Colaborador Invitado

¿Cómo se ve el entorno empresarial mexicano para 2024?

El rediseño y recolocación de las cadenas de suministro (nearshoring) a nivel global y, en particular, en México, es uno de los grandes motores que seguirá moviendo al país.

Carlos Martínez, Office Head para Bain & Company en México.

Las perspectivas del entorno empresarial mexicano para 2024 lucen positivas; sin embargo, hay retos y oportunidades tanto exógenas como endógenas que deben considerarse.

En lo exógeno, vale la pena recordar que el mundo ha atravesado por un periodo de incertidumbre económica constante: una pandemia, inflaciones no vistas en décadas y la posibilidad de una recesión –que ha sonado por meses– en Estados Unidos y en la eurozona.

Lo concerniente a la inflación no es menor. En Estados Unidos alcanzó niveles no vistos desde la década de 1980, con un máximo del 9.1 por ciento anual en junio de 2022. En México, su punto más elevado lo tocó entre agosto y septiembre de 2022, al ubicarse en 8.70 por ciento anual y, con ello, logró su nivel más alto desde diciembre del año 2000.

La respuesta de los bancos centrales ha sido contundente al elevar sus tasas de interés para controlar el alza generalizada de los precios de los bienes y servicios. Tomemos de ejemplo la tasa de referencia de Banco de México: a mediados de 2021 se ubicó en 4.0 por ciento; para mediados de noviembre de ese año ya estaba en 4.75 por ciento; en noviembre de 2022, 10 por ciento y para octubre 2023, en 11.25 por ciento. Es decir, hubo un aumento de 725 puntos base en 29 meses.

El aumento de las tasas ha elevado el precio de cualquier forma de crédito y cada acuerdo de financiamiento se vuelve un desafío.

Todavía no es claro si banqueros centrales de países como Estados Unidos, el Reino Unido y la eurozona creen que el trabajo de combatir la inflación ha terminado. A eso se pueden sumar temas como el lento crecimiento de China y las dudas, si se recuperará significativamente en medio de cambios en las prioridades gubernamentales y desafíos estructurales.

Con todo esto, a nivel mundial, están los ingredientes para una continua fragilidad e incertidumbre económica. Hasta que se disipen esas dudas, es fundamental que las empresas se preparen para una variedad de escenarios económicos y geopolíticos.

Afortunadamente, no todas son malas noticias. La inflación se está moderando en la mayoría de las principales economías, con excepción del Reino Unido, y los bancos están saneando sus balances.

EL CASO MEXICANO

México es parte de un engranaje mundial en el que distintos factores deben tenerse presentes. Ahora, en la parte endógena, el país se ha asentado en un periodo de expansión constante, desde la volatilidad económica y agitación de la década de 1990.

La deuda pública es baja y se espera que el PIB siga creciendo anualmente en el rango del 3.0 al 4.0 por ciento, impulsado por exportaciones y el mercado interno. Además, los datos demográficos sugieren que la fuerza laboral aumentará en 10 millones en los próximos 15 años, y los hogares de clase media casi se duplicarán a aproximadamente 18 millones.

Esto no exime que haya retos. Basta decir que los mexicanos buscan minimizar el impacto del aumento del costo de vida mientras se preparan para un futuro incierto.

Adicional, vale la pena recordar que el rediseño y recolocación de las cadenas de suministro (nearshoring) a nivel global y, en particular, en México, es uno de los grandes motores que seguirá moviendo al país. Prevemos un crecimiento en las exportaciones manufactureras a Estados Unidos de entre 6.0-8.0 por ciento, comparado con el 4.0-5.0 por ciento de hace unos años; así como la llegada de empresas asiáticas a nuestro país, lo cual puede generar un círculo acelerado de crecimiento, inversión y desarrollo en general.

Por otra parte y, desde la perspectiva política, por un lado, el país ha logrado grandes avances en lo que respecta a la facilidad para hacer negocios, proporcionando protección a los inversionistas y creando valiosos incentivos fiscales. Sin embargo, según las entrevistas que en Bain hemos tenido con inversionistas, existe una percepción generalizada de que algunas regulaciones y políticas aún necesitan mejorar o no se aplican de manera consistente, lo que genera confusión y una posible pérdida de valor.

Otro punto es que buena parte del año 2024 estará dominado por las elecciones en el país. Además de votar por el siguiente Presidente, los mexicanos elegirán a 19 mil funcionarios entre senadores, diputados federales, gobernadores, congresos locales, ayuntamientos, juntas municipales y alcaldías.

Por todo lo anterior, me permito retomar un fragmento de nuestro reporte Private equity in Mexico: Primed for significant growth’, que me permite concluir cuáles son nuestras perspectivas 2024, respecto del entorno empresarial mexicano: “México está posicionado para un crecimiento sólido y continuo”.

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