Signos y Señales

Concentración de la deuda municipal

Hablar del problema de la deuda como un fenómeno municipal es una exageración, ya que su dependencia de las autoridades y recursos estatales, es muy fuerte.

El autor es el Auditor Superior de la Federación

Un tema no nuevo es la insuficiencia del municipio en México para tener recursos suficientes para ser protagonista de su propio desarrollo. Tenemos, según mis cuentas, aproximadamente dos mil 545 municipios, más de la mitad con niveles elevados de marginación, concentrados en su mayoría en los estados del sur-sureste, siendo su máxima expresión los 570 municipios de Oaxaca –la cuarta parte del total nacional–, que junto con los de Puebla, Veracruz, Chiapas y Guerrero, significan casi la mitad. En Oaxaca, 417 son de usos y costumbres, cuyas autoridades son elegidas por las comunidades en procesos abiertos. Generalmente duran un año en su gestión, puesto que no reciben remuneración alguna, pero sí tienen prácticas de transparencia ciudadana, por ello incluso las normas de armonización contable no se aplican, no tienen acceso a Internet ni tienen oficinas. Aplica fundamentalmente la participación ciudadana, como los de municipios de mayor desarrollo y de mayores ingresos. Por ello es necesario conocer in situ la realidad municipal, no puede verse sólo en los libros, aunque hoy hay estupenda información estadística y análisis importantes, como los del INEGI y Coneval.

Viene a cuento al revisar las cifras de la deuda municipal, la cual, de acuerdo con el CEFP de la Cámara de Diputados, ha crecido en 10 años, de 2009 a la fecha, 26.6 por ciento, incluso con tendencia cíclica de reducción e incremento, quizás por la existencia de la Ley de Disciplina Financiera y porque la mayoría no tienen acceso a la misma. Hoy la misma asciende a 38 mil 822 millones de pesos, de los cuales alrededor de 40 por ciento provienen de la banca de desarrollo; esto es, la deuda municipal con la banca múltiple asciende a sólo a 20 mil millones de pesos, frente a los más de 500 mil millones de pesos de la deuda estatal.

En una investigación propia de hace algunos años, mostraba cómo en 25 municipios, apenas el uno por ciento de los mismos, estaba concentrada la mitad de la deuda local. Hoy, al primer trimestre de 2019, ya concentran el 60 por ciento, y subrayo el uno por ciento de los municipios.

Así que hablar del problema de la deuda como un fenómeno municipal es, digamos, una exageración, los habitantes de dos mil 520 municipios no tienen preocupación por lo que deba su autoridad; más bien, o preocupante, es que no tengan acceso a recursos que podrían ayudarlos, si están bien contratados, si es transparente su destino, a potenciar su desarrollo.

Su dependencia de las autoridades estatales es muy fuerte.

Además, un 88 por ciento de la misma se concentra en los municipios de diez estados, destacando los siete mil millones de los municipios de Jalisco, por arriba de cuatro mil millones de los de Nuevo León, Baja California y Sonora. Sólo seis municipios del sur: Benito Juárez, Solidaridad y Cozumel, en Quintana Roo; más Acapulco, Guerrero; Coatzacoalcos, Veracruz, y Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, forman parte de ese "club" de los 25 con más acceso al crédito en el país. Nueve municipios deben más de mil millones, suman 37 por ciento, siendo los más endeudados Tijuana, Guadalajara y Monterrey.

Si lo han usado correctamente, con transparencia y oportuna rendición de cuentas, tenemos que analizarlo, pero es claro que no es tema nacional.

Por los ingresos es claro que la recaudación del predial también se recauda fundamentalmente en 100 municipios, dejando de lado a la CDMX, que tiene un régimen unitario y lo recauda el gobierno de la ciudad, pero significa alrededor del 25 por ciento de sus ingresos totales.

Esto nos muestra una vez más cómo ha estado concentrado el desarrollo y la inversión pública, por ello es afortunado que hoy sí el presupuesto se está orientando al sur, particularmente a Oaxaca, con inversiones que impulsarán el gran potencial de desarrollo de este estado mágico, siempre presente en el discurso, pero no en la inversión en infraestructura.

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