Colaborador Invitado

Que la inteligencia artificial nos haga más humanos

La IA puede convertirse en una herramienta para devolvernos algo muy valioso que hemos ido perdiendo.

La inteligencia artificial (IA) está transformando el mundo laboral de manera irreversible. Pero, contrario a la percepción de que las máquinas están aquí para reemplazarnos, creo firmemente que la IA tiene el potencial de hacer justo lo contrario: devolver la humanidad a los puestos de trabajo. Esto no significa solo mejorar la eficiencia o automatizar procesos, sino que nos permite centrarnos en lo que únicamente los seres humanos podemos hacer.

En un mundo donde la productividad y la eficiencia parecen ser los objetivos supremos, la IA se presenta como una herramienta poderosa para liberar a los empleados de tareas repetitivas, tediosas y que, con frecuencia, minan la motivación. Desde la automatización de tareas operativas hasta el análisis de grandes volúmenes de datos, la IA puede encargarse de lo que podríamos llamar “el trabajo mecánico”.

Imaginemos un día laboral típico: reuniones, correos electrónicos, reportes, y la lista sigue. Entre el ajetreo diario, los espacios para la reflexión, la conexión genuina con compañeros de trabajo, o el desarrollo de ideas innovadoras se reducen drásticamente. Aquí es donde la IA puede hacer una diferencia significativa. Al hacerse cargo de las tareas rutinarias, abre espacio para que los trabajadores se concentren en lo esencial: la relación con los clientes, la innovación, creatividad, y el desarrollo de soluciones que exigen un conocimiento profundo y una sensibilidad humana: cualidades intrínsecamente humanas que las máquinas aún no pueden replicar.

Por ejemplo, en el ámbito de recursos humanos (RRHH), las herramientas de IA pueden analizar los datos de desempeño de los empleados y detectar patrones que podrían pasar desapercibidos, como problemas de compromiso o áreas de desarrollo. Pero el verdadero valor de la IA aquí es que deja a los líderes de RRHH más tiempo y recursos para enfocarse en lo que realmente importa: el bienestar de los empleados, el desarrollo de programas de formación personalizados, y la creación de entornos de trabajo más inclusivos y colaborativos. La tecnología puede ayudar a identificar los problemas, pero solo los humanos tienen la capacidad de escuchar y ofrecer soluciones empáticas y adaptadas a las necesidades individuales.

Este enfoque en la humanidad no es solo un beneficio para los empleados, sino también para las empresas y la sociedad en general. Los estudios han demostrado que los trabajadores que tienen la oportunidad de involucrarse en tareas significativas se sienten más satisfechos y son más productivos, impulsando un entorno laboral más saludable y equilibrado, y esto se traduce en una mayor lealtad y compromiso de los empleados.

La clave, entonces, no es temer a la IA, sino integrarla de manera estratégica y humana. Debemos asegurarnos de que esta tecnología esté alineada con nuestros valores y objetivos como sociedad. No se trata de sustituir la experiencia humana, sino de potenciarla. De esta manera, la IA puede convertirse en una herramienta para devolvernos algo muy valioso que hemos ido perdiendo en la vorágine de la productividad: el tiempo para ser humanos.

Director de Producto e Innovación Sesame.

Javier Rayón

Javier Rayón

Director de Producto e Innovación Sesame

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