Colaborador Invitado

Construcción de la Reforma Laboral: Un enfoque equilibrado y consensuado

Involucrar a todos los actores relevantes es crucial para asegurar que las modificaciones propuestas no solo sean justas y equitativas, sino también viables.

Abogado Laboral, Socio en Santamarina y Steta.

La reciente noticia sobre la reforma de la jornada laboral en México ha captado la atención de diversos sectores. La presidenta electa de México, Claudia Sheinbaum, ha señalado que la reforma para la reducción de la jornada laboral a 40 horas será construida por consenso. Sin embargo, también ha pospuesto su implementación hasta alcanzar un acuerdo con los empresarios, enfoque que considero es un paso prudente y necesario para garantizar una reforma equilibrada y sostenible.

El proceso de consulta y la búsqueda de consenso son fundamentales en cualquier reforma laboral. Involucrar a todos los actores relevantes –trabajadores, empleadores y autoridades– es crucial para asegurar que las modificaciones propuestas no solo sean justas y equitativas, sino también viables y sostenibles a largo plazo. La clave de esto es la conservación de empleos, la generación de nuevas fuentes de trabajo y que cada vez sean mejores condiciones laborales, basadas en mayor productividad. La decisión de Sheinbaum de posponer la reforma para alcanzar un acuerdo con los empresarios demuestra un enfoque responsable y comprometido con la estabilidad y el bienestar general.

Reducir la jornada laboral a 40 horas semanales tiene implicaciones económicas significativas. Por un lado, puede mejorar la calidad de vida de los trabajadores, fomentando un mejor equilibrio entre la vida laboral y personal. Esto, a su vez, debiera resultar en una fuerza laboral más motivada y productiva. Sin embargo, también es esencial considerar los costos laborales adicionales que las empresas podrían enfrentar, especialmente las Pymes, que pueden tener menos margen de maniobra.

Es imperativo realizar estudios de impacto económico que aborden estos desafíos y propongan soluciones efectivas. Por ejemplo, podrían implementarse incentivos fiscales o programas de apoyo para ayudar a las empresas a adaptarse a la nueva normativa sin sacrificar su competitividad. También la gradualidad en su implementación puede ser un buen elemento. Esto se ha adaptado en otros países con éxito.

Desde la perspectiva de los derechos laborales, la reducción de la jornada laboral es una medida progresista que podría significar un avance importante en la protección y mejora de las condiciones de trabajo.

La construcción de una reforma laboral que reduzca la jornada a 40 horas por semana es un reto complejo que requiere un enfoque holístico, es decir, que considere todos a los actores y todos los factores. Enfatizo la importancia de un diálogo continuo y constructivo entre todos los actores involucrados para lograr una reforma que beneficie a los trabajadores sin comprometer la estabilidad y el crecimiento económico de las empresas. No es la lucha de clases lo que podrá generar bienestar, sino una cooperación abierta, franca y justa entre los factores de la producción, esto es, trabajadores y empleadores, con un gobierno que vigile el cumplimiento de la Ley y sea contrapeso cuando sea necesario.

Este enfoque participativo no solo fortalece la democracia y la justicia social, sino que también sienta las bases para una economía más sólida y sostenible, donde los derechos de las y los trabajadores y la competitividad empresarial coexisten en armonía.

La nueva presidenta tendrá, entre otros, el desafío de brindar certidumbre al sector empresarial, el cual, no puede asegurar si Sheinbaum continuará con políticas y actitudes similares a la administración actual. Todo indica que Sheinbaum está mucho más dispuesta al diálogo que López Obrador, quien, quedó claro, jamás entendió cómo unir a un país y liderarlo en sentido positivo. Esperemos que la aparente apertura al diálogo sea algo que distinga el Gobierno de Claudia Sheinbaum. Ojalá así sea, por el bien de México.

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