Tanto la Convención Republicana, como la visita que hizo la semana pasada una nutrida delegación bipartidista y bicameral de legisladores estadounidenses a la Ciudad de México para entrevistarse con el presidente López Obrador y con la presidenta electa, dejaron un mensaje muy claro: a diferencia de este gobierno, Claudia Sheinbaum requiere definir con puntualidad su política de comercio exterior e inversión extranjera, en particular cuando el 88 por ciento del PIB del país depende de ello. Marcelo Ebrard tiene el reto de elaborar un plan que enfrente el proteccionismo que se extiende desde 2018, ante los obstáculos que enfrenta la OMC y que se ha traducido en la formación de tres bloques encabezados por Estados Unidos, la Unión Europea y China.
A lo largo de la Convención Republicana, varios oradores defendieron la aplicación de nuevas medidas proteccionistas en caso de que gane Trump, argumentando que son indispensables para defender los derechos de los trabajadores estadounidenses. Si un país quiere vender algún producto a Estados Unidos, ahora lo tendrá que producir allá, fue el mensaje del senador JD Vance, escogido por Trump como su compañero de fórmula. Sin embargo, nadie ha dicho que la aplicación de nuevos aranceles tendrá un efecto inflacionario en ese y otros países debido a que alrededor del 50 por ciento de las importaciones en Estados Unidos son productos intermedios y materias primas para generar manufacturas que luego se exportan.
De acuerdo con un estudio del Consejo de Asesores Económicos -un grupo de especialistas que reporta al presidente Biden- los aranceles propuestos por Trump generarían un gasto adicional por familia al menos de 2 mil 500 dólares anuales. México exporta alrededor del 83 por ciento de sus productos a Estados Unidos, en su mayoría productos intermedios, por lo que los nuevos aranceles serían una violación al TMEC, afectarían la competitividad de nuestros productos, el bolsillo de los consumidores y reducirían la participación de mercado de nuestras exportaciones. Nadie ganaría con esta situación debido a que los altos costos de mano de obra en la Unión Americana también contribuirían al aumento de precios.
Por su parte, el senador Tom Carper -presidente del Subcomité de Comercio Internacional del Comité de Finanzas, responsable del TMEC en el senado- encabezó una delegación de 11 legisladores que se reunieron con López Obrador, con Sheinbaum, con el secretario Ramírez de la O y con otros funcionarios, luego de la incertidumbre que existe en Washington sobre la postura que pueda tomar la presidenta electa respecto al TMEC y a la relación bilateral. La delegación estuvo compuesta, entre otros, por el senador Todd Young, también miembro del Comité de Finanzas; la representante Sydney Kamlager-Dove, que ha criticado la participación de las Fuerzas Armadas en la economía mexicana; el representante Greg Stanton, autor de una propuesta para reducir las importaciones de fentanilo, aprobada por la Cámara baja la semana pasada; y el senador Mark Kelly, considerado como candidato a la vicepresidencia en caso de que Kamala Harris sustituya a Biden como el candidato demócrata.
El viaje de esta delegación ocurrió a un mes de la visita de la aesora en Seguridad Nacional, Elizabeth Sherwood Randall, y de la llamada de la vicepresidenta Harris a Sheinbaum. La visita permitió a los legisladores escuchar de primera mano la postura mexicana sobre la posible reforma al Poder Judicial, los planes para ayudar a detener la migración hacia Estados Unidos, los retos del nuevo gobierno con las restricciones de un déficit fiscal mayor al que enfrentaron otras administraciones y la disposición para reducir o eliminar algunos de los irritantes que existen en la agenda del TMEC. El Congreso de Estados Unidos iniciará las audiencias relacionadas con la revisión del tratado el año próximo, una vez que se tengan los resultados de la elección en noviembre y que se confirme al sucesor de Katherine Tai.
Los legisladores estaban también muy interesados en conocer la postura de México hacia China, tema central para la revisión del tratado. Washington no quiere que México siga promoviendo la inversión china, habiendo ocasionado roces desde 2016. Existe la posibilidad de generar una estrategia regional, junto con Canadá, para reducir el déficit comercial con China y promover la producción regional, pero ello dependerá de que México sea transparente respecto a la inversión china en su territorio y de que respete las decisiones que se tomen a nivel regional.
El autor es consultor en políticas públicas y comercio exterior.