Hablar de dinero es importante. Por eso, tras la Semana Internacional del Dinero, creo que es pertinente reflexionar sobre la necesidad de reducir el uso de efectivo en nuestras transacciones diarias. Más allá de la comodidad que implica no depender de billetes y monedas, esta transición hacia una economía sin efectivo está intrínsecamente ligada a la modernización y la inclusión financiera.
En México, este es un desafío bien claro. Según datos de la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF), el 78.7% de los mexicanos prefiere el efectivo para transacciones mayores a 501 pesos, mientras que sólo el 12.3% utiliza tarjetas de débito y un modesto 3.3% opta por herramientas digitales como transferencias o tarjetas prepagadas. El dato es más alarmante en compras menores a 500 pesos, segmento en el cual el 90% de la población recurre al efectivo.
La bancarización y la educación financiera deben ubicarse entre las prioridades. Esto lo indica incluso el Banco Mundial. La inclusión y la salud financieras son factores importantes que pueden incidir en la reducción de la pobreza, ya que tener acceso al sistema financiero formal contribuye a que la población, sobre todo aquellos grupos en situación de vulnerabilidad, genere resiliencia ante emergencias económicas, aproveche oportunidades de crecimiento productivo e invierta en activos, con lo cual se incrementaría su bienestar social y empoderamiento económico. Es más, se considera que la inclusión financiera es un elemento que facilita la consecución de siete de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU.
En ese sentido, la diversificación de la oferta en materia de pagos digitales y las apuestas innovadoras por parte de las entidades financieras se transformaron en una realidad alentadora. Sin embargo, hay que tener en cuenta que aún hay mucho camino por recorrer: en México, 37% de la población utiliza medios de pago digitales para algunas de sus operaciones, mientras que el promedio de América Latina está en 59%, según datos de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores.
Pero, ¿cómo hacemos para quitarle terreno al efectivo y sumar servicios financieros para las personas? El apego al efectivo es uno de los obstáculos a vencer en esta batalla contra los billetes. Y aquí es donde la innovación se vuelve una aliada necesaria.
A pesar de que los números de bancarización son bajos, las fintechs se han encargado de acelerar esta tarea con soluciones que impulsan el cambio. Como muestra el Reporte Anual Fintech 2023, estas empresas registraron que aproximadamente el 45% de sus clientes no contaba con productos financieros antes de elegirlos.
Además, es bueno recordar que la oferta de soluciones tecnológicas crece a pasos agigantados, con las billeteras virtuales como puerta de acceso a un mundo de posibilidades. Las wallets tienen un gran número de beneficios para los consumidores, como la posibilidad de acceder rápido a distintos productos financieros, la reducción de la inseguridad de robo o pérdida de efectivo, brindan mayor comodidad y rapidez en las operaciones, permiten detectar oportunidades de ahorro y, por supuesto, operar en cualquier momento y hora del día.
Pero, además, traen también beneficios para las instituciones financieras ya que ayudan a captar nuevos clientes y a fidelizar a los actuales, permiten un mayor cross-sell ante la generación de nuevas transacciones y facilitan más información del comportamiento de los clientes.
La experiencia que llega a manos del usuario debe ser la mejor, para que se sienta cómodo y confíe en la institución, por eso creamos productos innovadores y centrados en el cliente para inspirar a las instituciones financieras a llevar su digitalización al siguiente nivel. En este punto creo que lo mejor es empezar con un buen onboarding digital.
El onboarding digital le da la oportunidad a millones de personas de acceder a todos los servicios y productos que pueda ofrecer una institución sin la necesidad de acudir de manera presencial a las sucursales. Esto sucede gracias a la tecnología biométrica que, en minutos, facilita tanto la captura como la validación digital de documentos de identificación oficial como pasaporte o INE.
En paralelo, con el onboarding digital se potencia la inserción social de nuevas personas al sistema financiero, ya que permite abrir una cuenta bancaria en minutos de manera práctica y fácil, y así acceder a productos útiles y asequibles que satisfagan las necesidades de los usuarios.
Desde escanear un QR para comprar el café de la mañana hasta autorizar un pago con mi rostro, los pagos digitales no son solo una comodidad, son una nueva realidad. ¿Veremos un mundo en el que el efectivo desaparecerá por completo? No hay una fecha precisa, pero ya estamos preparados para dar las mejores soluciones a quienes estén dispuestos a lograrlo.