Colaborador Invitado

No toda la IED es igual

Los proyectos que desarrollan nuevos productos y tecnologías limpias no solo son los de montos más altos, pero además los que generan mayor cantidad de empleos bien pagados y duraderos.

En base a una población estimada de 130 millones de personas –que lo hace el décimo país más habitado del mundo y tercero en el hemisferio– México sigue siendo un destino atractivo para la inversión extranjera, como lo documenta el Foro Económico Mundial y diversos indicadores internacionales. Esta cifra es ligeramente inferior a la suma de la población de los tres países que le siguen en tamaño en el continente: Colombia, Argentina y Canadá (135), y solo inferior a la población de Estados Unidos (340) y de Brasil (219).

Sin embargo, cada proyecto de inversión internacional requiere de un entorno particular para ser rentable, donde hoy en día el costo de la mano de obra ya no es el elemento determinante. Según el marco generado a lo largo de los últimos 18 meses por Estados Unidos, China y la Unión Europea, los inversionistas disponen de subsidios para desarrollar nuevas tecnologías limpias y fomentar el desarrollo de fuentes de energía renovables, mientras que cada día enfrentan mayores restricciones al comercio de minerales estratégicos y tierra raras, indispensables para desarrollar dichas tecnologías, y son ahora condicionantes para determinar la ubicación de nuevos proyectos.

Asimismo, las condiciones de libre competencia, la protección integral a la propiedad intelectual, la disponibilidad de financiamiento y el cumplimiento del marco establecido por la Organización Mundial del Comercio siguen siendo indispensables. Los países que cumplen con todo esto son los que están atrayendo los proyectos más caros, que implican tecnologías de punta y desarrollan nuevos productos, dejando para los países donde no se cumplan las leyes comerciales la producción de productos de consumo que se encuentran a la mitad de su ciclo de vida, o más allá.

Los proyectos que desarrollan nuevos productos y tecnologías limpias no solo son los de montos más altos, pero además los que generan mayor cantidad de empleos bien pagados y duraderos, los que a su vez generan beneficios para los gobiernos anfitriones por más tiempo, en forma de impuestos, empleos, transferencia de tecnología y divisas. A su vez, la producción de bienes de consumo, o que ya tienen varios años en el mercado, requieren de menores inversiones, son capaces de encontrar mano de obra adecuada a menor precio y generan tasas de retorno más pequeñas, lo que explica la gran movilidad entre países de las empresas textiles, de las compañías que ensamblan productos electrónicos y otros sectores intensivos en mano de obra.

Por su parte, el cumplimiento y correcta implementación de los tratados comerciales (TLCs) sigue siendo muy importante para legitimar la confiabilidad de un país como socio comercial. Hoy en día, no es tan importante tener muchos TLCs como lo es el enforcement de su contenido. A pesar de que el gobierno de Biden –que tiene TLCs con 20 países, de los que México y Canadá son los más importantes– ha buscado reducir la importancia de los TLCs, no ha encontrado eco en su gobierno, y su importancia geoeconómica persiste.

Estados Unidos y Canadá son los principales competidores de México por atraer inversión extranjera directa (IED). En los tres países se aplican las reglas del T-MEC, considerado como el TLC más avanzado, pero existe una mejor coordinación en aspectos económicos entre los gobiernos de Trudeau y Biden que con México y ambos países ofrecen subsidios para promover los sectores considerados claves. Las elecciones en México y Estados Unidos serán claves para determinar los flujos de IED este año, tanto por el riesgo que representan las propuestas comerciales anunciadas por Trump, como por el futuro del T-MEC.

España es nuestro principal inversionista europeo y segundo después de Estados Unidos. Pedro Sánchez ha instado a las empresas españolas a ser más agresivas en el exterior para seguir creciendo este año, por lo que los funcionarios españoles han montado una campaña para generar más negocios con Estados Unidos ante los problemas con México.

Para atraer nuevas inversiones significativas este año, México tiene que tomar como pauta los comentarios que hizo la secretaria Yellen en diciembre y del concepto de friendshoring; desarrollar su ventaja competitiva en minerales estratégicos; reiniciar sus actividades de promoción y dejar de hablar del nearshoring como algo que eventualmente sucederá. Las elecciones pondrán a prueba la solidez de las instituciones económicas. Esto abre una nueva oportunidad para posicionar al país que debe ir más allá de los discursos.

El autor es consultor en políticas públicas y comercio exterior

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