Colaborador Invitado

El peso retoma su volatilidad histórica

El mercado cambiario muestra preocupación por tres factores principales: el político posterior a las elecciones en México, el económico y el electoral en EU.

Desde un día previo a las elecciones hasta la fecha, el tipo de cambio ha presentado una significativa depreciación, de 5.5 por ciento (el nivel máximo observado en este año ha sido 19.00 pesos). Para dimensionar el reciente movimiento, vale la pena considerar que éste ha alcanzado niveles no observados desde marzo del 2023, además que resulta el tercer periodo de mayor depreciación en los últimos 10 años, recordando que el primero fue ocasionado por la pandemia y el segundo por la primera gestión de Trump. Este momento de volatilidad refleja la preocupación sobre la posibilidad de que ocurran cambios estructurales en el país. Con ello, el tipo de cambio ha perdido la resiliencia observada durante casi dos años y espera información para formalizar una tendencia de mediano plazo.

El mercado muestra preocupación por tres principales razones: el político posterior a las elecciones en México, el económico y el electoral en EU. En el tema político, la atención estará en la discusión, aprobación y eventual ejecución de las reformas: judiciales, electorales y sobre la desaparición de órganos autónomos.

Además de lo anterior, se vislumbran retos para las expectativas de crecimiento económico 2024-2025 y sobre las futuras medidas que empleará la nueva gestión de gobierno sobre las finanzas públicas.

Tomando en cuenta el reciente periodo de volatilidad y un periodo más amplio de tiempo (2015-2024), observamos que el rally de depreciación poselectoral fue el tercero más grande y de mayor volatilidad de ese periodo, ya que en 10 días alcanzo una volatilidad de 53.3 por ciento y una depreciación de 8.1 por ciento (de mínimo a máximo se tuvo una diferencia del 10.2 por ciento). De hecho, el evento más relevante en esta historia reciente fue el observado en 2016-2017, cuando el expresidente Donald Trump asumió su primera gestión. Ambos eventos comparten una misma preocupación, la posibilidad de que se promuevan cambios estructurales (en su momento el TLCAN, y ahora, a nivel local, la posible aprobación de diversas reformas).

Replicando un ejercicio estadístico respecto a los shocks más relevantes de años previos, podíamos prever que la depreciación tras las elecciones sería cercana al 12.1 por ciento, lo que ubicaría al tipo de cambio en 19.02 pesos.

Recientemente, se observa una corrección a la baja, que llevó al tipo de cambio a un nivel de 18.50 pesos, lo que considera los siguientes aspectos: 1) éste se encuentra cercano al promedio observado durante 2016-2020, recordando que esa media contempla el periodo previo al inicio de la pandemia y excluye la volatilidad ocasionada por la victoria de Trump observada en el segundo semestre de 2016; y, 2) los 18.50 pesos son un soporte/resistencia clave, ya que dicho nivel fue relevante previo al rompimiento de un gran canal observado desde 2016 hasta marzo del 2023 (un rango entre 20.50/18.50 pesos), además fue crucial en la reciente historia, ya que posterior a su rompimiento, se inició un gran proceso de apreciación.

En materia económica, visualizamos retos en las expectativas 2024-2025. Percibimos una inercia de menor crecimiento de la actividad económica en 2024 (estimamos un crecimiento +2.0 por ciento a/a), la cual podría intensificarse en 2025. Cabe recordar que, al primer trimestre de este año, las cifras del PIB mostraron un crecimiento anual de 1.9 por ciento, el cual resultó en línea con nuestro estimado, pero hacia adelante divisamos un menor crecimiento respecto a trimestres previos. Para el segundo semestre, esperamos un ritmo similar para el consumo a través de las remesas, la transferencia gobierno, la masa salarial y un entorno de menor inversión fija e infraestructura. En cuanto a la inflación (para el cierre de 2024 ahora la estimamos en 4.30 por ciento, en logar de 4.20 por ciento anterior), la anual ha enfrentado presiones, con lo que en mayo hiló tres meses al alza, sin embargo, la tasa mensual fue menor de la esperada, principalmente por la desaceleración del componente no subyacente. Esperamos que se perfile el camino hacia la estabilización de precios, pero será clave evaluar el comportamiento de la demanda agregada, puntualmente, la persistencia en servicios y en los agropecuarios. En cuanto a la política monetaria, y acorde a nuestra revisión que hicimos al alza de la inflación, esperamos una menor cantidad de recortes en el año (septiembre y diciembre), ubicando para finales de año la tasa de referencia en 10.50 por ciento.

En cuanto a las finanzas públicas, será relevante conocer las propuestas sobre la austeridad fiscal, ya que existe poca visibilidad sobre las estrategias para reducir el déficit fiscal del 5.0 por ciento del PIB hacia menores niveles (entre 2.0 y 3.0 por ciento del PIB), además existen promesas de que se aprueben nuevos programas sociales que se podrían extender durante el próximo sexenio. Hacia noviembre, será relevante evaluar el Paquete Económico 2025, donde priorizaremos nuestra atención a las propuestas de ingresos y el entorno del gasto.

El escenario económico de México, puntualmente el relacionado al tipo de cambio, mantendrá un entorno de importante volatilidad, a la espera de confirmar escenarios en el ámbito local y externo. Si bien hemos observado diversos contrapesos que han favorecido al peso en su reciente historia (carry trade, inversiones relacionadas al nearshoring, entre otros), podríamos experimentar un prolongado periodo de volatilidad posterior a la posible aprobación de algunas reformas. Lo anterior podría reconectar al peso con su tendencias histórica en lo que resta del 2024.

La autora es directora de Análisis Económico, Cambiario y Bursátil de Monex.

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