Opinión Eduardo Guerrero Gutierrez

El PJNG (Partido Jalisco Nueva Generación)

Una clave para entender los asesinatos de alto perfil en Jalisco tiene que ver con el proyecto político del CJNG.

En los últimos meses, la violencia de alto perfil ha cimbrado Jalisco. A fines del año pasado fue el asesinato del exgobernador Aristóteles Sandoval, en el bar Distrito 5 de Puerto Vallarta. El lunes de la semana pasada, 8 de febrero, se registró una balacera afuera del tradicional restaurante Los Otates, ubicado en la zona comercial más exclusiva de Zapopan, donde un hombre fue levantado. Ambos ataques ocurrieron en lugares que, en principio, deberían estar bien resguardados. Alguien, con toda seguridad vinculado al CJNG, se dio a la tarea de planearlos con sumo cuidado, de mover sus influencias para conseguir la ubicación de los blancos y, al menos en el caso de Distrito 5, de tejer complicidades o amenazar al personal.

Todavía no sabemos bien a bien qué fue lo que ocurrió en Los Otates. Algunos detalles centrales se han manejado con secrecía, como la identidad del hombre que fue levantado. Sin embargo, me aventuro a pensar que podría existir un hilo conductor entre el asesinato de Aristóteles Sandoval y la balacera del 8 de febrero, y que ese hilo pasa por los acomodos políticos rumbo a las elecciones de este año.

La primera clave para explicar lo que ha ocurrido en Jalisco en las últimas semanas es entender en qué andaba el exgobernador Aristóteles Sandoval. Lo que me dicen tapatíos enterados es que –en una de las muchas vueltas de la política– Sandoval había roto con el PRI y empezaba a construir su propia fuerza política, la cual apoyaría en lo inmediato a su antiguo rival, el actual gobernador Enrique Alfaro, de cara a las elecciones de junio próximo. De hecho, en las semanas previas a su asesinato, Sandoval estuvo operando fuerte para convocar a líderes sociales y empresarios a sumar esfuerzos con él y con Alfaro.

La segunda clave para entender los asesinatos de alto perfil en Jalisco tiene que ver con el proyecto político del CJNG. Hay indicios de que el Mencho y su gente también quieren entrarle de lleno a los comicios de este año. No olvidemos que durante la pandemia El Señor de los Gallos (como también se le dice al Mencho) se ha dedicado a promover su imagen personal por medio de la repartición de despensas, tanto en colonias de la Zona Metropolitana de Guadalajara como en localidades del resto de Jalisco. El CJNG también ha estado muy activo para conseguirle trabajo a gente que ha quedado desempleada en algunas comunidades del occidente del país.

El siguiente paso lógico es capitalizar el arraigo social que el CJNG ha consolidado el último año para garantizar que quienes se queden con las presidencias municipales se alineen con ellos; decirle a la gente que El Señor de los Gallos, ese mismo que reparte despensas y consigue empleos, recomienda votar por tal o cual candidato. Si el Mencho efectivamente está pensando en apadrinar candidatos, podría convertirse en el actor decisivo en las próximas elecciones. No sólo tiene recursos de sobra para financiar campañas. No hay que olvidar que, a diferencia de otros grupos criminales que han incursionado fuerte en política, como Los Caballeros Templarios en Michoacán y Los Rojos en Morelos, el CJNG tiene presencia nacional. De acuerdo con el monitoreo de Lantia Intelligence, recientemente se han reportado actividades del CJNG en 315 municipios dispersos en 28 entidades federativas (eso sin contar a las decenas de grupos locales que operan en alianza con el Mencho).

Por supuesto, el CJNG no está buscando obtener registro formal como partido. No lo necesita. Como otros grupos criminales que han incursionado en elecciones en años recientes, el grupo del Mencho es pragmático y no tendrá mayor empacho en acercarse a políticos de todas las filiaciones. Es por eso que la figura de Sandoval probablemente les estorbaba, porque se volvió su rival en la labor de cortejar a los liderazgos que mueven los hilos de la política local. Probablemente la decisión de asesinar a Sandoval fue tomada precisamente cuando el exgobernador comenzó a operar en Puerto Vallarta, una plaza dominada por el CJNG y por sus operadores financieros, Los Cuinis.

Lo que no se esperaban quienes ordenaron matar a Sandoval es que el gobierno de Alfaro tendría una respuesta tan contundente ante el asesinato de su aliado. En cuestión de semanas, la Fiscalía de Jalisco ha logrado lo que no pasa nunca con la mayoría de las investigaciones por homicidios. Se giraron órdenes de aprehensión, se capturaron sospechosos, se identificaron a los autores materiales del asesinato, incluso se obtuvieron sentencias condenatorias contra algunos de los trabajadores del bar que alteraron la escena del crimen. Ante los avances de la investigación, algunos personajes de la cúpula del CJNG probablemente sintieron pasos en la azotea y decidieron cubrir sus rastros. En este contexto, la balacera y el levantón en Los Otates probablemente tuvo el objetivo de desaparecer a una figura con demasiada información, antes de que hablara.

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