La autora es Profesora-Investigadora, Facultad de Ingeniería de la Universidad Panamericana.
¡Pórtate bien y has tu tarea o serás reportado a dirección! ¿Cuántas veces no escuchamos la temida frase? La educación escolar ha sido muchas veces un sistema de castigo e incentivo, donde reporte conlleva problemas. Dicho sistema suele dejar que las razones del correcto actuar se expliquen en casa. Sería ideal un trabajo conjunto e integral entre escuela y casa, y no la confianza ciega de casa en la escuela y viceversa. Así entonces, reporte lejos de temor implicaría informar. Informar un estado de la situación o el resultado, no para mal, sino, para sobre los avances, mejorar.
Algo similar está ocurriendo a nivel corporativo en temas de sostenibilidad y sus reportes. Algunas empresas ven el tema de reporte como castigo porque la cadena de valor a la que pertenecen lo pide. Otras, lo ven como el informe que les ayuda estratégicamente tanto a posicionarse como a asumir nuevos retos con visión ética.
Ahora bien, considerando que reportar sostenibilidad de la organización es cada vez más demandado tanto por las asambleas o juntas como por los consumidores y público en general, los reportes serán cada vez más comunes. Pese a lo anterior, los reportes de sostenibilidad generales aun no siguen un estándar universal que permita una rápida comparación. Entre los más utilizados se encuentran:
● Informes de Sostenibilidad del GRI. El Global Reporting Initiative (GRI) es una organización internacional independiente con sede en Países Bajos, cuyo objetivo es contribuir a que las organizaciones asuman la responsabilidad de sus impactos y los comuniquen en un lenguaje común. Los estándares GRI son muy reconocidos y consideran los temas económicos, medioambientales, a las personas y las necesidades de los stakeholders. Es una metodología fácil de aplicar, que convierte datos en información muy relevante para la toma de decisiones estratégicas en la organización desde múltiples aproximaciones y áreas.
● Marco de Información Integrado o Reporte Integrado. Este reporte sigue los criterios del Consejo de Normas Internacionales de Contabilidad (IASB, por sus siglas en inglés) y el Consejo de Normas Internacionales de Sostenibilidad (ISSB, por sus siglas en inglés) de la Fundación de Información Financiera (IFRS, por sus siglas en inglés). Se utiliza para conectar los estados financieros y las divulgaciones financieras relacionadas con la sostenibilidad. Considera la asignación de capital eficiente, generar estabilidad financiera y con ello, un desarrollo sostenible. El informe ofrece información financiera para inversores y de forma modular información relacionada a otros stakeholders.
● Estándares SASB. Siguen la misma línea del Reporte integrado, El ISSB de la IFRS es responsable de las Normas SASB. La Junta de Normas de Contabilidad de Sustentabilidad (SASB, por sus siglas en inglés) ha emitido ya 77 instrumentos específicos para la industria y diversas organizaciones. Permiten identificar riesgos y oportunidades de sostenibilidad e indican la forma de comunicarlos.
● Reportar Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Aunque existen algunas guías, reportar la contribución de las organizaciones en la consecución de los ODS es reportar el avance en las metas a través de los indicadores ya existentes y propuestos por la Agenda 2030. Conviene no olvidar que el monitoreo y reporte macro de ODS es competencia nacional. Sin embargo, no deja de ser notable que para que ello ocurra, son las organizaciones quienes están marcando la diferencia al llevar a su operación el compromiso con los 17 objetivos.
En el 2021 por la Federación Internacional de Contadores (IFAC, por sus siglas en inglés) publicó el estudio Global Reporting and Assurance Practices, donde se evaluaron las 1,400 empresas más grandes de 22 demarcaciones a nivel mundial. En el estudio se muestra que la presentación de informes de GRI y ODS son los más comunes y que más de dos tercios de las empresas informaron que utilizan múltiples marcos / estándares. El citado estudio destaca la falta de consistencia y comparabilidad que persiste al no haber estándares globales armonizados.
Un avance en este sentido se dio el pasado junio de 2023, cuando el ISSB publicó las Normas Internacionales de Información Financiera (NIIF) S1 y S2. Tratan sobre los Requisitos Generales para la Revelación de Información Financiera relacionada con la Sostenibilidad y las Revelaciones relacionadas con el Clima, respectivamente. En nuestro país será la Comisión Nacional Bancaria y de Valores quien indique la aplicabilidad.
Ahora bien, ¿será que un marco regulatorio financiero debe indicar el camino de la sostenibilidad de la empresa? Dicho de otra manera, ¿ESG primará y será la nueva sostenibilidad?
Sin embargo, sea cual sea el marco de referencia para reportar, el reportar es ya una práctica que deja de ser deseable para ser, sino obligatoria de momento, sí muy necesaria. Es evidente el sesgo que ofrecen los diferentes marcos y no por ello dejan de ser relevantes, pues en principio, con ello contribuyen al fin común de trabajar para un mundo mejor.
Para muchos el tema financiero no debería ser más importante que la responsabilidad social corporativa, siempre considerando que el negocio debe ser negocio. Para otros, con la visión de que las finanzas son las más relevantes, considerar el impacto del entorno social y natural en los estados de resultados ya es un avance. Encontrar el equilibrio y la posición de cada organización en su contexto es parte del reto para definir cómo abordar la sostenibilidad.
Ahora reportar no es castigo o incentivo, ahora reportar forma parte de la conciencia de la organización que sabe lo que es correcto y lo que no.