En México hay al menos 42 millones de mexicanos con algún problema de visión. Se estima que para el año 2050 el 50 por ciento de la población en ese entonces requerirá de lentes para atender sus limitaciones en la vista. Hoy solo el 20 por ciento de quienes requieren de lentes para mejorar su vista los usan, según datos de un proyecto de jóvenes que pretenden coadyuvar a que la detección de problemas de visión no sea complicado.
No todos quienes lo necesitan tendrán posibilidad de atenderse como lo requiere el consejo de un profesional de la medicina y mucho menos para el caso de regiones aisladas en el territorio nacional.
Para una gran parte de mexicanos alejados de ciudades medias la posibilidad de asistir a un especialista y realizarse un examen de vista será materialmente imposible. Morirán sin ver correctamente.
Además, los aparatos hasta ahora disponibles no solo son muy pesados y difíciles de cargar y operar. Son especialmente caros. Su precio ronda los 35 mil pesos.
¿Cómo garantizar que un mexicano que requiere examen de vista al menos una vez por año pueda hacerlo sin complicaciones?
Tres muchachos de la Universidad Panamericana, Plinio Franco, Diego Ruiz y Diego Yaca, apoyados por la incubadora de alto impacto ILAB, consiguieron llegar a un dispositivo muy sencillo, muy económico (una décima parte de lo que el equipo "profesional" cuesta) y muy preciso. Se parece mucho a aquellos aparatitos que usábamos en los años sesenta para ver transparencias. ¿Los recuerda?
Eran una suerte de visores portátiles a los que se insertaba la transparencia y era posible verla por dos espacios por donde se colocaban ambos ojos. Había dispositivos que contaban con una suerte de carrusel de pequeñas transparencias que se cambiaban manualmente con una suerte de palanca a un costado del aparato.
El dispositivo, cuyo prototipo ya está en proceso de mejora, permite, mediante varias tarjetas, ir proporcionando datos que permiten llegar al diagnóstico respecto a la calidad de visión del paciente.
Hasta ahora los diagnósticos que se tienen gracias a este aparato portátil permiten asegurar que el dispositivo es plenamente confiable aunque aún falta un tramo que recorrer si se quiere perfeccionarlo para llegar al mercado. Hoy está integrado con partes de plástico y de cartón.
El propósito, entre varios, es contribuir a que los mexicanos que requieren de atención del oftalmólogo y optometrista puedan encontrar un diagnóstico correcto y a muy bajo precio o permitir que instituciones públicas de salud puedan tener uno de estos dispositivos a la mano sin que el proceso de verificación de la vista de los pacientes o asegurados no requiera inversiones estratosféricas.
Ya veremos cuando lleguen ya al dispositivo prototipo definitivo.
Lo que más entusiasma es que hay soluciones a los problemas que enfrenta el país y que esas soluciones son buscadas por las nuevas generaciones.