Colaborador Invitado

Sobre el asesinato de Eugenio Garza Sada

La Guerra Fría, la lucha entre las dos superpotencias mundiales, llevó consigo a 22 millones de muertes alrededor del mundo. Una de esas víctimas inocentes fue la del ingeniero Eugenio Garza Sada, un empresario sencillo y visionario, quien no hizo su fortuna bajo el amparo del gobierno.

Por Manuel Guerra de Luna, investigador sobre la década de los sesenta en México**

Un ex guerrillero de la Liga 23 de septiembre me confesó que lo reclutaron a los 18 años para iniciarse en el movimiento, en la Ciudad de México. Para que esto sucediera un lugarteniente cubano le advirtió que tenía que asesinar primero a un policía capitalino. Acto seguido, el muchacho buscó a su víctima con la ilusión de formar parte de un movimiento autoproclamado como revolucionario. Al verse adoctrinado psicológicamente por los cubanos que conspiraban en México, no tuvo más remedio que cumplir con la cruel consigna: asesinar al padre de su mejor amigo, quien resultó ser un simple policía vial.1

La idea de secuestrar a Eugenio Garza Sada no nació en el seno de la Liga 23 de septiembre como los historiadores oficiales aseveran; sino en un movimiento guerrillero denominado MAR (Movimiento de Acción Revolucionaria), en el que participaban jóvenes mexicanos adiestrados en Corea del Norte y manipulado, desde un inicio, por la embajada rusa en México en la década de los sesenta del siglo pasado.2

De hecho, el MAR intentó secuestrar al expresidente Miguel Alemán ya retirado de sus labores presidenciales, pero el Estado Mayor Presidencial lo impidió al instante eliminando a balazos a todos los perpetradores.3

Igualmente, en enero de 1969, un joven mexicano, perteneciente al MAR, fue el encargado de atravesar los retenes de Berlín Occidental con destino a Rusia, nada menos que un maletín con todas las ubicaciones topográficas de los cuarteles militares de nuestro Ejército Mexicano.4

Para mí es muy claro: en aquel entonces y, hasta la fecha, lo acontecido fue una traición a la patria.

Dos hermanos cubanos, Fidel y Raúl Castro Ruz decidieron levantarse supuestamente en armas por la libertad del pueblo cubano al momento de atacar el cuartel Moncada, el 26 de julio de 1953.

Ahora sabemos que Raúl era un ferviente marxista y leninista, y que perteneció secretamente al Partido Socialista Popular (PSP) en Cuba por muchos años antes de siquiera pensar en una revolución.5

Lo cierto es que la pugna entre dos ideologías encontradas como son el capitalismo versus el comunismo, en el periodo de la historia denominado la Guerra Fría, también se adelantó a los hermanos Castro.

El soviético Nikolai Leonov, quien llegó a ser jefe de la KGB en Latinoamérica, conoció de "casualidad" a Raúl Castro meses antes de su fallido ataque al cuartel Moncada. Leonov no paró ahí y se encontró nuevamente de "casualidad" a los hermanos Castro y al "Che" Guevara en su exilio en México. Demasiada casualidad para ser verdad.6

En la década de los sesenta más de mil agentes de la KGB arribaron a México; unos para tocar base y viajar por el continente; otros para quedarse en México, pero todos con el propósito de conspirar.7

En diferentes ocasiones, las autoridades mexicanas tuvieron que expulsar a varios de ellos por agarrarlos, literalmente, en la movida.8 Además, no existía alguna razón de negocios o de intercambio comercial que justificara la estancia de estos infiltrados. Aunque utilizaban, eso sí, a los cubanos y algunos yugoslavos para realizar el trabajo sucio.

Para 1959, después de haberse preparado militarmente en México, los hermanos Castro Ruz llegaron al poder en Cuba y, reapareció nuevamente en escena, Nikolai Leonov. Quien se puso a trabajar a la brevedad: se encontró con Raúl Castro en Checoslovaquia para llevarlo directamente a Moscú y entrevistarse con el mismísimo Nikita Jrushchov, máximo líder soviético.9

Desconocemos los detalles del encuentro, pero lo que es un hecho es que para diciembre de 1960, dos meses antes de que el presidente estadounidense John F. Kennedy asumiera el poder, el Departamento de Estado de Estados Unidos ya tenía información de la construcción "en territorio cubano de 17 plataformas de lanzamiento de proyectiles atómicos de fabricación rusa".10 Fue cuando Kennedy expresó a sus más allegados que "Latinoamérica era la zona más peligrosa del mundo", y tomó cartas en el asunto al intentar derrocar a los hermanos Castro con una invasión.

