En junio de este año la inflación anual fue de 4.98 por ciento, con lo que acumula cuatro meses consecutivos al alza y es mayor que la registrada en enero (4.88 por ciento). Es más, la inflación es solo un poco menor a la de junio de 2023 (5.06 por ciento). Este mal resultado nos invita a contestar algunas preguntas: ¿qué tanto debemos preocuparnos? ¿Quién es culpable? ¿La inflación está descontrolada?
¿Qué tanto debemos preocuparnos? El hecho de que la inflación esté en 5 por ciento ya nos afecta directamente. La preocupación que podemos tener ahora es qué tan rápido se puede esperar que se controle. Banco de México pronosticaba el pasado 27 de junio que la inflación regresaría a la meta de 3 por ciento en un año y medio. Pero el Banco Central lleva desde 2021 pronosticando un regreso al 3 por ciento en dos años o menos y no ha sucedido, ¿por qué habríamos de considerar seriamente sus pronósticos?
En el reporte de inflación de INEGI hay una buena noticia y es que la inflación subyacente anual sigue bajando y ligó 17 meses a la baja. Esto es bueno porque la inflación subyacente muestra de mejor forma la trayectoria de largo plazo de la inflación. Pero también hay una mala noticia: al interior de la inflación subyacente, los servicios registraron en junio aumentos de precios de 5.15 por ciento, casi la misma variación de un año antes (5.25 por ciento). La reducción de la subyacente se ha dado por los precios de las mercancías, pero estas ya están cerca del 3 por ciento y no cabe esperar que bajen mucho más.
De esta forma, la inflación general aumentó por la parte no subyacente, es decir, los precios más volátiles de la economía. En concreto, los precios de las frutas y verduras aumentaron 19.7 por ciento anual en junio. Estos precios, por su misma naturaleza, pueden bajar tan rápido como aumentan y no cabe esperar que continúen subiendo a esa tasa por mucho tiempo. En conclusión, mientras la inflación subyacente siga bajando, podemos esperar que la inflación general retome su tendencia a la baja pronto. Sin embargo, la inflación subyacente puede detener su tendencia descendente por la resistencia a la baja que han presentado los precios de los servicios. La inflación volverá a reducirse, pero será difícil llevarla al 3 por ciento.
¿Quién es culpable? La Junta de Gobierno de Banco de México debe ser a quien tengamos por sospechosa, ya que su obligación principal es la de mantener una inflación baja y estable. Es cierto que no se les puede culpar de que los precios de frutas y verduras hayan crecido tanto. Estos precios son volátiles principalmente porque su oferta depende de factores como el clima que pueden cambiar de forma abrupta y el Banco Central no tiene control sobre eso.
Sin embargo, la Junta de Gobierno debe tomar en cuenta el riesgo que implica la inflación no subyacente y otros riesgos en la economía (como el de la depreciación cambiaria que también se materializó) y actuar con la mayor prudencia posible. Hoy tenemos una situación difícil con la inflación, pero se decidió bajar la tasa de interés en la reunión de marzo con solo un voto en contra.
Por último, ¿la inflación está descontrolada? Si por descontrolada entendemos una inflación en aumento constante y que no parezca tener forma de ser conducida de nuevo a la baja, entonces no, la inflación no está descontrolada. Pero, si por descontrolada entendemos una inflación que no está siendo dirigida por el Banco Central hacia su objetivo. Una inflación abandonada a su suerte. Entonces sí, parece que la inflación está fuera del control de Banco de México.
El aumento en la inflación a partir de la pandemia de 2020 ha generado mucho malestar entre las familias mexicanas. El combate a la inflación no es sencillo y las altas tasas de interés también afectan negativamente a la economía. Sin embargo, la falta de responsabilidad en la política monetaria solo alarga el proceso de reducción de la inflación, generando mayores costos en la economía. La lucha contra la inflación exige perseverancia y responsabilidad.