Por Hermes Castañón, Socio Líder de Servicios Financieros de KPMG en México
En el escenario de incertidumbre generado por la pandemia de Covid-19, se ha deteriorado la economía a escala global, lo cual podría erosionar el sistema financiero.
En las últimas semanas han surgido algunos desafíos para el sector bancario derivados de factores externos, como la volatilidad en los mercados de capitales, el tipo de cambio y las bajas en las tasas de interés anunciadas por el Banco de México. Aunado a lo anterior, se han detectado seis retos principales para el sector:
1) Activación de los planes de contingencia: para hacer frente a la emergencia actual, las instituciones bancarias requirieron activar sus planes de continuidad de negocio. Esto implica una adecuación previa de indicadores clave de desempeño, incluyendo el replanteamiento de los presupuestos de las distintas instituciones del sector.
2) Servicios bancarios: se debe garantizar la disponibilidad de los servicios indispensables, tanto para la sociedad como para las empresas, ya sea de manera digital, con aplicaciones móviles o servicios de Internet, compras en línea mediante tarjeta de crédito, pero también de manera física en sucursales, contando con dotación de efectivo y cajeros automáticos.
3) Repercusiones en la liquidez: a raíz de esta contingencia, las instituciones bancarias podrían experimentar problemas de liquidez. Los clientes y las empresas acuden a ejercer líneas de crédito previamente establecidas o, incluso, buscan gestionar algún préstamo para solventar sus necesidades de liquidez, ya que muchos negocios han tenido que suspender sus operaciones por la contingencia.
4) Deterioro en los portafolios de crédito en distintas etapas: las instituciones tendrán que revisar los impactos financieros de la contingencia en la economía, ya que probablemente algunos de sus deudores no cuenten con la suficiente liquidez para hacer frente al pago de créditos que tenían previamente contratados. Los bancos deben medir de manera cautelosa y a detalle el posible deterioro en sus carteras de crédito.
5) Impactos de capital: se deberá evaluar bajo el escenario actual las provisiones de cartera de crédito, tomando en cuenta los posibles efectos en el capital. A pesar de que la banca en México está bien capitalizada, el presente reto exige realizar mediciones minuciosas durante la contingencia y más adelante.
6) Ciberseguridad: la delincuencia ha aprovechado la situación para detectar las vulnerabilidades de los clientes e instituciones bancarias, y atacar los sistemas informáticos con diversas estrategias criminales, como utilizar las bases de datos e información de los clientes.
Las instituciones bancarias han implementado diversos programas de apoyo para sus clientes, principalmente en el diferimiento de los saldos deudores. Por ejemplo, a quienes estén al corriente de sus pagos se les darán facilidades para realizar el pago hasta los próximos cuatro meses. Esto ayudará a que los impactos sean menores y que se solvente la liquidez en un futuro. Sin la realización de estos programas de apoyo, los efectos serían notables desde los 30 a 45 días posteriores al inicio de la contingencia, ya que estas medidas permiten que los clientes no caigan en las modalidades de pago vencido o cartera vencida.
Ante la presencia de esta contingencia, el sector bancario tendrá que realizar diversos cambios en el corto plazo hacia el futuro. Muchas instituciones entrarán en una etapa de preparación de nuevas formas de servicio en las cuales se enfocarán en crear experiencias positivas para el cliente de maneras novedosas y poco convencionales. La reinvención en las formas de trabajo llevará a replantearse cómo realizar los procesos día a día, lo cual impulsará un proceso de transformación digital que, eventualmente, llevará a una reforma de los servicios y productos.