Ana Cortez, líder de auditoría para el segmento de Servicios Financieros en EY Latinoamérica
La industria bancaria en México y Latinoamérica ha experimentado un crecimiento vertiginoso en la última década, impulsada en gran parte por excelentes márgenes financieros y, en los últimos años por el incremento generalizado de las tasas de interés de la economía global. Este aumento ha resultado en un margen financiero récord en los últimos años para los bancos tradicionales, generando resultados sólidos para estas instituciones. El crecimiento de la base de clientes también ha sido un factor muy relevante motivado por la demanda de bancarización de personas y empresas en la región. Los grandes líderes de la banca latinoamericana han ido también trabajando en la mejora de su eficiencia y de la oferta de productos digitales para captar y mantener clientes. Desde mi perspectiva, una mayor eficiencia, la creciente digitalización de los back offices, la captación de más y mejores clientes, y el mantenimiento de estos márgenes rentables son las principales oportunidades y desafíos que decidirán la transformación del sector financiero en México.
Oportunidad: excelentes márgenes con riesgo bien controlado
En México, la baja tasa de morosidad es un aspecto específico del contexto nacional que ha desafiado las expectativas generales para una región como América Latina, donde México ha logrado mantenerse en niveles bajos de riesgo, inclusive comparado con países europeos como España en momentos de crisis. Esto se debe, en parte, a las excelentes prácticas de gestión de riesgos implementadas por los bancos mexicanos, respaldadas por una regulación sólida y supervisión constante por parte de las instituciones.
Oportunidad: nearshoring y friendshoring
Uno de los motores detrás de este éxito es la expansión del crédito a nivel industrial, incluyendo pequeñas, medianas y grandes empresas, así como también el crecimiento de la financiación al consumo, el crédito hipotecario y los medios de pagos. En especial, en los últimos años, el fenómeno del nearshoring ha permitido un crecimiento significativo en la cartera crediticia, y los grandes bancos mexicanos tienen las condiciones necesarias para satisfacer esta demanda. El año 2022 fue excepcional, y aunque el primer semestre de 2023 muestra signos de desaceleración, las perspectivas siguen siendo muy positivas.
Desafío: entorno económico global
A pesar de todos estos indicadores que pronostican un crecimiento positivo, existen desafíos significativos en el horizonte que debemos considerar. A medida que las tasas de interés continúan aumentando, los costos crediticios para los prestatarios también lo harán, lo que podría afectar su capacidad de pago, especialmente en un contexto de alta inflación. Además, la desaceleración económica global podría influir en la economía mexicana.
Desafío: panorama geopolítico
Por otro lado, la incertidumbre persiste en el panorama geopolítico. La Reserva Federal de Estados Unidos, la guerra en Ucrania, las elecciones en México y EU y otros factores geopolíticos tendrán un impacto en la dirección que tomará la economía en los próximos años, y dependerá de la estabilidad política de México y el nivel de flexibilidad y eficiencia de las instituciones mexicanas para adaptarse a los nuevos panoramas y tendencias para sobreponerse a los obstáculos que se presenten.
Desafío: digitalización y ciberseguridad
Una de estas tendencias y, quizá una de las más decisivas, es la digitalización. La competencia entre la banca tradicional y la banca digital es cada día más fuerte, y los bancos tradicionales han apostado por invertir considerablemente en transformación digital, lo cual conlleva costos significativos. Mientras tanto, la banca digital ha irrumpido en el mercado con agilidad y propuestas innovadoras, aprovechando herramientas de inteligencia artificial y machine learning para ofrecer una experiencia bancaria más rápida y sin complicaciones.
El panorama financiero también se ha vuelto más complejo con la creciente presencia de las Fintech y otros actores no tradicionales. Estas empresas han aportado diversidad al mercado, pero también han enfrentado desafíos, como la volatilidad en la liquidez de inversores y la ciberseguridad. La gestión efectiva de riesgos operativos y de seguridad cibernética será crucial para el crecimiento sostenible de la banca digital y las Fintech. Y, por último, la regulación jugará un rol muy importante en equiparar el campo de juego entre la banca tradicional y los nuevos jugadores.
Un futuro optimista
La combinación de un entorno regulatorio estable, la adopción creciente de tecnologías financieras y una población con gran interés por tener servicios financieros accesibles, sugiere que los próximos años podrían ser testigos de una mayor innovación y competencia en el sector. Sin embargo, tanto los actores tradicionales como los emergentes deberán abordar los desafíos de manera proactiva.