Colaborador Invitado

Walking the Walk: TMEC aprobado en México

La aprobación del TMEC en el Senado de la República envía una señal contundente a nuestros socios comerciales de Norteamérica de que en México existe un consenso a nivel nacional respecto a los beneficios que el TLCAN modernizado le brindará a nuestra economía, así como a la competitividad de la región.

Por Kenneth Smith

Walking the Walk es la expresión estadounidense para señalar que se ha cumplido con una promesa. Viene siendo la respuesta a nuestra expresión "A ver si como roncas duermes". Y eso es exactamente lo que México acaba de hacer: cumplir con la tarea de aprobar el TMEC en el Senado de la República. Esto envía una señal contundente a nuestros socios comerciales de Norteamérica de que en México existe un consenso a nivel nacional respecto a los beneficios que el TLCAN modernizado le brindará a nuestra economía, así como a la competitividad de la región.

Hemos cumplido, y ahora le corresponde hacerlo a EU y a Canadá. Este último ha avanzado en su proceso interno de ratificación y se espera que la aprobación se dé en los próximos días o semanas. Como hemos descrito en anteriores ocasiones, el panorama luce mucho más complicado en EU. El haber sido el primer país en aprobar el TMEC es un acierto de México, pero también es una apuesta que no está libre de riesgos. Por un lado, la aprobación veloz del TMEC en México evitó que surgiera cualquier intento doméstico por reabrir el texto del Tratado, o peor aún, suspender el proceso de ratificación derivado de las francas agresiones del presidente Trump en contra de México en las últimas semanas. Habrá quien diga que nos convenía amenazar a Trump con no ratificar el TMEC y negarle así una victoria política en su país, la cual tiene claramente la intención de cacarear en su campaña presidencial. Sin embargo, esto hubiera sido un grave error porque habría incrementado la incertidumbre de los mercados que de por si sufrieron un golpe importante debido a la crisis arancelaria. Nos hubiéramos dado un balazo en el pie.

Por otro lado, la ratificación en México tampoco nos brinda una garantía de que al final del día EU no solicitará una reapertura del texto del TMEC. Hasta el momento, los poderes ejecutivos de los tres socios del TLCAN han señalado que se opondrán a cualquier intento por reabrir el texto del Acuerdo por la sencilla razón de que se abriría una caja de Pandora, lo que rápidamente podría salirse de control. El TMEC abarca tantas áreas de la vida económica de sus miembros que cualquier intento de renegociar afectaría los delicados balances que permitieron cerrar una negociación tan compleja. Un intento por parte de EU de reabrir el capítulo laboral o revivir la cláusula de estacionalidad agrícola podría llevar a México a pedir concesiones en las reglas de origen del sector automotriz o en medicamentos biológicos, mientras que Canadá tendría algo que decir en materia del acceso que otorgó en su sector lácteo. En pocas palabras, sería un desastre.

Pero a pesar de que el Representante Comercial de EU (USTR) ha señalado públicamente que no aceptará que se reabra el Tratado, sabemos 1) que Robert Lighthizer tiene la encomienda de la Casa Blanca de obtener los votos necesarios para aprobar el Acuerdo este año, y 2) EU ya ha reabierto tratados de libre comercio que habían sido aprobados por sus socios comerciales. Ese fue el caso del TLC EU-Colombia, en el que tras la aprobación de Colombia en su Congreso en 2007, EU congeló el proceso de ratificación debido a la oposición demócrata en materia laboral. El tema no se resolvió hasta 2012, tras la negociación de un "Plan de Acción" que estableció nuevos requisitos laborales para Colombia. La Casa Blanca ha señalado su intención de obtener la ratificación del TMEC antes del receso del Congreso en agosto, pero existe una alta probabilidad de que la negociación entre demócratas y el presidente Trump se complique, y que el voto no se lleve a cabo hasta el otoño. Debido al precedente colombiano, no podemos descartar la posibilidad de que, bajo presión de los demócratas para obtener los últimos votos necesarios, Trump acepte pedirle a México que reabra el texto en un tema tan sensible como el laboral.

¿Cuál sería la respuesta del Gobierno de México si esto sucede? Habiendo ya aprobado el Acuerdo en el Senado de la República, la respuesta debería ser un rotundo "NO". Pero es fácil imaginar que el Gobierno de México se vería enormemente presionado por Trump si utiliza las mismas tácticas rudas que utilizó cuando nos amenazó con los aranceles.

En mi opinión será muy importante que nuestro Gobierno reafirme ante EU que la reapertura del texto del TMEC no es opción, bajo ninguna circunstancia. Y fiel al estilo que nos funcionó durante la negociación del TMEC, podríamos ofrecer alternativas creativas que no requieran reabrir texto. Por ejemplo: si los demócratas insisten en que es necesario mejorar los mecanismos para garantizar el cumplimiento del Tratado, sería posible acordar a través de cartas paralelas que las Partes llevarán a cabo modificaciones de carácter administrativo durante el primer año de vigencia del TMEC para mejorar los procedimientos a través de los cuales se forman los paneles arbitrales de solución de controversias y se emiten las resoluciones. Eso evitaría que los demócratas tomen de rehén al TMEC y condicionen su voto a que se reabra el texto, y al mismo tiempo les permitiría salvar cara al declarar victoria y construir una narrativa positiva que señale que el Tratado se modificará a la brevedad.

Adicionalmente, México deberá ser muy contundente en rechazar cualquier intento por parte del Presidente Trump de volver a amenazar a nuestro país con la imposición de aranceles. La cláusula de revisión del acuerdo migratorio recién negociado le deja la puerta abierta a EEUU para decidir, de manera discrecional, si México está cumpliendo con los compromisos adquiridos. Lo anterior resulta sumamente peligroso ante un presidente estadounidense cuyo modus operandi es la confrontación y el bullying. Si esto sucede, México debería mostrarle a EU la lista de represalias ampliada que ya había elaborado cuando se suscitó la crisis arancelaria, y señalar que estamos listos para tomar dichas represalias e iniciar litigios bajo el TLCAN y en la Organización Mundial de Comercio (OMC). Debemos entender que México no está solo en esta batalla, y que la carta fuerte es la enorme oposición del sector privado estadounidense a los aranceles en contra de México. Sabemos que la US Chamber of Commerce ya tenía lista una demanda en contra del Gobierno Federal por la ilegalidad de las medidas que pretendía imponer en contra de México. Es importante recordar que ya hay un precedente importante en el que el Poder Judicial de EU frenó las pretensiones del presidente Trump, cuando al inicio de su administración emitió una orden ejecutiva para prohibir la entrada a EU a ciudadanos de ciertos países árabes.

Ex Jefe Negociador del TLCAN para al Gobierno de México y socio en el despacho 'AGON, Economía y Derecho, Estrategia'.

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