En reuniones grupales que he tenido con empresarios este inicio año les he preguntado cuáles son los principales factores que están inhibiendo el desarrollo económico de nuestro país, y entre las respuestas encuentro particular coincidencia en una: incertidumbre en el entorno.
Es claro que los empresarios toman decisiones basadas en información incompleta y al hacerlo toman riesgos, si tuvieran toda la información necesaria para tomar una decisión, no sería una decisión, sino una conclusión; no obstante, cuando el nivel de incertidumbre es anormal, esto puede tener impacto en la inversión y por tanto en la generación de empleos.
Alguien podría decir que no estoy hablando con los empresarios correctos, porque el tipo de cambio se ha apreciado este inicio de año. A mi me parece que hay una gran diferencia entre lo que motiva la inversión en los mercados de capital y lo que motiva la inversión nacional o extranjera directa, la que genera empleos. En la primera son los flujos de corto plazo los que interesan y dado el premio en la tasa de interés que se está pagando en México, no es extraño que tengamos flujos de capital y que con ello se aprecie el tipo de cambio; sin embargo, lo que hay que preguntarse es si se está generando la confianza necesaria para que el sector privado siga invirtiendo y generando empleos en nuestro país, teniendo en cuenta que más del ochenta de la inversión proviene del sector privado.
La parte macroeconómica yo creo que esta bien cuidada. En el documento de Criterios Generales de Política Económica se incluyen los riesgos internacionales que podrían afectar los ingresos y egresos del sector público, tales como la continuación de las tensiones comerciales, la profundización de los riesgos geopolíticos, condiciones más restrictivas en los mercados internacionales, y una desaceleración de la economía de Estados Unidos más fuerte que la esperada por el agotamiento del estímulo fiscal. También se incluye entre los riesgos la exposición a desastres naturales de gran magnitud.
Si bien existen estos riesgos, claramente identificados en el documento de criterios, el hecho de que el Paquete Económico haya sido elaborado de manera fiscalmente responsable, que los supuestos sobre los que se hizo sean conservadores y se disponga de herramientas para mitigar los riesgos, como el Fondo de Estabilización de Ingresos Presupuestarios, las coberturas petroleras, las línea de crédito con el FMI y el seguro catastrófico contra desastres naturales, justifica la confianza que despertó en los mercados financieros la presentación y aprobación del Paquete Económico. Si a esto añadimos el muy probable subejercicio en el gasto, es claro que salvo por circunstancias muy complicadas en lo internacional o errores muy graves de política económica interna, los riesgos macro están acotados.
No obstante, existen otros elementos que están generado incertidumbre para la inversión. Uno de ellos es la facilidad con que se cambian las reglas del juego hoy en día en nuestro país, como sucedió con el aeropuerto, sin justificación clara ni estudios serios. Algo similar está sucediendo en el sector de energía, donde el mensaje es muy diferente del que se derivó de la reforma energética; ahora se señala que la inversión va a venir predominantemente del sector público. A lo anterior hay que añadir que no existen contrapesos en el Poder Legislativo, lo que incrementa la posibilidad de cambiar las reglas del juego sin previo análisis y discusión.
También existe incertidumbre sobre cuáles serán las nuevas reglas del juego en muchas áreas. Lo normal es que cada seis años, cuando inicia un nuevo gobierno, se presenten cambios en la forma de gobernar y en las prioridades de la nueva administración, que tienen implicaciones para la inversión del sector privado: nuevos enfoques en materia de vivienda, turismo, campo o generación de energía, por ejemplo, estrategias alternativas para atender el medio ambiente, promover la innovación, captar ingresos fiscales, atraer inversiones o impulsar la participación del sector privado en proyectos de infraestructura, por mencionar otros.
En síntesis, en el contexto de un cambio no sólo de gobierno, sino de régimen, como dice el presidente, adquiere sentido de urgencia que la administración señale cuáles van a ser las reglas del juego, de forma tal que no se detenga la inversión y la generación de empleos.