En el momento en que el hermano del presidente estadounidense, Robert Kennedy, se enteró del fracaso de la operación Zapata en Cuba, exclamó "ahora vamos a tener una escopeta directamente apuntada en nosotros".

En efecto, sobrevino la crisis de los misiles en octubre de 1962; Cuba estuvo a punto de desaparecer del mapa y, de paso gran parte de la humanidad, no es exageración. Pronto los rusos y los estadounidenses llegaron a un acuerdo, pero los más afectados resultaron ser los cubanos al imponerles un bloqueo comercial.

Me pregunto: ¿fue un acto valiente o ignorante? El hecho de que Fidel Castro Ruz arriesgara a su pueblo al fallecer en una guerra suicida y manipulada por los soviéticos. Hasta hoy, Cuba no ha conocido la libertad aunque sí la tiranía, el abandono y la pobreza extrema, gracias a la terquedad de sus gobernantes.

Como haya sido la fiebre cubana invadió a México. Y los disidentes mexicanos copiaron a Castro atacando un 23 de septiembre de 1965 al cuartel Madera, en Chihuahua. Fueron ocho guerrilleros perseguidos y abatidos. Aunque sí debo recalcar que nadie recuerda al teniente, dos sargentos, un cabo más dos soldados fallecidos en la refriega.

Por otro lado, lo cierto es que ni a los estadounidenses ni a los soviéticos les importaba la suerte de los mexicanos o cubanos. Ante el embate internacional la soberanía de México se encontraba en peligro. La CIA era tan peligrosa como la KGB. Aunque a decir verdad la CIA se encontraba en casa. Y la plaza a defender era México, entre muchas otras del continente americano.

En suma, es imposible comprender la guerrilla de los años sesenta y setenta en México sin dejar a un lado el panorama internacional. La Guerra Fría, la lucha entre las dos superpotencias mundiales, llevó consigo a 22 millones de muertes alrededor del mundo. Una de esas víctimas inocentes fue la del ingeniero Eugenio Garza Sada, un empresario sencillo y visionario, quien no hizo su fortuna bajo el amparo del gobierno. Emblema de superación y progreso. Un mexicano valiente dedicado al trabajo.

1 Ex guerrillero de la Liga 23 de septiembre, en conversación con el autor, Ciudad de México, 2015.

2 Fernando Pineda, entrevista, Chilpancingo, Guerrero, octubre de 2016.

3 Ibídem.

4 Salvador Castañeda, entrevista, Ciudad de México, octubre de 2016.

5 Michelle Getchell, The cuban missile Crisis and the Cold War. A short history with documents (Indianapolis, Hackett Publishing Company, 2018), p. 38.

6 Nikolai Leonov, Raúl Castro un hombre en revolución (Madrid: Edhasa, 2018). De hecho en las memorias del ruso recuerda haber sido el único soviético con la idea de aprender español, lo que él nunca tomó en cuenta al escribir sus endebles memorias, fue que apenas hace unos meses (en julio de 2019) encontré en los registros de la UNAM a otros dos agentes de la KGB tomando clases con él.

7 Información recabada de los registros de entrada y salida de personal de la embajada de la antigua URSS entre 1955 al 1971 en los expediente diplomáticos del Archivo Histórico Genaro Estrada de la Secretaría de Relaciones Exteriores.

8 Archivo General de la Nación. Secretaría de Gobernación siglo XX, Dirección Federal de Seguridad, Versión Pública del expediente Fidel Alejandro Castro Ruz, Legajo Único, 411 pp.

9 Nikolai Leonov, Raúl Castro un hombre en revolución (Madríd: Edhasa, 2018).

10 Secretaría de Relaciones Exteriores, Archivo Histórico Genaro Estrada, expediente III-5607-1, fojas 1-3.

*El autor ha investigado sobre la década de los sesenta en México durante más de cinco años, tanto en archivos privados como en nacionales e internacionales y en entrevistas que serán publicadas en el libro México, capital del tercer mundo.

**Es autor de Los Madero. La saga liberal y ensayista y articulista en las publicaciones Proceso, Letras Libres, entre otras.

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