Colaborador Invitado

Estimular la inversión

Es necesario estimular la inversión, hacerlo tiene dos vías bastante lógicas: la primera es a través de los recursos propios con los que cuenta el gobierno y la segunda vía es más complicada; implica elevar la confianza de los agentes económicos.

Por Rodolfo Campuzano, Director de Estrategia y Gestión de Portafolios de INVEX.

El reto es claro para el gobierno en materia económica: Hay que recuperar el crecimiento. Esto requiere estimular la inversión. El gran lastre en los últimos doce meses ha sido la recesión que se vive en el sector de la construcción y en alguna medida en el sector de energía. No es una tarea fácil; sin embargo, en semanas recientes al menos se nota una aparente comprensión por parte de las autoridades por ajustar elementos que han provocado el estancamiento actual.

Los indicadores financieros en semanas recientes han presentado un desempeño aceptable. La inflación ha descendido de manera notable, hoy acarreamos una inflación anual de 3.7%, las estimaciones apuntan hacia un número que puede ser menor. Por su parte, las cuentas externas hasta el mes de julio arrojan un superávit comercial. El tipo de cambio del peso frente al dólar ha demostrado en los últimos dos días que su alza en agosto respondió a la presión generada en los mercados globales y no a factores internos. Las tasas de interés han continuado descendiendo, los bonos de largo plazo bajaron sus réditos en 40 puntos base después de que Banxico decidió reducir al fin la tasa de referencia.

Si bien en el mundo hay una situación muy grave de bajo crecimiento en el sector manufacturero, también es cierto que países como México se han beneficiado del conflicto entre Estados Unidos y China. México ha aumentado su participación en las importaciones de dicho país.

No obstante, la percepción es adversa, hay escepticismo con relación a México derivado de su estancamiento. Las cifras preliminares que se asoman referentes al tercer trimestre no dibujan una situación mejor. Es posible que tengamos una cifra de crecimiento en este trimestre también muy débil.

Como le decía es necesario estimular la inversión, hacerlo tiene dos vías bastante lógicas: La primera es a través de los recursos propios con los que cuenta el gobierno; en esta dirección parece plausible el programa de inversión anunciado recientemente por la Secretaría de Hacienda por un monto que totaliza dos puntos porcentuales del PIB. Va a ser interesante revisar en los lineamientos presupuestales a publicarse este fin de semana si el programa de inversión pública en realidad cuenta con mayores recursos.

La segunda vía es más complicada; implica elevar la confianza de los agentes económicos. En este punto, hay aspectos que vale la pena resaltar. Por una parte, se debe tener claro por dichos agentes que el gobierno respetará acuerdos y actuará en concordancia con ellos. Ha sido una buena señal que las autoridades hayan reconvenido en mantener los contratos hechos con empresas privadas para la operación de gasoductos.

Por el momento, hay la sensación de que existe una nueva actitud hacia el sector empresarial desde que se anunció dicho acuerdo (la intervención del Ing. Slim en la mañanera, las menciones en el Informe de Gobierno). Se sabe que hay muchos proyectos de inversión que se mantienen en espera de una mejor perspectiva, su reactivación puede sentirse rápido en el crecimiento trimestral del PIB y puede colaborar a una generación de empleos, también necesaria.

El otro aspecto dentro de esta segunda vía es el mantenimiento de la estabilidad financiera. Llegamos a la fecha clave de presentación del presupuesto con la percepción de que no habrá datos que impliquen inestabilidad por el lado de las finanzas públicas. Más aún, al parecer la perspectiva de PEMEX puede seguir levantando la cabeza, con cifras de producción que ya no decrece y con aumentos importantes en la capacidad de producción de combustibles. Hay la sensación también de que eventualmente podrían verse números que posterguen o moderen la amenaza de bajas en la calificación. La prueba más elocuente de lo anterior es el fuerte descenso que han tenido las tasas de interés de los bonos de PEMEX durante la semana pasada (cerca de 50 puntos base).

Por último, aunque no es responsabilidad propia del gobierno, se requieren mejores condiciones de financiamiento y, vale la pena repetirlo, al parecer hay un movimiento de tasas a la baja por delante; así lo descuentan los bonos a distintos plazos. Tal parece que el Banco de México lo podrá validar a dos velocidades conforme baje la inflación y la Reserva Federal de Estados Unidos haga lo propio.

En un mundo en donde el crecimiento se ha mermado considerablemente y en donde solo Estados Unidos parece mantener un ritmo de actividad económica aceptable y de concretar un ambiente que mejore el crecimiento, aunque sea marginalmente, México puede lucir en mejor forma que muchos otros mercados emergentes. Eso podría reflejarse en que, a pesar de contar con menores tasas de interés en el futuro, pudiéramos observar estabilidad en el valor del dólar y un ambiente menos negativo que el que se tuvo en el verano. Vamos a ver si las sensaciones se vuelven una realidad y los estímulos funcionan.

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