Jordi Ciuró y Francisco Barnés
Según la Organización Mundial de la Salud, la CDMX es una de las metrópolis más contaminadas de América. A pesar de esfuerzos exitosos de los últimos años – como la introducción de la eco-bici y la expansión del Metrobús – la ciudad sigue teniendo un reto importante de sustentabilidad.
Los coches, las camionetas y los camiones explican gran parte del problema. Con más de 4 millones de vehículos en circulación, 22 millones de traslados al día y un transporte público limitado, la respuesta al reto de la contaminación en la ciudad está en una transformación inteligente de su movilidad, y también en la utilización de fuentes de energía limpias.
La CDMX no es la única que tiene un reto de calidad del aire debido al tráfico vehicular. Se están enfrentando situaciones similares en lugares como Paris, San Francisco y Copenhague. Estas ciudades están haciendo apuestas agresivas para que se adopten medios de transporte limpios. En Paris, por ejemplo, se espera contar para el 2025 con una flota de transporte público 80% eléctrica.
Llevar a cabo esta transformación con éxito es mucho más difícil de lo que parece. No es tan sencillo como invertir masivamente para que las personas sustituyan sus coches actuales por unos eléctricos. Las ciudades deben considerar las nuevas formas en las que se transportan las personas (por ejemplo, Uber y Cabify), anticipar la nueva demanda de electricidad que generarán los vehículos eléctricos, y entender cuáles son las inversiones que van a generar mayor impacto para darles prioridad. Sin una estrategia inteligente, las ciudades pueden invertir cientos de millones de dólares y de todas maneras no resolverán su problema de contaminación.
Para ayudar a las ciudades a diseñar una estrategia de movilidad limpia, Bain & Company y el Foro Económico Mundial estudiaron cómo se deben llevar a cabo estas transformaciones . El primer paso de este ejercicio fue definir una visión de futuro para las ciudades, y el segundo fue recomendar medidas para que las grandes metrópolis alcancen esta meta. En este artículo presentamos las ideas de este ejercicio, enfocado a la CDMX.
La visión de la ciudad inteligente
El primer elemento de la ciudad del futuro es un nuevo enfoque en la política de electrificación del transporte. Típicamente, en las ciudades se promueve que las personas sustituyan su coche tradicional por uno eléctrico, brindando facilidades a quienes realizan este cambio (por ejemplo, ofreciéndoles una devolución de impuestos). Sin embargo, en la ciudad de la siguiente generación el enfoque es promover que los medios de transporte público y compartido sean eléctricos. La razón es muy simple: los camiones, taxis, vehículos de servicio y el transporte público están en uso casi todo el día y por lo tanto, emiten mucho más contaminantes que los coches privados.
En segundo lugar, la ciudad del futuro está adaptada a los nuevos patrones de transporte. Uno de ellos es la expansión de la movilidad como servicio (Uber, Cabify, etc), que abrirá oportunidades como la de reducir los costos de transporte y reutilizar espacios urbanos que perderán su función actual (por ejemplo, muchos estacionamientos). Otro fenómeno muy relacionado al anterior es la adopción del transporte compartido (como Uber Pool), que permitirá reducir el tráfico y el número de vehículos en circulación. La ciudad de la siguiente generación no sólo permite, sino que fomenta y facilita estas nuevas tendencias de movilidad. Además, planea el nuevo uso que se le dará a los espacios urbanos que quedarán disponibles.
El tercer factor que define la visión de la ciudad del futuro es una nueva infraestructura para hacer posible y eficiente el uso de la electricidad en el transporte. Este punto es clave, por dos razones. La primera es que sólo se logrará que los taxis, los ubers y las camionetas de pasajeros sean eléctricos si existe una red de carga que sea conveniente y económica para sus conductores. En la actualidad, ese normalmente no es el caso. Por ejemplo, en la CDMX, las estaciones de carga eléctrica que existen fueron instaladas sobre todo para satisfacer las necesidades de los vehículos de uso personal, y por lo tanto están cerca de oficinas y zonas residenciales exclusivas. La segunda razón es todavía más importante. Imaginemos, por un momento, que ya existe una gran cantidad de vehículos eléctricos. ¿Qué pasa si todos los dueños los cargan en periodos de alta demanda de electricidad? La red eléctrica va a necesitar más capacidad para satisfacer este nuevo pico de demanda, y esto significa construir o expandir centrales eléctricas. Así, la ciudad va a producir la misma contaminación… después de haber invertido una fortuna.
