El autor es Abogado socio líder de la práctica transaccional de Santamarina y Steta.
Las campañas han iniciado formalmente y ambas candidatas van pronunciándose acerca de los temas más relevantes para el país.
El tema del fenómeno conocido como nearshoring comienza a nutrir las pláticas, las conferencias y las ponencias a cargo de las candidatas y, en el contexto de este tema, es irremediable poner en la agenda los retos y los desafíos que heredará la próxima administración en materia energética.
Por razones obvias una de las campañas de las candidatas refleja mayor flexibilidad al tratar el tema rescatando conceptos que pasan por dejar de lado aseveraciones de carácter ideológico y volteando de nuevo a la ciencia, privilegiando y ubicando al usuario (y no a las empresas del Estado) en el centro del espectro bajo la premisa de que, en todo caso, la energía es un medio y no un fin en sí misma.
Se habla de la importancia de rescatar la figura de los reguladores dependientes con visión especializada y técnica más allá de visiones políticas (que por naturaleza son de corto plazo) sin demérito de la rectoría del Estado, pero en manos, se insiste, de órganos reguladores sólidos, independientes y especialistas en la materia, alejados de agendas electorales de corto plazo.
La propuesta pasa por una política que requiere como condiciones indispensables el respeto al Estado de derecho y la transparencia y la rendición de cuentas, para lograr energía suficiente, limpia y barata.
Se identifican como principios rectores del nuevo modelo el respeto a la Constitución, a los tratados y acuerdos internacionales y al usuario como prioridad del andamiaje regulatorio, a la competencia, la sustentabilidad y el respeto al derecho del ciudadano a decidir.
Se habla también de un concepto nuevo, el federalismo energético, consistente en lograr una coordinación cercana y efectiva con los estados, aprendiendo y aplicando lecciones aprendidas durante esta administración (en la que forzosamente las entidades federativas han tratado de evolucionar en un ambiente administrativo centralizado y paralizado).
En relación con la transición energética la idea es incorporar mucha más energía renovable en la red, acelerar la electromovilidad, adoptar nuevas tecnologías de bajas emisiones y alta eficiencia, disminuir la intensidad energética, promover la promoción y el aprovechamiento de biocombustibles y mejorar la operación de las empresas productivas del Estado.
Se reconoce que existe coincidencia en la necesidad de contar con Empresas Productivas del Estado (Pemex y CFE) fuertes, pero también eficientes en su operación, con miras a obtener resultados satisfactorios.
Por otra parte, la propuesta habla de simplificación, de competencia abierta y libre concurrencia, de equidad e inclusión en el sector. En este sentido se habla del diseño y el otorgamiento de permisos que permitan el desarrollo de una industria energética moderna, de disminuir la carga regulatoria privilegiando más gobierno digital, de adjudicación de contratos mediante concursos transparentes, de atender la pobreza energética con proyectos sociales financiados con inversión pública y privada, de coordinar esfuerzos con la academia y el sector privado para la adopción y la acumulación de nuevas capacidades técnicas y de la sustitución paulatina, pero decidida y estratégica de subsidios generalizados por subsidios focalizados.
Se habla también de una industria de hidrocarburos rentable y sustentable que fortalezca las capacidades y mejore los resultados operativos, financieros y ambientales de Pemex, en apego a estándares internacionales, que disminuya las emisiones de gases nocivos asociados a la producción del petróleo, el gas natural y sus derivados, que se restituyan las reservas de mayor valor y menor impacto ambiental, se mejore el desempeño de la refinación de hidrocarburos, se robustezca la seguridad de suministro mediante proyectos de almacenamiento de gas y petrolíferos, se amplíe la cobertura de ductos de gas a lo largo del territorio nacional y se construya la infraestructura de gas natural suficiente para el desarrollo de la región sur-sureste.
En cuanto a electricidad, se propone energía limpia, inteligente y accesible, fortaleciendo las capacidades y mejorando los resultados operativos, financieros y ambientales de CFE conforme a estándares internacionales, reactivando el mercado eléctrico para alcanzar mejores tarifas y ampliar la base de generación de energías limpias, detonando proyectos de generación, transmisión, distribución y almacenamiento para atender el crecimiento de la demanda y aprovechar las oportunidades del nearshoring, y facilitando la expansión de la generación distribuida y la cobertura de techos solares.
Es necesario, asimismo, reducir el costo del financiamiento a Pemex, ampliando el horizonte de vencimiento y generando condiciones para el acceso a nuevas fuentes de financiamiento bajo criterios de sustentabilidad y responsabilidad social, y trabajar en la reconversión de la empresa a una de energía comprometida con la descarbonización y la sustentabilidad, en sintonía con lo que vienen haciendo las demás empresas petroleras del planeta.