Colaborador Invitado

Empresas al frente: la oportunidad de la IA en México

Las empresas mexicanas tienen una oportunidad única. Pueden liderar el cambio y fomentar la innovación en inteligencia artificial.

El reciente informe de la UNESCO, en colaboración con la ANIA y el Centro-i, nos ofrece una visión clara del estado actual de la inteligencia artificial (IA) en México. Este informe destaca que la IA puede amplificar muchos de los desafíos sociales a los que nos enfrentamos, incluyendo la falta de acceso a internet y la concentración de la industria de la IA en unos pocos países (UNESCO, 2024).

En este contexto, las empresas mexicanas tienen una oportunidad única. Pueden liderar el cambio y fomentar la innovación en IA, invirtiendo en investigación y desarrollo para crear tecnologías de IA avanzadas y éticas. Esto no sólo posicionará a México como un líder en innovación, sino que también ayudará a mitigar algunos de los desafíos identificados en el informe (UNESCO, 2024).

Por ejemplo, una empresa mexicana podría desarrollar una aplicación de IA que ayude a los agricultores a predecir las condiciones climáticas y a tomar decisiones sobre cuándo plantar y cosechar. Esta aplicación utilizaría datos meteorológicos en tiempo real, combinados con algoritmos de aprendizaje automático, para proporcionar predicciones precisas y recomendaciones personalizadas. Además, la aplicación podría integrar sensores de suelo para monitorear la humedad y la fertilidad, optimizando así el uso de agua y fertilizantes. Este tipo de tecnología no solo mejoraría la productividad agrícola, sino que también incentivaría a los agricultores a adoptar tecnologías digitales, reduciendo la brecha digital en las zonas rurales.

En el sector de la salud, una empresa de tecnología podría desarrollar un sistema de IA para el diagnóstico temprano de enfermedades. Utilizando grandes volúmenes de datos médicos y algoritmos avanzados de reconocimiento de patrones, esta tecnología podría ayudar a los médicos a identificar señales tempranas de enfermedades como el cáncer o la diabetes, mejorando significativamente las tasas de supervivencia y reduciendo costos de tratamiento.

Las empresas mexicanas enfrentan varios desafíos al invertir en IA, como la falta de talento especializado, infraestructura tecnológica insuficiente y la ausencia de un marco regulatorio claro. Sin embargo, estos desafíos pueden superarse mediante la colaboración con universidades y centros de investigación para desarrollar programas de formación en IA, invirtiendo en infraestructura tecnológica y participando activamente en el desarrollo de políticas públicas y marcos regulatorios (UNESCO, 2024).

Es crucial que las empresas adopten principios éticos en el desarrollo de la IA. Aunque actualmente no existe una legislación específica para la IA en México, las empresas pueden seguir las normas ISO, las recomendaciones de la OCDE y los principios de la UNESCO. Estar al tanto de las propuestas de ley en otros países puede proporcionar una idea de hacia dónde se dirige la regulación y qué problemáticas se están intentando abordar. Al adoptar estos estándares internacionales, las empresas pueden asegurar que sus prácticas no solo cumplen con las mejores prácticas globales, sino que también están preparadas para futuras regulaciones, evitando así fricciones que puedan detener su crecimiento (UNESCO, 2024).

La inversión en investigación y desarrollo en IA, la colaboración con universidades y centros de investigación para formar el talento del futuro, y la adopción de principios éticos en el desarrollo de tecnologías son pasos esenciales. Participar en consorcios de innovación y compartir mejores prácticas no solo posicionará a México como un líder en la revolución de la inteligencia artificial, sino que también garantizará que esta tecnología beneficie a todos los sectores de la sociedad y contribuya al desarrollo sostenible del país.

Referencias:

UNESCO. (2024). Evaluación del estadio de preparación de la inteligencia artificial. Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.

El autor es experto en inteligencia artificial, propiedad intelectual, socio de Santamarina y Steta.

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