La digitalización de la banca hace años que ya es una realidad: desde servicios en línea hasta transacciones electrónicas y pagos móviles, las personas tienden a operar cada vez más de forma online, algo que presenta importantes beneficios, siendo los más destacables la reducción de costos en los procesos y el aumento de la inclusión financiera de la población. Sin embargo, esta tendencia creciente hacia la digitalización también abre las puertas a nuevas estrategias de ataque por parte de los ciberdelincuentes, lo que deriva en que, en los últimos años, la ciberseguridad haya tomado mayor protagonismo en la agenda y el debate nacional.
De acuerdo con Fortinet, tan solo en el primer semestre de 2023, México fue uno de los países con mayores ataques a nivel regional: unos 14 mil millones, solo superado por Brasil con 23 mil millones, y seguido por Venezuela (10 mil millones) y Colombia (5 mil millones).
Este diagnóstico es el que obliga a los bancos a tener que incorporar mecanismos de seguridad que sobre todo lleven confianza a sus clientes, algo que, de perderse, podría traer importantes consecuencias para las entidades financieras. Así también lo confirma el Banco de México, según el cual el impacto de los ciberataques puede extenderse a la reputación de las instituciones afectadas, causando daños difíciles de cuantificar, incluida una posible disminución de confianza en el sistema financiero.
Hoy, la banca tiene el compromiso directo de ofrecer servicios digitales que brindan al público accesibilidad y agilidad en los procesos, pero cuidando siempre que dichos servicios sean seguros y protejan su información e ingresos. Cuando los clientes saben que están protegidos con mecanismos de seguridad robustos, se sienten más confiados y cómodos al momento de operar online. Sin embargo, también es clave que estas herramientas no pongan en juego la experiencia del usuario porque esto podría tener un efecto contrario al deseado, es decir, que se abandone la aplicación.
Una de las soluciones más utilizadas en la banca digital y que presenta mejores resultados en términos de privacidad y funcionalidad es la biometría 3D. Esta tecnología permite confirmar la identidad del usuario sin contraseñas, usando directamente características físicas y patrones de comportamiento en apenas unos segundos. La biometría 3D es la herramienta más infalible frente a casos de robo de identidad porque toma la distancia entre las distintas partes del rostro, creando un mapa biométrico para demostrar que la persona está viva y es quien dice ser.
Mientras que el uso de esta herramienta avanza a nivel global, y es de las más recomendadas por organismos internacionales como la Unión Europea, su complementación con otros mecanismos –como el soft-token, las notificaciones push, para estar informado en tiempo real de las operaciones, y la validación de documentos de identidad en el proceso de onboarding– reduce al mínimo la posibilidad de fraude y suplantación de identidad (los principales ataques que los bancos deben enfrentar), sin sacrificar la experiencia del cliente. Esto último es un punto de ventaja competitiva para aquellas entidades que logren ofrecer seguridad sin resignar usabilidad para los usuarios.
En la era de la digitalización, la seguridad se ha transformado en una prioridad, y así como los ciberdelincuentes usan herramientas cada vez más sofisticadas, la banca debe tener el objetivo de estar siempre un paso adelante con tecnología de vanguardia que lleve tranquilidad a los usuarios y garantice la mejor experiencia.
Esto no debe pensarse como un gasto sino como una ganancia a futuro, tanto para la entidad financiera como para la misma población y sus ciudadanos, porque deriva en el aumento de la adopción de canales digitales y todos los beneficios que esto conlleva.
En resumen, comprometerse con la seguridad es una obligación para todas las instituciones financieras que quieran ofrecer mayores servicios digitales, reforzando su imagen de solidez, y asegurando, sobre todo, la confianza y el cuidado de sus clientes. Por estos motivos, en el camino hacia la innovación digital, la banca y la ciberseguridad van de la mano.