Vicepresidenta de Asuntos Gubernamentales y Sustentabilidad ENGIE México.
Una de las preguntas más frecuentes que recibo en conversaciones de nearshoring y energía es: ¿Por qué es relevante el gas natural para México? Hay 3 puntos clave al respecto:
Primero, porque el 60 por ciento de la generación eléctrica en México utiliza gas natural como combustible principal. Esta situación no es exclusiva de nuestro país; a nivel mundial, el gas natural representa una cuarta parte de la generación de electricidad.
Segundo, porque el gas natural se considera el combustible de la transición energética y permite disminuir las emisiones de carbono reemplazando otros combustibles fósiles más contaminantes. Tanto el sector del transporte como el industrial han encontrado en este combustible una opción viable para avanzar hacia la descarbonización.
Tercero, permite brindar confiabilidad a los sistemas eléctricos permitiendo tener generación que responda a las variaciones en la demanda estacional y la intermitencia de los renovables.
Estos tres puntos son una realidad en México y en el resto del mundo. El gas natural desempeña un papel crucial en la estrategia energética global, proporcionando una fuente de energía confiable, flexible y relativamente limpia durante la transición hacia un futuro energético más sostenible.
¿Qué particularidad tiene entonces en nuestro país? La respuesta es la cercanía a nuestro vecino del norte, motivo por el cual hoy hablamos de nearshoring, nos hemos convertido en el principal socio comercial gracias a los tratados de comercio que hoy disfrutamos y nuestra vocación manufacturera que se refleja en nuestras exportaciones.
Este fenómeno de regionalización nos ha permitido beneficiarnos del acceso al gas natural de forma abundante y al precio más competitivo a nivel global.
Tener acceso a este gas abundante, limpio y económico permite que nuestro sector industrial sea más competitivo dentro de este proceso de globalización y que nuestro país se vuelva atractivo para reubicar nuevas industrias.
Sin embargo, nuestro sector se ha enfrentado a numerosos obstáculos que han generado disparidades y realidades distintas para los estados y ciudades del país.
En muchas áreas, la falta de una infraestructura adecuada ha retrasado el acceso al gas natural y ha limitado sus beneficios. Estos desafíos han resultado en brechas significativas en el acceso y la distribución de gas natural, exacerbando las desigualdades regionales.
En el contexto ya antes mencionado, el primer gran obstáculo ha sido el desconocimiento de los beneficios de desarrollar masivamente la infraestructura de acceso al gas natural.
La segunda limitante ha sido la complejidad y los largos tiempos necesarios para obtener los permisos requeridos para ampliar la infraestructura. Actualmente, solo el 7% de la población en México tiene acceso al servicio de gas natural. De los 3 millones de usuarios domésticos, un millón se encuentra en Nuevo León, mientras que muchos otros estados de la República siguen enfrentando una situación de pobreza energética.
Los grandes ductos de transporte han sido siempre anclados por proyectos de generación eléctrica; actualmente en el país se desarrollan varios proyectos de esta índole, algunos liderados por Cenagas, otros desarrollados por privados con alianzas estratégicas o acuerdos con la CFE.
A pesar de este nuevo panorama, la tarea no está del todo resuelta, ya que sin esta última milla de gasoductos o redes de distribución, no se alcanza el máximo valor de la presencia del gas natural en una región. Los ductos que llegan hasta la puerta de nuestras casas, comercios e industrias son esenciales para que se mejore la calidad de vida, se incremente la plusvalía y se genere un beneficio compartido de las que hablamos al tener acceso a este gas natural.
Todo lo anterior aplica invariablemente para los parques industriales, cuya primera pregunta de cualquier inversionista es confirmar si habrá capacidad disponible para su consumo eléctrico y disponibilidad de gas natural para sus procesos. En un estudio realizado por la Asociación Mexicana de Parques Industriales (AMPIP) el año pasado se identificó que al menos el 40% de los parques había tenido falta de acceso al gas natural. Esto no solo limita la competitividad de las empresas que hoy día se encuentran en ellos, sino también la llegada de nuevas industrias que generarán empleos y derrama económica en el país.
El mismo análisis realizado por la AMGN demostró que los estados con acceso al gas natural han duplicado su PIB comparado con aquellos que no tienen esta disponibilidad. Es por eso que si queremos lograr el máximo valor de la oportunidad que hoy se nos brinda con el nearshoring tenemos que asegurar que la infraestructura energética esté disponible y sobre todo, que como país no dejemos a nadie atrás en nuestra transición energética, permitiendo la democratización del acceso al gas natural para beneficio de todos.