Edna Jaime

Necesitamos rebeldes con causa

En la agenda de este gobierno no es tema nuestro federalismo disfuncional, pero por sus acciones y omisiones puede estar generando un efecto colateral que cimbre el estado de cosas.

La autora es directora de México Evalúa .

El 2019 está cerrando mal en la relación del presidente con los gobernadores y alcaldes. Esta misma semana el presidente sentó en el banquillo de los acusados a los gobernadores, señalando su poco compromiso con el modelo de seguridad que ha promovido. Algunos de los gobernadores señalados respondieron con tono burlón, criticando la estrategia. Semanas antes, en plena discusión presupuestaria, presidentes municipales que protestaban por el recorte de recursos a sus demarcaciones, fueron dispersados de muy mala manera. Así se llevan nuestros gobernantes.

Y las cosas no pintan para mejorar el año que entra. Hay muchos elementos que tensan esta relación, pero ninguno más filoso que el de los recursos. Y el próximo año habrá menos para la gran mayoría de estados y municipios. Las cosas se pueden poner todavía más difíciles si la bolsa de recursos para repartir se hace más chica. Y esto no es improbable. Las metas de crecimiento y de producción petrolera son bien optimistas en el Presupuesto 2020. Si no se alcanzan y el ajuste se da vía recortes al gasto, habrá sufrimiento.

Hay un par de temas adicionales de la mayor relevancia. El primero es que no habrá más asignaciones vía el Ramo 23. Este ramo de gasto, célebre por la discrecionalidad con la que se usaban algunos de sus fondos, era un salvavidas. Y un eficiente mecanismo para premiar y castigar desde la Federación a los estados. El segundo es el poco margen que tienen algunas entidades para endeudarse más. Justamente en 2009, año que nos afectó por la crisis económica mundial, los estados y municipios recibieron menos de la Federación porque había menos que repartir. Y para compensar, se endeudaron y mucho. Por eso creo que la situación puede ponerse bastante crítica.

Será muy interesante ver cómo se desarrollan las cosas en este 2020. Si se empiezan a generar las condiciones para comenzar a reconfigurar nuestro federalismo, o si se sigue por la ruta del deterioro continuo. Porque es un hecho que las cosas se pueden poner mucho peor antes de comenzar a enderezarse.

¿Qué podría ocurrir? Una primera opción es... nada. Y que sea el ciudadano el que sufra el deterioro en la provisión de algunos servicios públicos, porque es un hecho que los gobiernos tendrán menos dinero. Otra opción es que veamos a algunos gobiernos ser más agresivos con algunas de las facultades tributarias con las que sí cuentan, como la relacionada con el cobro de tenencia. Cobrar impuestos siempre conlleva costos, pero supongo que son inferiores a los que genera gobernar mal a causa de limitaciones financieras. Sería ideal, por otra parte, que una situación financiera difícil nos llevara al espacio de una discusión sustantiva sobre nuestro federalismo fiscal. Es un tema que ha estado presente desde hace muchos años, pero que no hemos querido abordar cabalmente porque, para decirlo con todas sus letras, ha sido bien cómodo para muchos el esquema vigente. El gobernador Corral de Chihuahua ha querido impulsar esta agenda y yo espero que tome vuelo con el transcurrir de esta administración.

La rispidez de la sesión del Consejo Nacional de Seguridad Pública es indicativa de que algo se mueve o de que algo se desacomodó. Lo primero, la arrogancia del presidente que pensó que podía gobernar este país sin la concurrencia de sus pares en las entidades. Por lo menos en el tema de la seguridad. Pero también veo a gobernadores, una coalición de ellos, saliendo de su pasmo, luego de la victoria tan contundente como la que llevó a AMLO a la Presidencia. Espero que no se trate de un envalentonamiento espurio, sin una agenda clara detrás. Y esa agenda debe abordar el tema de cómo nos organizamos mejor para resolver los grandes temas de este país.

Hay efectos colaterales que uno no anticipa. En la agenda de este gobierno no es tema nuestro federalismo disfuncional. Pero por sus acciones y omisiones puede estar generando un efecto colateral que cimbre el estado de cosas. Nada me gustaría más que salir del statu quo en esta dimensión de nuestra estructura política. Porque hemos pretendido vivir en un orden federal cuando tenemos un desorden federal. Por eso no vería con malos ojos que las partes se alebresten, que se incomoden con lo que tenemos y que se abran los espacios para diseñar algo mejor.

Ojalá que tengamos rebeldes con causa. Los necesitamos.

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