Colaborador Invitado

Misión empresarial a Marruecos

Una característica que nos identifica con Marruecos es que ellos son la puerta de entrada a Europa; nosotros a la zona económica más importante del mundo: Norteamérica.

Ser empresario es complicado aquí y en cualquier lugar del mundo. Los recursos no llegan a caudales y es necesario que uno se las ingenie, arregle, prepare y busque dónde y con quién hacer negocios. Y es precisamente de lo que quiero platicar en esta ocasión.

Por ello, escribiré sobre el reciente viaje que realizamos un grupo de empresarios mexicanos a un gran país, conocido como la puerta de entrada a Europa desde África: Marruecos. Una característica que nos identifica: ellos son la puerta al continente europeo, nosotros a la zona económica más importante del mundo: Norteamérica. Conozcámoslo.

Marruecos es un país ubicado al norte de África, con una superficie de 446 mil 550 kilómetros, con poco más de 36 millones de habitantes. Su capital es Rabat y su moneda el dirham marroquí. Su economía es la numero 61 a nivel mundial, mientras que su PIB per cápita es de tres mil 540 euros.

La importancia de Marruecos en el panorama económico y financiero mundial es tal, que el Fondo Monetario Internacional (FMI) celebró su Asamblea anual apenas la semana anterior en Marrakech.

El viaje fue iniciativa y organizado gracias a los esfuerzos y buen trabajo diplomático del embajador de Marruecos en México, Abdelfattah Lebbar, y nuestro presidente en el Consejo Coordinador Empresarial Francisco Cervantes Díaz, a quienes aprovecho para felicitar por su excelente gestión.

Entre los objetivos de la visita estuvo buscar canales para incrementar el intercambio comercial entre ambos países, detectar áreas de oportunidad comercial, en fertilizantes, por ejemplo, sector en el que el reino de Marruecos es exportador de la materia prima; en tanto, México resalta en los sectores automotor, agroindustria y minería.

En nuestra gira de trabajo que duró siete días y en la que visitamos ciudades como Marrakech, Casa Blanca, Rabat y Tánger, detectamos posibilidades que podríamos implementar en nuestro país y en la CDMX.

Una de ellas son los incentivos fiscales, que posibilitan las condonaciones hasta de cinco años de impuestos a inversiones en diversos rubros por la generación de empleos.

Otra posibilidad que conocemos en México como inversiones público privada también existen en Marruecos, con la característica de que allá, el Estado puede coinvertir hasta 40 por ciento en proyectos privados.

Un lugar que visitamos y no quiero dejar pasar por su importancia fue Technopolis, impresionante proyecto con 500 hectáreas de extensión que involucra universidades, empresas y que el gobierno apoyó y respaldó con incentivos fiscales para que se pudiera llevar a cabo.

Por la visita que realizamos y lo que intercambiamos con nuestros colegas marroquíes, pudimos darnos cuenta que Technopolis es un importante centro de atracción para empresas nacionales e internacionales, academia y autoridades, su crecimiento y expansión que permite la colaboración entre diferentes sectores y disciplinas.

Además, #Technopolis promueve la interacción entre el mundo académico y empresarial, facilitando la transferencia de conocimientos y la creación de proyectos conjuntos.

El gobierno de Marruecos ha respaldado este proyecto, reconociendo su importancia para el desarrollo económico y tecnológico del país. Esperamos que muy pronto podamos lograr algo así en México y aprovechar el fenómeno del nearshoring.

En términos generales, ha sido muy enriquecedora la misión empresarial a Marruecos, que refleja el trabajo e importancia de los empresarios por buscar atraer inversiones que mejoren las condiciones laborales de los mexicanos y permitan el crecimiento y desarrollo de nuestra economía.

Armando Zúñiga Salinas es presidente Coparmex CDMX/Grupo IPS/ASUME.

COLUMNAS ANTERIORES

Destino inexorable
El presupuesto en salud: entre avances limitados y retrocesos

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.