Universidad Iberoamericana de Puebla, Puebla contra la Corrupción e Impunidad.
No cabe duda que es importante revisar nuestros signos vitales con cierta periodicidad. Es necesario tener diagnósticos fidedignos de cómo estamos. Al igual que en los reportes de las revisiones médicas que realizamos con cierta frecuencia, en que se señalan los rangos máximo o mínimo que es recomendable en cada indicador del check up, en el caso de la condición del país se puede valorar qué tan bien estamos comparando sus signos vitales con los de otros países. La organización Signos Vitales acaba de publicar su último reporte denominado ‘Estancamiento y regresión. México y el mundo’ (https://signosvitalesmexico.org.mx/reportes/), el cual hace un diagnóstico integral de la situación del país a tres años de gobierno, y muestra evidencia del lugar en que se encuentra México en el concierto internacional.
Nuestra democracia y los valores democráticos están en vilo. En el Democracy Index de The Economist, México retrocedió de ser una ‘democracia con problemas’ a un régimen ‘híbrido’, con tendencia al autoritarismo. La pérdida de libertades que hemos sufrido está documentada por Freedom House, la cual señala que México obtuvo 61 puntos en una escala de 100. Las razones para este puntaje, que se asemeja al de Albania, Bután o Bolivia son la penetración del crimen organizado en esferas gubernamentales, los altos niveles de inseguridad, la falta de transparencia, la ineficiencia y corrupción judicial, la pérdida de autonomía de poderes como el Judicial, y la crítica situación de la libertad de expresión y de las organizaciones no gubernamentales. Para Reporteros sin Fronteras, México se ha vuelto el país más peligroso para ejercer el periodismo en sociedades que no tienen conflictos bélicos. Y la corrupción sigue galopante. Más allá de los escándalos de la familia presidencial, el índice de percepción de corrupción, elaborado por Transparencia Internacional, muestra que México se encuentra en el lugar 124, colocándolo entre los países más corruptos del mundo.
Muchos hemos denunciado la pésima gestión de la pandemia en México a nivel global y el reporte lo corrobora. Con un total de 300 mil 386 muertes oficialmente confirmadas por COVID, nos posicionamos en el quinto lugar a nivel mundial, donde 20 por ciento de los decesos han sido trabajadores de la salud (el porcentaje más alto del mundo). De igual forma, hemos sufrido un exceso de muertes de 54.8 por ciento en comparación con las reportadas de 2015 a 2019, el porcentaje más alto entre los países de la OCDE. El número de muertes llegó a 4 mil 456 por millón de habitantes de acuerdo a cifras oficiales, lo que coloca a México en el país con más muertes excedentes en el mundo durante la pandemia. Por ello, la esperanza de vida al nacer disminuyó 2.5 años para mujeres y 3.6 años para hombres en 2021. Un retroceso no visto desde la Revolución mexicana.
El rezago en educación por la pandemia y su mala gestión también es notorio. De acuerdo a un informe de la UNESCO, UNICEF y Banco Mundial, los datos de Brasil, Paquistán, India rural, Sudáfrica y México muestran pérdidas sustanciales en matemáticas y lectura. Dicho informe demuestra que, en algunos países, las pérdidas promedio de aprendizaje son proporcionales a la duración del cierre de escuelas. Debemos recordar que México mantuvo cerradas las escuelas durante 14 meses, por lo que los resultados revelan pérdidas de aprendizaje significativas en los niños de 10 a 15 años de edad en México. Ello implica destruir peldaños de la escalera que brinda movilidad social y que tendrá repercusiones en varias generaciones de niños mexicanos.
El panorama en la contaminación y la protección del medioambiente ha sido patético desde hace años y ha empeorado. En 2016, México se colocó en el sexto lugar de los países con mayor huella hídrica (678.8 mil millones de metros cúbicos por año) en el mundo, y en 2020 se ubicó en el lugar 24 de los países con mayor nivel de estrés hídrico. No hay agua y la que hay es de baja calidad. En 2019, México se colocó en la séptima posición internacional de residuos por año y número dos en Latinoamérica, con 53.1 millones de toneladas. El río Bravo ocupó el cuarto lugar entre los afluentes más contaminados del mundo. México y Brasil son los únicos países de América Latina en el ranking de los 15 que más emiten dióxido de carbono (CO2). En 2020, México se posicionó como el tercer país en América Latina con mayor contaminación del aire. Del ranking de las 15 ciudades evaluadas con mayores niveles de contaminación en la región, nueve son mexicanas. El abandono del cuidado del medioambiente y de nuestros recursos es evidente.
Y no hablemos de la economía. México retrocedió una posición en la economía mundial (lugar 15 a 16), y el ingreso por habitante se contrajo -9.3 por ciento en 2020, más que el -7.5 por ciento que promedió América Latina, o -4.0 por ciento de América del Norte. En 2020, México es el octavo país con mayor pobreza de los 36 miembros de la OCDE. El retroceso es claro.
Todos estos datos reflejan una situación de estancamiento y regresión en el país. Es difícil ser optimista ante la debacle que estamos presenciando en prácticamente cualquier rubro. La condición del paciente es, por decir lo menos, delicada.