Colaborador Invitado

Urge una nueva organización política y de poder en el mundo, la actual está colapsada

Rusia, India y países como Corea y Singapur, entre otros, están dando el salto a nuevos estadios de desarrollo con una dura competencia industrial.

Las instituciones surgidas en la Posguerra (la ONU, el Banco Mundial y la OEA, entre otras), con el tránsito del tiempo, han sufrido un severo desgaste y en la actualidad no cumplen a cabalidad sus responsabilidades y funciones. El mundo cambió. La sociedad es otra. Quedaron varadas en el pasado y en la nostalgia de lo que ya no existe. Envejecieron. El avance tecnológico ha sido impresionante. Los cambios, sorprendentes.

Las nuevas generaciones pertenecen a otra galaxia. Las actuales estructuras de poder están fuera de época. No responden a las necesidades y exigencia humana del presente. Urge su refundación. A la vista: los conflictos bélicos, la pobreza, la migración, el terrorismo, la inseguridad, las pandemias, el calentamiento global, la contaminación ambiental, la desigualdad y la falta de desarrollo y de oportunidades para la realización humana.

La democracia en entredicho. Su desgaste es evidente y, en contrapartida, el surgimiento del populismo de izquierda y de derecha, en auge y una realidad imperante. La presencia de personajes duros y autoritarios es producto de la ineficiencia de los gobernantes. Las necesidades sociales obligan a esta dramática situación que vulnera las libertades políticas.

La globalización en problemas, en busca de su transformación y reacomodo. Las necesidades sin resolver de los seres humanos han generado un síndrome delicado de frustración colectiva. Ante estos retos y desafíos, los dirigentes de las grandes potencias económicas y políticas, rebasados, muy menores y con evidente carencia de liderazgo.

El mapa geopolítico-económico y comercial se ha modificado. La batalla por el reparto del mundo ha sido una lucha permanente, cada vez más abierta y de consistente confrontación. China y Estados Unidos en una competencia sin cuartel. El desarrollo tecnológico y científico chino ha sido impresionante. Su empoderamiento y liderazgo es indiscutible en múltiples ramas industriales.

Han surgido nuevos actores políticos y económicos en el concierto internacional. Además de Rusia, India y países como Corea y Singapur, entre otros, están dando el salto a nuevos estadios de desarrollo con una dura competencia industrial.

Estamos ante una encrucijada. A esta compleja y delicada realidad se suman las guerras entre Ucrania y Rusia, y la de Israel contra Irán y contra los grupos terroristas Hezbolá y Hamás, que pueden desencadenar una conflagración mundial de consecuencias inimaginables. Es urgente una luz de sensatez y una pizca de sentido común de los dirigentes para frenar la posible catástrofe mundial.

El vértigo y la velocidad del cambio son inexorables. El futuro ya nos alcanzó. Somos habitantes de un mundo desconocido. A ponernos las pilas para evitar el naufragio.

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