La siguiente es la relación de un caso como cientos que han de existir en México y que demuestra el escaso compromiso y respeto que tienen algunas autoridades por los pequeños negocios a quienes pretenden servir.
Se trata del mantenimiento a fondo de una calle de menos de 200 metros de largo en donde coinciden 58 negocios hoy en riesgo de quiebra porque mientras que la autoridad prometió la terminación de la obra en dos meses y medio prácticamente se ha cumplido el plazo sin que el asunto vaya siquiera al 40 por ciento de avance.
Se trata del municipio de Yautepec, Morelos, cuyo Presidente es Agustín Alonso Gutiérrez. El funcionario comprometió obra de reconstrucción de una calle de eminente vocación comercial que da entrada al fraccionamiento de Lomas de Cocoyoc. Esta calle, de nombre Estación Vieja había sido muy maltratada por el constante paso de vehículos de carga y pesados.
La cantidad de baches, a lo largo de los años, se convirtió en un problema serio para la comunidad y para fraccionamientos colindantes. Por la presión de la ciudadanía, antes del proceso electoral, la autoridad municipal accedió a realizar ese proceso de mantenimiento a fondo.
Inicialmente el compromiso era iniciar la obra precisamente cuando comenzaba la Semana Santa por lo que los vecinos solicitaron al municipio a retrasar el inicio de los trabajos para evitar problemas a los paseantes en ese ciclo vacacional que es la mejor del año en términos de venta.
Del 19 de marzo, tanto por la Santa Santa como por el Carnaval de Oaxtepec, el inicio de los trabajos se corrió al 28 de mayo sin que los vecinos hubieran recibido lo que la constructora había comprometido: una vista virtual de cómo quedaría la calle una vez concluidos los trabajos a fin de que los involucrados directamente pudieran expresar sus puntos de vista y sus sugerencias.
El caso es que las obras se suspendieron antes de 10 días de haberse iniciado. Las maquinarias de la constructora estuvieron paradas durante casi dos o tres bajo el argumento de que no habían camiones para llevarse el pavimento retirado. Hubo varios días en los que ningún trabajador de la constructora pisó la obra.
Luego el pretexto fue otro: que los vecinos no habían resuelto la colocación de sus conexiones de drenaje y agua potable dándose la opción de que cada quien contratara a albañiles y pagaran por los trabajos o que los trabajadores de la propia constructora en horarios distintos a los de sus jornadas de trabajo regulares, pudieran ayudarles a estas labores pagando por ello mil pesos por cada conexión (dos mil pesos de cada negocio) más los materiales que exigieran las labores.
Presionados por los vecinos en varias juntas informativas, la constructora pudo colocar grava y realizar aplanados luego de los cuales volvieron a romper lo realizado para hacer parcialmente los trabajos de introducción de las conexiones mencionadas. A la fecha, próximo a los dos meses y medio de haberse iniciado las labores de reconstrucción, las conexiones a los servicios de drenaje y agua no han sido concluidos, se han perfilado las banquetas con dos metros y medio de ancho cuando los vecinos habían solicitado que fueran de metro y medio (cabe mencionar que antes no había banquetas formales) y el asunto de la colocación del cemento no tiene para cuando realizarse, aunque se anticipa que la carpeta asfáltica o de cemento será de 15 centímetro cuando constructores externos afirman que aún de 30 centímetros resultaría frágil para soportar el tránsito de camiones de peso elevado.
En el trayecto de esta experiencia de los 58 negocios al menos 20 ya afirman que están cerca de verse en la necesidad de cerrar porque las ventas se han reducido hasta en más de 90 por ciento. Dentro de los afectados está una Bodega Aurrera y una sucursal de Banamex. Hay varios negocios que han tenido días de cero ventas y ya ha habido empresarias que han caído al escombro por la ausencia de terrenos parejos.
Los negocios de esa estación vieja conceden un aproximado de 200 empleos directos y se estima que de tener que cerrar sus puertas al menos 50 empleos permanentes serían cancelados ya que se tiene la experiencia de una calle paralela, de nombre San Juan, que vivió exactamente una experiencia similar.
La reconstrucción de esa calle, de una extensión aproximada de 280 metros, duró seis meses y a más de seis meses de haberse terminado hay negocios sobrevivientes a la experiencia que no han vuelto a recuperar el nivel de ventas que tenían antes. Ya para ahora alguna parte de esa vía muestra riesgos de fracturas.
El asunto pues ya no quedó en los dos meses y medio comprometidos y siguiendo la experiencia del trabajo en la calle paralela los comerciantes descuentan que la reconstrucción pueda llegar al menos a los cuatro o cinco meses, un tiempo que los negocios no pueden aguantar porque los que están rentando no han visto reducidas los montos de sus rentas.
Vale la pena mencionar que el municipio no construye, pero tiene todas las armas legales necesarias para obligar a la constructora a cumplir lo que comprometió ante la ciudadanía quien es la que paga en realidad las obras.
Una autoridad de lado de los negocios formales y de la creación y sostenimiento del empleo no puede tolerar que una constructora, cualquiera que sea, en casi dos meses y medio de "trabajos" haya acumulado más tiempo sin hacer nada que realizando los trabajos comprometidos. No puede tolerar que los vecinos sean los que paguen por sus conexiones a servicios básicos y que sean en horarios de trabajo normal cuando se ejerzan esas obras.
Impotentes ante la poca seriedad de la constructora y la laxitud de la autoridad municipal los locatarios y comerciantes, los empresarios de esa calle constatan una vez más la falta de compromiso de las autoridades. Antes de la elección federal prometieron "perlas de la virgen" y ahora quién los encuentra.
Un caso, lamentablemente, que no es único en este país; Municipios vs. Pymes.