el éxito o el fracaso de un proyecto.
El reporte indica, además, en forma clara y acertada, que el compromiso de los despachos con la diversidad, la igualdad y la inclusión deberá incluir asimismo la mejora del acceso a la justicia, el compromiso con las facultades de derecho y la eliminación de los compartimentos aislados y el proteccionismo en determinadas jurisdicciones.
Se identifica de manera pertinente el desafío que resulta de la presión creciente para que los abogados se abstengan de representar a clientes considerados inaceptables, siendo cada vez mayor el escrutinio público y de las nuevas generaciones de clientes y abogados en la materia.
Tema no menos importante es el reto de mejorar la percepción de la profesión al percibir el público con demasiada frecuencia a los abogados como profesionales egoístas que actúan primordialmente para los ricos y poderosos, siendo necesario hacer un mejor trabajo informando sobre la importancia del Estado de derecho, el papel de la profesión en su defensa y promoción y el trabajo que se realiza a favor de minorías y clientes que son comúnmente subrepresentados.
Finalmente, pero no menos importante, está el reto de los abogados y los despachos de asumir un papel activo y permanente en la promoción y defensa del Estado de derecho al existir únicamente para una minoría de la población mundial, siendo la comprensión del concepto sumamente limitada y su defensa carente de recursos suficientes.
El reporte señala con toda claridad que los despachos deberían despolitizar el estado de derecho y asumirse como defensores y promotores de un concepto fundamental para cualquier sociedad democrática, cuyo enfoque debería indudablemente ser aceptado, arropado y apoyado por la clientela de los abogados.
Solemos olvidarnos con frecuencia de los principios y valores que en su momento nos llevaron a poblar como estudiantes las aulas de la carrera de abogado.
La cotidianeidad del manejo de los asuntos nos aleja en ocasiones de aquel sueño legítimo de luchar por un país más justo y asumir con toda responsabilidad nuestro papel de procurar que la ley funcione para el bien de la sociedad en su conjunto.