Incansable como siempre, el presidente Andrés Manuel López Obrador trabajó hasta los últimos días del año que acaba de concluir. El 30 de diciembre de 2022 ofreció un balance de la situación económica del país y del avance en los más importantes megaproyectos. El recuento presidencial condensa los resultados de políticas y acciones encaminadas al bienestar de las mexicanas y mexicanos.
Tenemos, para decirlo muy resumidamente, una moneda estable y no ha habido devaluaciones; se ha recuperado el salario y contamos con la más baja tasa de desempleo desde que se lleva registro.
Un resumen “de cómo estamos en general”, dijo el presidente. Es también, sin embargo, un seco desmentido, con cifras oficiales, de los augurios de desastre que ha lanzado la derecha incluso antes que iniciara el gobierno de la Cuarta Transformación.
Enseguida retomamos algunos de los datos y logros enumerados por el presidente.
En la conferencia matutina referida se informó que, al cierre de 2022, había 21 millones 462 mil trabajadores inscritos en el Seguro Social. Esto significa, entre otras cosas, que a lo largo del año anterior se crearon un millón de nuevos empleos. En las cifras ofrecidas por el presidente se hizo evidente el resultado de la reforma que eliminó la subcontratación, una medida que ya beneficia a cientos de miles de trabajadores que estaban sujetos a contratos temporales a fin de que no acumularan antigüedad y otros derechos.
Recordemos: la devaluación con Miguel de la Madrid fue de mil 600 por ciento, de 35.6 por ciento con Carlos Salinas, y así siguió con sus sucesores: 185 por ciento con Ernesto Zedillo; 19.3 por ciento con Vicente Fox; 12.8 por ciento con Felipe Calderón; y 60 por ciento con Enrique Peña Nieto.
En contraste, y pese a los malos augurios y recomendaciones (“¡compren dólares!”, decían en el arranque del sexenio), durante estos cuatro años el peso no se ha devaluado y sí, en cambio, se ha fortalecido en 4.6 por ciento con respecto al dólar.
Al cerrar el año anterior, el presidente se refirió también al esfuerzo de las mexicanas y mexicanos que trabajan en Estados Unidos y el invaluable aporte que realizan con las remesas que han tenido un crecimiento sostenido en estos años. La proyección hasta el mes de noviembre anterior es que este año se llegará a la cifra récord de 60 mil millones de dólares (una cifra que, para tener una idea, duplica los ingresos nacionales por turismo).
Las remesas, principal fuente de ingresos de nuestro país, llegan a 10 millones de familias mexicanas, que reciben un promedio de siete mil pesos mensuales.
En lo que hace a inversión extranjera tenemos también una cifra récord de 32 mil 147 millones de dólares. En 2022 nuestro país desplazó y se convirtió en el principal socio comercial de EU a escala mundial, por encima de Canadá.
Cuando se critica al gobierno de la transformación, los críticos malintencionados suelen obviar un hecho esencial: la pandemia que, además de haber tenido un altísimo costo en vidas humanas, significó una caída histórica en la tendencia de crecimiento. Poco a poco, con las medidas adecuadas, se ha ido revirtiendo esa caída y se retoma el camino del crecimiento.
Los famosos gasolinazos se conjuraron con la decisión de mantener el subsidio a los combustibles, que asciende a 15 mil millones de dólares. Tal decisión ha sido crucial para contener la inflación en un escenario mundial difícil, donde la mayoría de las naciones enfrentan problemas con el aumento de precios.
En la línea del combate a la inflación se promueve la producción de alimentos, con medidas como la entrega gratuita de fertilizantes a dos millones de productores, así como una serie de acciones para facilitar la importación de básicos.
En estos años han caído varios mitos neoliberales: uno, esencial, que aumentar los salarios acarrearía una indetenible espiral inflacionaria.
Como se sabe, el incremento al salario mínimo, que en lo que va de este gobierno alcanza 90 por ciento en términos reales, ha tenido efectos concretos en la economía de las familias. Al iniciar el gobierno de la transformación, un salario mínimo alcanzaba para comprar seis kilogramos y medio de tortillas, ahora es suficiente para adquirir 10 kilos 200 gramos.
La autora es diputada federal por la LXIV Legislatura.