Signos y Señales

Municipio y gasto federalizado

Para lograr el desarrollo social y regional, se requiere partir desde la base municipal, de abajo hacia arriba, y que los programas sociales sean amigables con la figura municipal.

El autor es el Auditor Superior de la Federación

Mi reconocimiento al Dr. Alejandro Gertz Manero por los dos hitos de esta semana en el combate a la corrupción, por parte de la FGR.

Esta semana se ha hablado del tema municipal: tenemos más de dos mil 500 municipios, se trata del único orden de gobierno que tiene territorio, más de la mitad vive en condiciones de pobreza extrema e históricamente, a pesar de las reformas al artículo 115 constitucional, no ha logrado despegar en materia de desarrollo.

En el sur sureste están más de la mitad de los municipios del país, la mayoría en condiciones de pobreza y miseria, siendo víctimas no solo de los cacicazgos de cada región, sino –como se ha visto– del crimen organizado en sus diferentes facetas; siguen viviendo situaciones de inseguridad extrema y la violencia domina amplias regiones de la nación.

Pero tienen una gran riqueza comunitaria, y una voluntad ciudadana para participar en la construcción de su propio desarrollo, por ejemplo está el caso de Oaxaca, con sus usos y costumbres: en 1995 se reconocen los usos y costumbres en la organización política municipal, y en 1998 se promulga la Ley de Derechos de los Pueblos y Comunidades Indígenas de Oaxaca, en la cual el tequio –el trabajo ciudadano– y la transparencia son ejemplares: 417 de los 570 municipios de esa entidad se rigen por este sistema.

Las autoridades municipales actúan sin afán de lucro, duran generalmente un año en el cargo, que ejercen con entusiasmo y un espíritu de servicio. Un buen ejemplo es el de los caminos rurales en ese estado, con la participación de los ciudadanos, como lo demuestran los estudios sobre participación ciudadana en los diversos programas sociales que se han realizado en la ASF. La base de su organización es la Asamblea.

En la segunda mitad de los años ochenta, se crearon programas como Lluvia, Tequio y Alimentos o Atajar el Agua a como dé Lugar, existiendo una figura poderosa que ayudó al ejercicio transparente y eficiente de los recursos, que fue la de los contralores sociales en cada municipio y la publicación de ingresos y gastos en los pequeños palacios municipales.

Para lograr el desarrollo social y regional, se requiere partir desde la base municipal, de abajo hacia arriba, y que los programas sociales sean amigables con la figura municipal. Eliminar los pari passus en programas como el Fonden, por ejemplo.

Se le ha criticado al municipio que es un mal recaudador, utilizándose las cifras del impuesto predial, que descontando a la CDMX, apenas rebasa el 0.1 por ciento del PIB, muy lejos del 0.6 de Chile o el 0.4 de Colombia; por un lado, por el desinterés fiscal por un centralismo tributario, pero fundamentalmente por la estructura nacional de la desigualdad, por ello la recaudación del predial ha provocado que la misma se concentra en un poco más de 100 municipios, excluyendo a la CDMX, que tiene constitucionalmente un gobierno centralizado, cuya recaudación del predial la hace el gobierno central.

En el informe que presentará la ASF la siguiente semana, se observará que el gasto federalizado, esto es participaciones y aportaciones, cuya fiscalización es responsabilidad exclusiva de la misma, representan tres cuartas partes de las casi dos mil auditorías realizadas en 2019.

Con el tiempo para aclarar las observaciones, será hasta fin de año cuando haya cifras definitivas, que no es el mejor indicador, esto es dos años después de que se ejerció el primer peso del presupuesto 2018. De ahí la urgencia de reformas que permitan que la Auditoría pueda revisar en tiempo real, esto es antes de que se comentan los presuntos o probables desvíos, ya que aún las denuncias son sobre hechos ya ocurridos.

Efectivamente, los reintegros y las sanciones son necesarias, pero siempre será mejor prevenir, incluso en el ámbito municipal.

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