Colaborador Invitado

Retos y desafíos de la nueva normalidad

Los líderes deben trabajar para que sus compañías desarrollen un papel ciudadano activo con un faro estratégico que no lo aparte de su horizonte, sin importar las tempestades a las que se enfrente.

Por Javier Rosado, Socio y Director General Región Norte LLYC.

Pensaba comenzar estas líneas con la cifra de infectados, de fallecidos, o de empleos perdidos a causa de la pandemia causada por el Covid19. Esos, y el resto de datos quedan desfasados minutos a minuto. Pero sí hay algo que permanece: esta situación nos ha cambiado y nos ha cambiado para siempre. Desde el orden geopolítico, con un Estados Unidos que sigue alejándose del protagonismo histórico en la toma de decisiones globales escenificada en el retiro de recursos a la OMS, a la disrupción que se avecina en las cadenas de suministros, muy centradas hasta este momento en Asia.

Podemos estar más o menos de acuerdo en qué punto de la curva estamos, pero creo que todos coincidimos en que los líderes son conscientes de que vivimos un #turningpoint. Un momento de grandes retos, pero también de grandes oportunidades. Posiblemente, nunca en la historia hemos vivido un cambio tan profundo y tan rápido, y eso es lo que hace que este momento sea tan especial, un momento en el que lo urgente y lo importante convergen de tal forma que cualquier decisión que tomemos se vuelve crítica.

Puede parecer que nuestras compañías tienen que tomar grandes decisiones sin saber hacia dónde dirigirse. El reto no es minúsculo ya que tenemos prioridades inminentes, como relanzar nuestras actividades y recuperar el tiempo perdido de los últimos meses, identificar cómo puedo influir en las decisiones que se van a tomar y que eventualmente condicionarán mi futuro, o cómo manejar el equilibrio entre la inversión de puesta en marcha inmediata con la que necesitaremos hacer para adaptarnos a la nueva situación. Y todo, manteniendo enfocado y comprometido a un equipo de colaboradores que ha sufrido un cambio profundo de su "modus operandi" en los últimos meses. Y, para colmo, esos retos hay que enfrentarlos con el gran nivel de incertidumbre que supone no saber si hemos rebasado el punto crítico de la pandemia, o si habrá futuros rebrotes.

Todos esos retos responden a una necesidad principal que es volver a ganar la confianza de nuestros grupos de interés. No se trata sólo de hacer... sino también de comunicar lo que se hace, de pasar del storytelling al storydoing. Los líderes deben trabajar para que sus compañías desarrollen un papel ciudadano activo con un faro estratégico que no lo aparte de su horizonte, sin importar las tempestades a las que se enfrente. Ese faro debe ser el propósito corporativo, no como una definición más que se pierde en las paredes de nuestras empresas sino como una forma de vida que rige la gestión de la compañía.

Para ello, la comunicación juega un papel tan importante. Los líderes saben que es como la argamasa que es capaz de unir sillares y hacerlos perdurar en el tiempo. Es la manera de transmitir esa visión y ese compromiso empresarial (o gubernamental) a todos los stakeholders lo que hará que la adaptación a la nueva normalidad sea más exitosa.

En definitiva, ese liderazgo basado en la anticipación es la que ha hecho brillar a líderes políticos como la alemana Angela Merkel o empresarios como Bill Gates o Pablo Isla. No podemos luchar contra la corriente, hay que aprovecharla a nuestro favor para salir favorecidos. Por eso nosotros siempre decimos, utilizando el término anglosajón, #Embrace the New Normal.

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