La esperada destilería 1800 de Becle, anunciada como la más grande y sustentable de la industria tequilera, no entrará en operaciones este año como se había proyectado. Según declaraciones de Rodrigo de la Maza Serrato, director general de la empresa, las condiciones desfavorables del mercado han obligado a cancelar algunos gastos de capital y reprogramar parte del proyecto hasta 2025. Este retraso supone un cambio significativo en los planes de expansión de la compañía, que había anticipado un impacto transformador en la región de Tequila, Jalisco.
“Tenemos algunos gastos de capital que se han cancelado dadas las condiciones actuales del mercado que, como puede ver, son desfavorables. El resto es solo una fase, solo la fase de la nueva destilería 1800, en la que parte del proyecto se reprogramó hasta 2025. Así que básicamente trasladaremos esa inversión al próximo año”, expresó De la Maza Serrato en conferencia con analistas, después de su reporte financiero del tercer trimestre.
En marzo de 2024, Becle —fundada por Juan Francisco Beckmann— había informado que la destilería, construida en la comunidad de El Medineño, sería la planta más eficiente en términos de capacidad, generación de empleos y uso de recursos. Durante su construcción, el proyecto generaría 2 mil empleos directos, y se esperaba que su operación creara más de mil puestos adicionales, entre directos e indirectos. Sin embargo, con este aplazamiento, la región deberá esperar al menos un año más para ver los beneficios prometidos.
La decisión de posponer esta inversión refleja las complejidades que actualmente enfrenta el mercado tequilero, marcado por la incertidumbre económica y las presiones del entorno global. Aunque Becle asegura que este retraso es solo temporal.
Sin embargo, la empresa mantiene su compromiso de completar la destilería 1800, confiando en que las condiciones mejoren para 2025.
Apuesta tecnológica en la banca
A pocas semanas de su llegada a México, Openbank, el banco digital de Santander liderado por Matías Núñez, ya comienza a perfilarse como un disruptor en el sector financiero. Con una propuesta tecnológica innovadora, el banco busca conquistar a cinco millones de usuarios en sus primeros cinco años, apalancándose en la inversión de Amazon Web Services (AWS), que desplegará su primera región de nube en México.
AWS, bajo la dirección de Rubén Mugártegui, anunció este año una inversión histórica de más de 5 mil millones de dólares para establecer un clúster de centros de datos en el país, con beneficios clave como residencia de datos local y menor latencia. Esto no solo asegurará el cumplimiento regulatorio de la CNBV, sino que también abrirá nuevas posibilidades de innovación para el sector financiero. Openbank, que ya ha trabajado con AWS en otros mercados como Estados Unidos, ve en esta alianza una oportunidad para acelerar su crecimiento y cumplir con las exigencias de los usuarios digitales.
El banco digital ya genera expectativas: a menos de un mes de operar en México, cuenta con 16 mil clientes potenciales en lista de espera. Si bien la región de AWS no estará operativa hasta inicios de 2025, Openbank ya se posiciona como una amenaza seria para la banca tradicional, prometiendo servicios ágiles, seguros y tecnológicos diseñados para un mercado cada vez más exigente.
Con esta estrategia, Openbank no solo apuesta por la tecnología y la innovación, sino también por un cambio en la manera en que los mexicanos interactúan con los servicios financieros.
La batalla por el propósito de la IA
Elon Musk ha llevado a OpenAI a los tribunales, acusándola de haber traicionado su propósito original como organización sin fines de lucro al convertirse en una empresa con fines de lucro respaldada por miles de millones de dólares de Microsoft desde 2019. Musk, quien cofundó OpenAI junto a Sam Altman hace nueve años y dejó la organización en 2018, sostiene que esta transformación ha convertido a OpenAI en un gigante que amenaza la competencia en el campo de la inteligencia artificial. Por su parte, OpenAI argumenta que este cambio era necesario para competir en un sector dominado por grandes actores tecnológicos. La disputa refleja visiones opuestas sobre el modelo de negocio y el futuro ético de la inteligencia artificial, planteando el dilema entre priorizar el beneficio social o los intereses financieros.