Universo Pyme

"Viva México, cab..." en Chicago

Los mexicanos hicieron sentir su presencia en Chicago y precisamente en la parte frontal de un edificio que en letras grandes tiene un apellido: TRUMP.

Hicieron rugir sus motores, tocaron casi sin cesar sus cláxones de esos autos que no eran de marcas menores o potencias pequeñas. Los mexicanos hicieron sentir su presencia en Chicago y precisamente en la parte frontal de un edificio que se encuentra en la ladera del río Chicago que tiene con letras grandes grandes el apellido del actual presidente de la Unión Americana: TRUMP.

Tomaban por la avenida Lower Waker que hace esquina en Av. Michigan, cruzaban el río hacia la Magnificent Mile y en la calle de Ohio daban la vuelta en U para cumplir una suerte de circuito.

Muchos transeúntes, al margen de lo que pasaba o de lo que evidentemente se festejaba, se quedaban absortos. Era demasiado escándalo para la tranquilidad de esa ciudad, tercera en importancia en la Unión Americana.

Y así lo hicieron desde la noche del 13, lo repitieron la noche del 14, de manera muy generosa y hasta temprano del día siguiente la noche del 15 e incluso lo volvieron a hacer la noche del 16.

Para que no quedara duda.

La comunidad mexicana en Chicago no es pequeña. Es una minoría étnica muy relevante y fuerte. Sobre todo en el área de comercio y servicios es muy difícil encontrar un negocio grande que no cuente al menos con un mexicano.

Los y las encontramos en casi todos los restaurantes e incluso manejando taxis como el caso de un paisano del estado de Guerrero que pedía a sus compatriotas dar crédito a López Obrador: "las cosas van a cambiar porque no podía seguir igual; dénle chance no sean gachos"

Ese mexicano lleva más de 10 años en Chicago y dice que gracias a su labor como taxista sus hijos estudian la carrera en La Salle en Acapulco. "El esfuerzo lo hacemos los padres porque casi nada de lo que gano lo disfruto yo, más del 80 por ciento de la lana se va para la educación y manutención de mis muchachos".

Y así le podemos seguir con Erika quien trabaja en una pizzería en el Outlett de Aurora, o con el dependiente de la tienda Levis quien nació en Iguala, o la trabajadora de Bath and Body de Veracruz o los paisanos del hotel de Double Tree de la calle de East Ohio.

O Mario que trató de hacer caso omiso a nuestra plática en Español y que siguió hablando en Inglés para preguntar al último que de dónde éramos y confirmar que él era de Aguascalientes. Él, como todos los meseros en una tienda de hamburguesas en la parte final de Av. Michigan, donde termina el Grant Park que sigue al Millennial Park.

Por eso los jóvenes que se subieron a sus autos hicieron rugir sus máquinas y tocar de manera incesante el claxon de sus vehículos para transitar por el frente de las posiciones inmobiliarias del presidente de la Unión Americana que más ha demostrado su aversión hacia lo mexicano y su desprecio hacia nuestra raza y los migrantes que en su país generan riqueza por más que él insista en negarlo.

Todos los autos llevaban sus banderas medianas o grandes y las sacaban por el quemacocos o bien por las ventanas laterales.

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