Rotoscopio

América, Cruz Azul y la mejor final de la historia

Pocas historias en la tele más emocionantes que aquella final de 2013 entre Cruz Azul y América, merecidamente el partido más visto del futbol mexicano, escribe Daniel Krauze.

La gran televisión tiene drama, así se desprenda de la ficción o de la realidad. Mi momento favorito de los Óscar, por ejemplo, fue cuando La La Land recibió el premio a Mejor Película y, ya con los ganadores en el estrado, la transmisión se dio cuenta de que había cometido un error y que la ganadora había sido Moonlight. Aquel momento tuvo todos los ingredientes necesarios: una competencia reñida, un conflicto y un final inesperado. Por eso es inútil que la Academia pretenda inflar su rating cambiando de formato. Los Óscar son divertidos cuando sorprenden, pero las sorpresas –por diseño– no pueden planearse. Por eso la ceremonia es casi siempre aburrida.

¿Por qué nos gusta ver programas de debate, entre individuos con opiniones muy distintas? Porque los duelos de todo tipo tienen un claro conflicto y, a menudo, un vencedor y un perdedor. Ese mismo principio aplica a programas de concursos y reality shows como Top Chef, Project Runway o Big Brother. El drama está en el entramado de buena parte del contenido que vemos. Y en ningún lugar está más presente que en el deporte.

He visto pocas historias en la tele más emocionantes que aquella final de 2013 entre Cruz Azul y América, merecidamente el partido más visto del futbol mexicano. Había un favorito: el equipo con más de quince años sin levantar el trofeo. Un villano: el equipo cuyo eslogan reta a sus contrincantes a odiarlos más. Y hubo, por supuesto, sorpresas que ni el mejor guionista podría haber fabricado: dos goles de último minuto para empatar el partido, uno de ellos anotado por la cabeza de un portero volador, y un desenlace en el que, como en un dramón hollywoodense, llovía a cántaros. A diferencia de como ocurre en Hollywood, sin embargo, los buenos no ganaron. La ficción es más noble y cómoda que la realidad.

Quizás el duelo del domingo me demuestre otra cosa. A la saga del América contra Cruz Azul en los dosmiles le urge un final feliz.

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