Por eso, la ciudad de la siguiente generación cuenta con una infraestructura que hace posible la evolución de la movilidad. En primer lugar, tiene instalaciones de carga en puntos estratégicos, convenientes para camiones, autobuses, taxis y ubers. En segundo lugar, la ciudad cuenta con medios operantes para controlar los picos de demanda, ofreciendo tarifas más económicas en las horas en las que hay típicamente menos usuarios cargando sus vehículos. Inclusive, cuenta con aplicaciones para comunicarle variaciones de tarifas a los usuarios en tiempo real.
¿Cómo puede la Ciudad de México realizar esta transformación?
Lo primero que se debe hacer en la CDMX para dar este salto decisivo hacia la próxima generación de movilidad es crear una organización que agrupe a los gobiernos locales, alcaldías, municipios, CFE, PEMEX, sindicatos, concesionarios, proveedores y empresas de transporte, entre otros, para que éstos acuerden una estrategia coordinada para la ciudad. A partir de este consenso, las políticas municipales, regionales y nacionales deben complementarse para perseguir el mismo fin. De lo contrario, cada actor definirá una visión diferente y los esfuerzos pueden ser contradictorios y hasta contraproducentes.
La segunda acción debe ser continuar con la transición de generación de energía limpia en la ciudad. En la actualidad, las plantas que emplean gas natural como combustible dominan el sistema. Sin embargo, ya se ha priorizado la inversión en fuentes de energía renovable – alineado con la meta nacional de producir el 35% de la electricidad de fuentes limpias para 2024. Para que la electrificación del transporte tenga algún efecto positivo, estas ambiciones se tienen que cumplir, pues de lo contrario la generación de la electricidad que requieren los vehículos limpios producirá la misma contaminación que se buscaba evitar con la adopción de los mismos.
La tercera medida para conseguir una nueva movilidad en la ciudad es redirigir las inversiones públicas para promover el transporte eléctrico. Actualmente, los subsidios están orientados hacia la sustitución de coches de uso privado , y gracias a estos apoyos se han adquirido más de 8,000 vehículos eléctricos desde el 2016. Sin embargo, la sustitución de vehículos privados debe ser una segunda prioridad, solamente promoviéndose a través de subsidios modestos (por ejemplo, que sean sujetos a una menor tenencia) y programas de inspección vehicular que gradualmente vayan exigiendo mayores estándares ambientales para los coches de combustión interna en circulación. En cambio, las inversiones necesitan concentrarse en los vehículos de mayor uso: camiones, camionetas de pasajeros, metrobuses, peceras, taxis y ubers eléctricos, pues así se garantiza que cada peso invertido tenga el mayor impacto posible. Adicionalmente, se necesitan instalar estaciones de carga en zonas estratégicas: aeropuerto, estaciones de camión y de tren, así como en puntos cercanos a las avenidas principales. Más adelante, para anticipar la demanda excesiva de energía a ciertas horas 'pico', será necesario digitalizar el proceso y desarrollar tarifas dinámicas o descuentos para quienes carguen en horas de baja demanda.
La CDMX está en un momento privilegiado para acabar de una vez por todas con su problema de contaminación. Sin embargo, se requiere alinear a todos los involucrados alrededor de una estrategia inteligente para no dejar pasar esta oportunidad única.
3 Nacionales: no pagar el impuesto Federal del ISAN, el apoyo de la CFE para que los dueños de coches eléctricos no enfrenten tarifas más altas; Estatales: no pagar tenencia, exención del programa de verificación vehicular y placas y engomados para identificar estos vehículos más fácilmente.
*Los invitados son socios de Bain & Company en la oficina de la Ciudad de México, el primero es experto en la industria eléctrica y el segundo, en petróleo, gas y sustentabilidad.